Fazioligate: El día que Nick Cave intentó vender su alma por un piano

Por Marcelo Simonetti

Marcelo Simonetti traduce y comparte el increíble ida y vuelta que generó Nick Cave cuando, luego de su reciente concierto Idiot Prayer, en su blog se declaró dispuesto a vender su alma por un piano Fazioli («el instrumento más bello que jamás haya tocado»), los patéticos intentos de su manager para conseguirle uno, la andanada contra la empresa fabricante y el crowfunding de los fans y la resignada estrategia final del «mejor compositor de su tiempo». 

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El evento cultural del año fue quizás la informatización forzosa de los lazos sociales. Por ende, del arte. Para los que estamos acostumbrados a transpirar, abrazar y cantar a coro con la garganta hirviendo es un cambio quirúrgico, rotundo. La pantallita es eso y nada más. Por más que el que propone arte se esfuerce, todo es demasiado aséptico. Salvo que…

Nick Cave anunciaba el comienzo de la gira de presentación de Ghosteen para abril de éste año. Iba a girar por estadios aún más grandes que en su gira anterior. Si bien siempre fue un sólido artista de culto bien tratado por la crítica y tuvo en 1996 algún atisbo de notoriedad masiva, recién en los últimos diez años su figura explotó masivamente, más allá de que los grandes medios culturales del mundo entero lo sigan ignorando. Curiosamente, cuando más minimalistas son sus entregas y más profundo susurra sus penas y cavilaciones, más se ensancha su auditorio.

En este caso, los rumores hablaban de una gran producción que incluía un coro gospel (como ya lo había hecho en 2004 y 2005, cuando presentó Abattoir Blues/Lyre Of Orpheus, para llenar el “vacío” que dejaba la guitarra de Blixa), lo que hubiera llevado a una nueva transformación de las canciones de su repertorio, que nunca parecen estar definitivamente domesticadas.

Pero, como sabemos, la vida en éste mundo fue cancelada durante un tiempo. Como el resto de los artistas, el australiano pateó un año sus planes en vivo. Y hace un mes anunció el streaming de un concierto que dio en soledad en el Alexandra Palace de Londres.

La locación elegida por Cave nos habla un poco de sus intenciones. El lugar fue construido en la década del 70 del siglo XIX y tiene una capacidad para 10400 personas. ¿Por que alguien alquilaría semejante caverna lujosa para contar unos cuantos dolores en la más extrema soledad y armado sólo de un piano? Si es un streaming en clave de saludo mediático, ¿para que pedirle a su amigo cineasta John Hillcoat (que ha filmado películas con guiones del australiano) que le recomiende a un director y contratar a irlandés Robbie Ryan? Mientras la mayoría de los colosos ponen en rotación viejos shows o cantan desde el dormitorio de sus mansiones, Cave idea un evento que sea tanto signo de su arte como de los tiempos que corren: un director de cine, un recinto gigantes, completa soledad y un piano majestuoso desgranando, desarmando y reconstruyendo canciones de casi todos sus discos de los últimos 35 años. Con su esposa Susie, diseñadora, como directora creativa. Hasta el nombre del evento, sacado de una de sus canciones, tuvo una fuerte simbología relacionada con nuestra actualidad: “Idiot Prayer”.

El show se transmitiría por única vez para después desaparecer y nunca ser editado, como ya ocurrió con “Distant Sky”, sin posibilidades de adelantar o retroceder la cinta, en tres horarios para distintas partes del planeta. Aunque, claro, las habilidades y la voracidad de los fans suelen burlar todos los mecanismos de seguridad cibernética.

El tronco de la hora y media al piano fueron seis canciones de Boatman’s Call, su disco de 1997, incluida la que le dio su nombre al film. En el único momento donde se dejó ver parte del equipo de filmación fue durante la interpretación de «Higgs Boson Blues».

Cuánto más dramático es el momento, cuando la angustia parece llegar al clímax, siempre Nick encuentra la forma de sonreír, de llenar todo de ironía y de mostrarse, quizás calculadamente, humano. Como cuando pifia en el final de un tema y se ríe. Se ríe y la risa retumba en la soledad del recinto que su voz quiebra. Y el piano: todo el tiempo se lee en la madera lujosa bajo sus manos, en dorado, “Fazioli”

Una de las múltiples tareas que Nick se impone es el canal de comunicación con sus fans “Red Hand Files”. Ahí gente de todo el mundo le envía preguntas, desde las más sesudas a las más disparatadas, de las más universales hasta las más personales. Ahí, poco después de su magistral y solitaria intervención en el Alexandra Palace, se provocó un revuelo en el que Cave una vez más mostró su extraordinaria pluma y su inigualable sentido del humor, consigo mismo y el resto del mundo. A continuación la traducción de las tres intervenciones:

I

El piano que tocaste para Idiot Prayer fue magnífico. ¿Fue un instrumento personal, o es este el tipo de cosas que las personas ponen delante de uno cuando van a lugares?

Querido Andrew,

El piano que toqué en Alexandra Palace era un Fazioli. Había una cantidad limitada de pianos a los que podía acceder durante el aislamiento. Había, sin embargo, un Fazioli. Nunca había tocado uno antes, pero Dom Monks, el tipo que grabó la actuación de Alexandra Palace, recomendó este piano. En el momento en que me senté en el Fazioli, su sonido cálido, suave y matizado me habló como ningún piano me había hablado antes. Me impresionó su extraordinaria gama tonal. Me susurró. Me rugió. Fue el instrumento más bello que jamás había tocado.

En una llamada de Zoom a mi manager, mencioné cuánto amaba los Fazioli. Le recordé que todavía tengo el mismo desagradable chino que he tenido durante más de treinta años. Le expliqué que tenía sesenta y tres años y le sugerí que tal vez era hora de que obtuviera un buen piano. Le dije a mi manager: me encanta ese Fazioli.

Ahora, una de las cosas que puedes saber o no sobre ser un músico famoso es que las compañías te dan mierda gratis. Cuanto más famoso eres, más mierda obtienes: solo tienes que usar una de sus camisetas o una gorra de marca o algo así. Siendo el individuo con principios que soy, por supuesto, nunca he patrocinado un instrumento musical (en ese sentido, estoy prácticamente solo en mi campo), pero me encantó ese Fazioli.

Entonces le dije a mi manager: es hora de vender mi alma. Es hora de hacer una llamada y conseguirme un fazioli.

Mi manager dijo: ¡Considéralo hecho!

Entonces, al día siguiente, mi manager llama a Fazioli, que tiene su sede en Sacile, en la provincia de Pordenone, cerca de Venecia, y una mujer italiana contesta el teléfono.

Mi manager dice: -Represento al gran artista Nick Cave y me pregunto si podría obtener un Fazioli gratis (o algo así).

La mujer italiana dice: -¿L’acttore?

Mi gerente dice: -¿Qué?

Ella dice: -¿El actor?

Mi gerente dice: -No, Cave. Cave.

Y ella dice: -¿Nick qué?

Mi manager dice: -Nick Cave.

Ella dice: -¿Nick Cave? Quien es Nick Cave?

Mi manager dice: -Bueno, podría decirse que es el mejor compositor de su tiempo. Es uno de los pilares de la música moderna. El es un tesoro nacional. Es adorado por millones. Los italianos lo aman.

Ella dice: -¿Quién eres? ¿Que quieres?

Mi manager dice: -«Um, un piano gratis».

Y ella cuelga.

* * * *

Un par de días después estoy en otra llamada de Zoom con mi manager, y lo noto un poco cauteloso y le digo: -¿Cómo te fue con Fazioli? ¿Me conseguiste un Fazioli gratis?

Y mi manager dice: -Bueno, parece que tienen una política bastante inflexible en torno a regalar pianos de 200,000 euros a personas de las que nunca han oído hablar.

Y yo digo: -Amigo, ¿eres mi puto manager o qué? ¡Me encanta ese Fazioli!

Entonces, al día siguiente, mi manager llama a Fazioli y la misma mujer contesta el teléfono y mi manager dice: -Mira, es el manager de Nick Cave nuevamente, ¿puedo hablar con el Sr. Fazioli?

Y la mujer dice: -No.

Y mi manager dice: -Escucha, mi maldito trabajo está en juego acá

Y ella cuelga.

* * * *

Entonces, Andrew, estoy de acuerdo: el Fazioli es un piano glorioso. Magnífico, como dices. Como dijo Herbie Hancock sobre su Fazioli, que «una nota anuncia la celebración de la libertad y la creatividad del espíritu humano». Esto es verdad. El Fazioli es cálido y delicado y notablemente sutil, pero tiene un corazón profundo y fuerte. Está lleno de lágrimas de ángel, “e il sangue dei santi” y abarca el universo. Es un piano de ensueño y, sin embargo, espero el día en que una camioneta gigante de mudanzas se detenga frente a mi casa, con mi manager colgando por la ventana del acompañante, con una camiseta con un piano y una gran sonrisa en su rostro, gritando ‘¡Fazioli!’

Hasta entonces, mi pequeño chino en posición vertical me sonríe desde la esquina de mi habitación. Me acerco, me siento y empiezo a tocar.

Con amor, Nick.

II (dos dias después de la primera actualización)

Queridos todos,

Parece que algunos de mis fans han reaccionado con entusiasmo a mi último Red Hand Files y se han contactado con Fazioli para alentarlos a que me regalen un piano. Si bien aprecio el gesto, mi publicación fue en tono gracioso y no debe ser tomada en serio. El diálogo telefónico entre mi manager y la «mujer Fazioli» estaba más que un poco adornado para un efecto cómico.

El tsunami del correo ha dejado a nuestros amigos en Fazioli un poco conmocionados, así que aunque los amo a todos, ¡no más correos a Fazioli por favor! Son personas maravillosas.

Con amor, Nick.

 

III (unas horas después de la segunda intervención)

Queridos todos,

Parece que algunos fanáticos están organizando una serie de campañas de crowdfunding para comprarme un Fazioli. Si bien esto es increíblemente considerado y realmente aprecio los esfuerzos que las personas harán para asegurarme este hermoso instrumento, es completamente innecesario. Como Mike de Birmingham dice: «¿Por qué no comprás tu propio maldito piano, puto tacaño?»

Mike tiene razón, Dios lo bendiga, realmente debería comprar mi propio piano.

Con amor, Nick.

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Apenas una muestra de la gran cantidad de ramas que éste maravilloso “árbol esquelético” hace crecer sobre nosotros. Mientras leemos críticas que se deshacen de elogios a su última entrega artística y nos reímos con él un poco, esperamos el próximo capítulo