A 41 años del lanzamiento de Metal Box, un hito cultural revolucionario

Por Marcelo Simonetti

Hace algunas semanas John Lydon / Johnny Rotten estuvo en el ojo de la tormenta en todos los medios de prensa y redes sociales por explicitar su apoyo a Trump en las elecciones estadounidenses. A propósito de esta polémica y del aniversario de la salida de Metal Box, la obra cumbre de Public Image Limited, Marcelo Simonetti se mete a fondo en la polémica sobre la auténtica revolución cultural que implicó el post punk. ¿El verdadero potencial subversivo de un artista está en su obra o en sus declaraciones?

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Hace algo más de ochenta años se inició un debate dentro del marxismo y la intelectualidad de izquierda acerca del arte. Había una posición “oficial”, donde el Estado comunista supervisaba todas las expresiones artísticas que podían surgir de los sectores populares y medios y otra que la confrontaba de manera abierta y dura, encarnada en León Trotsky. Para avanzar en esa posición, desde el exilio Trotsky se vinculó a artistas varios y elaboró un manifiesto con el surrealista André Bretón. Allí, plantean que el arte no es ni de izquierda ni de derecha y que siempre es expresión de las condiciones generales en las que vive la sociedad y las particulares del artista. Años antes ya había publicado un libro al respecto llamado “Literatura y Revolución”. Allí, sostiene que la creación artística es “una deformación, una alteración y una transformación de la realidad según las leyes particulares del arte”

Sin dudas que la posición más extendida socialmente en todo el mundo (como sucedió en todos los ámbitos) fue la del estalinismo y su “proletkult” (arte proletario), que en nuestro país hizo furor en la década del 70 con la canción popular, la trova cubana, etc. Aún hoy, en las corrientes de opinión se le da mayor importancia a las opiniones de los artistas que al propio arte. El 22 de enero del 2011, con motivo del 50 aniversario de la muerte de Louis Ferdinand Céline, el letrado Serge Karsfled solicitó al titular de Cultura del Gobierno francés “renunciar a echar flores sobre la memoria de Céline, de la misma forma que Mitterrand se vio obligado a no depositar un ramo sobre la tumba de Pétain” (cabeza del régimen colaboracionista de Vichy a la vez que “héroe” militar de la primera guerra mundial). Céline, que ciertamente había apoyado al nazismo, es autor de una de las novelas más sensibles y extraordinarias del siglo XX, Viaje al fin de la noche. Trotsky, en las antípodas del pensamiento de Céline, consideró sobre ella: “Céline entró en la gran literatura como otros entran en su propia casa”. Y agregó: “Viaje Al Fin De La Noche, novela de pesimismo, dictada más por el espanto ante la vida y el hastío que ella ocasiona que por la rebelión”. Y luego: “Aunque estime que nada bueno saldrá del hombre, la intensidad de su pesimismo lleva en sí el antídoto. Céline, tal cual es, es fruto de la realidad y de la novela francesa. No tiene de qué avergonzarse. El genio francés ha encontrado en la novela una expresión inigualada”.

Más de ochenta años después alguien a quien solemos citar en Sonámbula, Mark Fisher (crítico y teórico de la cultura, ensayista) va más allá en las ideas de Trotsky. Para él lo que diga el artista no tiene ninguna importancia. Es la obra la que hay que complejizar, la que habla por él y por su tiempo. Por eso, para Fisher la última etapa de grandes convulsiones culturales es la exige una mirada más atenta: el punk y su hijo natural y predecible, el post punk. Lo que sigue después en la cultura es solo reflejo del realismo capitalista como la única forma popular de expresión vigente. Un reciclado aggiornado y cool de las viejas expresiones rejuntadas.

La caja de metal

De allí la importancia de reflexionar sobre el aniversario de sobre Metal Box (que salió a la venta un 23 de noviembre de 1979), Public Image Limited y el cerebro detrás de ellas. Johnny Rotten nunca fue un lúcido declarante o un tipo que se haya destacado como cultivado intelectual. Por eso uno puede prescindir absolutamente de sus declaraciones. ¿Alguien recuerda alguna acción o afirmación política concreta lo suficientemente argumentada que haya salido de sus labios?

Pero Rotten sí fue la cara visible de no uno sino de ¡dos! estallidos consecutivos contra la cultura popular establecida desde el mainstream. Incluso el segundo puede entenderse como revulsivo del primero, siendo Metal Box de 1979. Se trata del segundo disco de Public Image Limited y es su obra cumbre.

Si bien los Clash fueron la cara comprometida, panfletaria y consciente de la explosión de jóvenes desempleados y antimonárquicos del Reino Unido, no eran la síntesis del movimiento en sí sino apenas la pequeña porción que se lleva la intelligentsia en cada suceso. Es más, cuando despegan del punk para ir a buscar otros géneros más antiguos con London Calling y acentúan su izquierdismo es cuando generan el mayor reconocimiento. Pero el punk fue mayoritariamente ira y desesperación, fue lo que el slogan de Rotten le dio al movimiento: “No Future”.

Sumergido en problemas internos y decepcionado por la pronta parodia de sí misma en que se había convertido la escena, Rotten da el portazo en un último show con los Sex Pistols donde dice antes de despedirse: “¿Alguna vez se sintieron estafados? Buenas noches”

Muy poco después sale el primer disco de Public Image Ltd., que resulta ser una transición entre el apenas nacido y ya viejo punk y la nueva criatura mucho más deforme e impredecible que estaba gestándose. Para el segundo disco de la banda, Virgin considera que Lydon reúne todas las condiciones como para convertirse en una nueva estrella del mainstream y le alquila el lujoso estudio “The Manor” en Oxfordshire. Una inversión gigantesca que reflejaba las expectativas económicas de la compañía.

Pero en un fuerte contraste con esto, la banda no tenía dinero. Por lo que no habían ensayado ni una sola vez cuando entraron al estudio y no tenían la menor idea de lo que iban a hacer ahí. Rotten ya se había gastado lo poco obtenido con Sex Pistols en una casa en la zona más pobre del Chelsea londinense y vivía ahí con casi toda la banda y amigos de toda la vida, con los que organizaba fiestas llenas de marihuana y speed que duraban días. Si había algo alrededor de lo cual la banda se entendía, era el reggae, y particularmente el dub. La música sonaba hasta el día siguiente, con los más notorios artistas negros del género poniendo discos y conviviendo con la banda, soportando las redadas y razias policiales constantes.

Y es con esa música en la cabeza que la banda llega al estudio. Cuenta Lydon: “Virgin envió un productor famoso para que nos ayudara. Había trabajado con los Rolling Stones y eso fue un grave problema. Habíamos ido a “The Mansion” para hacer una o dos canciones, y se puso a decir que no podías meter tanto bajo en un disco. Ridículo. Pues claro que se puede. Así. Así es como se puede. El tipo siguió discutiendo con nosotros así que me subí a la mesa de mezclas con mis botas de puntera de acero y destruí todos los botones. Le dije que no estaba ahí para que me dijera lo que tenía que hacer”. Y sigue: “Queríamos romper todas las reglas, todas las disciplinas. Era como abrir una juguetería a cuatro niños que nunca hubieran visto un juguete. Queríamos que el bajo bramara y que te destrozara los oídos. Hay partes en las que parece que estamos utilizando algún recurso electrónico, pero en realidad es una grabación de la tele a dos pistas que hemos acelerado o ralentizado. Es un trabajo muy abstracto.”

A lo largo de la grabación Lydon se encarga de teclados que aprendió a tocar ahí. Jah Wooble toca unos bajos de volumen sideral sacados directamente del dub que escuchaban a diario y Keith Levene se despacha con un sonido metálico y desconcertante a partir de la guitarra “Veleno” que usó en el estudio, totalmente hecha de aluminio. Usaron tres bateristas en más de media docena de estudios.

Tan extremo y singular fue el disco y todo lo que había alrededor de él que a Rotten se le ocurrió que debía ser triple, seis lados de 12 pulgadas, que giraran a 45 RPM, a pesar de que las 12 canciones suenan en una hora. Según Lydon, el motivo era que de ese modo los graves suenan aún más potentes, como en los famosos discos de dub previos a los larga duración que la banda tanto escuchaba. Para que la apuesta sea aún más desconcertante, se embarcó en el proyecto de que salieran en una lata redonda y gris como las que portaban los viejos filmes. Tres discos sin tapa, adentro de un container de películas que apenas puede abrirse. El chiste les iba a costar caro, les avisó Virgin. Iban a descontarle 60.000 libras del adelanto de regalías del disco. Debían pagarlo ellos. Y Rotten acordó, porque era la única forma de que el disco salga.

Las letras de Lydon se hicieron a partir de éste álbum mucho más crípticas y abrasivas. Abre con “Albatross”, que dura nada menos que 10 minutos y 34 segundos y está dedicada a su archienemigo del ambiente musical de la época, Malcolm McLaren, manager de Sex Pistols. Allí defiende la ruptura intempestiva con su anterior banda y con el movimiento que había liderado y, al igual que en el resto del disco, nunca se sabe si canta, lee, grita o rezonga entre dientes para sí mismo frente al espejo.

El corte de adelanto fue “Death Disco”, luego rebautizado “Swan Lake”. Nada más disruptivo. En ese momento la música disco era furor en las pistas de baile y Virgin estaba expectante con la posibilidad de que Public Image Limited fuera su próxima estrella de masas. Pero a Lydon se le ocurrió lanzar como simple un tema “bailable” (si se puede llamar así) que relata los últimos minutos de vida de su propia madre. Mientras grababan la mamá de de Johnny es internada con cáncer de estómago y él iba a visitarla a diario. Ella le pidió en su lecho de muerte que le componga una canción, ante lo que él un día le cantó los primeros versos de “Death Disco”. Al respecto cuenta: “Sólo llegué a tocarle un esbozo. Ella intuía lo que yo quería. Tuve que resumírsela un poco, porque lo que había escrito abordaba la muerte de una manera muy directa y yo quería que ella pensara que se trataba del desafío que supone una enfermedad. Era mejor enseñarle un esbozo con letras sin terminar que el tema en toda su crudeza: te estás muriendo. De cualquier modo creo que ella entendió e igualmente se mostró muy feliz. Era el espíritu irlandés en ella, de nunca mostrar debilidad”.
“Death Disco” causó una gran confusión. Una base bailable de bajo atronador llena de disonancias encima que describía los últimos momentos de alguien en su lecho de muerte. Por supuesto no la pusieron en las radios, ni siquiera en el programa de John Peel.

“Poptones” es un viaje enfermizo y aletargado de casi ocho minutos de un bajo que parece que estuviera queriendo salir de un túnel y sale disparado contra una pared y después la otra, y después prueba en la primera y en la segunda otra vez. Esta vez la letra está basada en “una noticia del Daily Mirror, de una chica que fue secuestrada, atada y metida en la parte de atrás de un auto y llevada al bosque y allí violada por un par de hombres. Los tipos tenían un pasacasette donde sonaba todo el tiempo la misma canción pop. La chica recordaba la canción y esto, junto a los detalles del auto y las voces de los hombres, fueron las pistas que ayudaron a dar con los abusadores. Detuvieron un vehículo de esas características, y en el pasacasette estaba aún sonando la misma canción”.

“No Birds Do Sing” toma versos de un poema de John Keats, “La Belle Dame sans Merci”. La canción parece el sonido que debiera tener un cataclismo o la caída en un pozo sin fin. Mientras, Lydon recita como un moribundo sobre la “abigarrada aglomeración de sutiles accesorios” de la vida en los suburbios y el adormecimiento fastidioso de la “insípida opulencia ociosa planificada”.

Un hito cultural

El disco triple en su aparatoso y triste contenedor fue lanzado el 23 de Noviembre de 1979 y fue recibido con un sinfín de alabanzas. Como botón de muestra, Lydon llegó a la portada de la New Musical Express (NME) pero adentro no había ninguna entrevista sino apenas la crítica del disco.

Con el correr de los años fue considerado “el primer disco de post-punk”. Si bien en lo estrictamente cronológico Unknown Pleasures de Joy Division salió cinco meses antes, Wire ya había editado tres discos (dos dentro del género) y Gang Of Four también había lanzado Entertainment unos meses antes, es Metal Box el que rompe radicalmente con el esquematismo repetitivo del punk y crea senderos nunca antes explorados en la música. El disco también es mencionado a lo largo de los años como una muestra rotunda del más inclasificable avant-gard y fue considerado por la revista NME como el primer disco de “Post-Rock” de la historia. Después de Metal Box, una andanada fenomenal de bandas alrededor del punk pegaron el salto hacia la experimentación y montones de bandas nuevas se animaron a este nuevo género sin contornos.

Lógicamente, no era eso lo que esperaba Virgin. Pero eso es otra historia. Lo que importa es el hito cultural que implicó. Durante el mismo año 1979, el 8 y 9 de septiembre se desarrolló el primer festival indie de la historia de la música, también denominado el “anti-festival”. Se llamó “Futurama – Sci Fi Festival” y reunió a todas las bandas que se apelotonaban a la salida del punk rock en lo que se empezaba a denominar post-punk. Fue en la ciudad de Leeds, urbe eminentemente obrera, llena de jóvenes desocupados. La propuesta, tan artesanal como caótica, constituyó una oportunidad única para afirmar la personalidad y perspectiva del movimiento juvenil que manifestaba la frustración y la falta de salidas ante una realidad opresiva y un Estado omnipresente y elitista. También el fracaso inmediato anterior de la revuelta del punk para hacer volar el andamiaje del mainstream, inmediatamente devorado por el mismo y escupido como peinado cliché para MTV.

El post punk fue, como reacción a la rigidez del punk, una explosión de experimentación y formatos a veces difíciles de relacionar entre sí que volvían a poner al arte en el centro, como recurso de expresión por encima de los discursos. En esas dos de Futurama, el cartel reunió a Public Image Ltd., Joy Division, The Fall, Adam & The Ants, Cabaret Voltaire, Echo & The Bunnymen, Dead Or Alive y otros. The Cure y Wire iban a ser de la partida pero sus shows fueron cancelados. Public Image tocó con Lydon dando de a ratos la espalda al público, mostrando parte de lo que sería Metal Box en circunstancias caóticas, según reconoció el propio autor: con los temas a medio componer y con la gente subiendo y bajando del escenario, entrando a los camarines, robando instrumentos y durmiendo en cualquier parte, sin mencionar el pésimo sonido de todo el festival.

Según escribió el periodista de The Guardian Dave Simpson, Futurama fue el evento que cambió su vida. La diversidad y lo extremo de las propuestas, muchas de ellas apelando a distintas artes más allá de la propia música, incluyendo perfomances teatrales, filmes confeccionados especialmente para los shows, maquillajes con reminiscencias románticas, en el marco de la ambigüedad y la androginia reinantes le abrieron un mundo que no conocía. “Fui a Futurama gustándome Sham 69. Salí rechazando todo lo que sabía, habiéndome dado cuenta de que la música podía ser sobre poder, pasión, psicología, incluso lo genuinamente futurista, y ser mucho más que «entretenimiento». Ese principio da color a mis pensamientos sobre la música hasta el día de hoy. Si no hubiera ido, es casi seguro que ahora no estaría escribiendo sobre música para ganarme la vida, y mucho menos aún experimentando la emoción única de ver bandas”.

Futurama siguió desarrollándose en la ciudad de Leeds durante cinco años, hasta 1983, incorporando a sus line ups a lo que después dio en llamarse al subgénero “goth” y acogiendo a todas las bandas que dieron vueltas alrededor del género para constituirse en el primer evento de contracultura independiente de la historia de la música popular.

Quizás en lo referente a la cultura popular mundial es mejor recibido y aparece con mucha mayor facilidad en las noticias o las redes sociales un comentario progresista o sensible de las rutilantes y fugaces figuras que ocupan los titulares de los diarios de todos los colores, pero ¿cuántas expresiones artísticas han sido tan lúcidas, revulsivas y precursoras como esta en nuestra historia reciente? ¿Y cuántas que podemos enumerar que anticiparan y reflejaran al realismo capitalista reinante como esa corriente de la que Metal Box fue el abanderado?