El placer de acariciar a un tigre
Por Dolores Reyes
Dolores Reyes, amante de los gatos como pocas, leyó (y amó) El tigre en la casa. Una historia cultural del Gato, de Carl Van Vachten, un clásico texto de amor incondicional al Felis catus, por primera vez traducido al castellano en una bellísima edición de Sigilo. «El gato es el único animal que vive con los humanos en términos de igualdad, si no de superioridad. Se domestica a sí mismo si quiere, pero bajo sus propias condiciones, y nunca renuncia del todo a su libertad, sin importar cuán estrechamente esté confinado».
“Cualquier forma de amor que llegué, tómala”
Anaïs Nin
Vuelvo de una cena y son ellos los primeros que me reciben, siempre. Se descuelgan desde el árbol que llega hasta la planta alta de la casa con la agilidad de una pantera, para plantarse ante mí, antes de que llegue a meter la llave en la puerta. Quieren un par de cosas y sé que es mejor darles lo que exigen porque, de todas formas, van a tomarlo. Mis gatos saben hasta abrir picaportes. Nada les está vedado.
Me agacho y acaricio a Poe, un gato negro que llegó siendo una bolita mínima de carne oscura y ahora es un ser misterioso y bello. Brinda su cuerpo a la caricia de la mano, pero esa predisposición no implica que sea un animal denso, pasado en requerimientos y dependencia. Ellos tienen la dosis de soledad e independencia necesaria para, en el momento adecuado, hacerte naufragar en su pelaje y que el dependiente seas vos. Abro la puerta, mis gatos pasan primero y después entro yo. Tengo en mi cartera El tigre en la casa, Una historia Cultural del gato que Maximiliano Papandrea, editor de Sigilo, me regaló hace unas horas.
Me miran, esperan porque conocen mis rituales, darme vuelta, cerrar la puerta con llave, dejar la cartera e ir hasta la cocina, abrir la alacena para buscar su alimento y después, servirle a cada uno, acariciarlos, mirarlos comer. El gato vino a nuestros hogares para quedarse.
Antes de que los gatos dominaran el mundo
Publicado por primera vez el 1920, El tigre en la casa es un libro anómalo en nuestras librerías, que acaba de ser editado por primera vez en castellano, en una edición bellísima fruto del trabajo de Editorial Sigilo. Las ilustraciones son de Krysthopher Woods y nos hablan ya desde la tapa del libro. Un pequeño gato que proyecta una sombra enorme sobre el mundo que habita. La puerta abierta, la luna de fondo, le otorgan un aspecto de recién llegado para la conquista del territorio doméstico y sus habitantes.
Antes de los videos de gatitos que desbordan las redes sociales, cuando el perro era el rey absoluto de las preferencias, hubo alguien que giró su mirada hacia ellos: Carl Van Vechten. Van Vechten nació en 1880 en el estado de Iowa y fue periodista, crítico de música y teatro, ensayista, novelista y fotógrafo de personalidades destacadas del arte y la cultura. En su búsqueda por armar la tradición y la genealogía felina, rastrea los modos de habitar y la dulce persuasión que ejercen estos animalitos con sus dueños, una suerte de embrujo que busca ser decodificado para la comprensión de los lectores. Editado por primera vez en 1880, tuvo permanentes reediciones en inglés y aunque se constituyó en material de referencia, nunca se tradujo al castellano hasta ahora, en un excelente trabajo de Andrea Palet.
¿Cuál sería la particularidad en el carácter del gato?
“El gato es el único animal que vive con los humanos en términos de igualdad, si no de superioridad. Se domestica a sí mismo si quiere, pero bajo sus propias condiciones, y nunca renuncia del todo a su libertad, sin importar cuán estrechamente esté confinado. Preserva su independencia en esta lucha desigual, incluso a costa de su propia vida.”
Carl Van Vechten reconstruye la historia cultural de los gatos y a la vez ofrenda para nuestra fascinación pequeñas anécdotas, reflexiones y apreciaciones de la naturaleza felina y su conducta: sus obsesiones, sus locuras, sus mañas cotidianas, su tiranía. Es un libro íntimo porque acerca a los lectores a ese espacio reducido y privado que es el del vínculo con el gato. No la escena de cacería con los galgos de la familia, el afuera de escenarios amplios. El espacio que propone el felino es otro: el sillón junto a un café y un buen libro, la cama y una siesta, su rincón de la casa preferido para las travesuras o el ocio. Los lugares que habitamos con nuestros gatos se hayan sustraídos a la mirada externa, y en este sentido El tigre en la casa es un libro que devela el secreto brindando esos pequeños momentos de un vínculo tan privado como intenso al ojo de todos los lectores.
Si el existir gato es bello e intenso, un libro que busque reflejar a ese ser no puede dejar de serlo. En esto El tigre en la casa paga cómodo la apuesta:
“Feathers está muy cansada de este libro. Me lo ha dicho más de una vez. (…) A veces, en mi mesa de trabajo, se interpone entre mis escritos y yo. Cuando empecé era una gatita, una bolita parecida a un crisantemo de pelo rojizo y rizado, naranja, blanco y negro, y ahora está a punto de convertirse en madre. Así es, mientras he estado escribiendo Feathers ha experimentado la dentición, el amor y ahora pronto la maternidad. Me hace sentir muy pequeño, muy poco importante. Lo que yo he hecho en catorce meses es casi nada comparado con lo que ella ha hecho.”
En el ocultismo, en el folclore, en el teatro, en la música, en la ficción, en la poesía y en los diversos ámbitos de la cultura que Van Vechten recorre con sigilo casi animal, el gato siempre ha estado presente y, aún más, ha sido amado. Es este libro una historia cultural del gato tanto como un testimonio extenso y lleno de erudición placentera, acerca del amor que siempre estos felinos se han sabido ganar.