Nacho Vegas: «El macrismo es parte del tsunami neoliberal»

Por Marcelo Simonetti / Foto de portada Diego Hómez

Marcelo Simonetti entrevistó para Sonámbula al cantautor asturiano Nacho Vegas, que está de gira por el país presentando su disco doble Violetica. Además de la música, sus proyectos por venir y la gira, hablaron del tsunami neoliberal del macrismo, de las elecciones en el Estado Español y de muchos temas más.

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Nacho Vegas volvió al país luego de casi tres años para presentar Violetica, su último doble álbum. Meterse en un disco del asturiano es como zambullirse en un mar donde hay que nadar con cuidado y dedicación. Pero en el último el reto del oyente es mayor. Los textos son como acostumbra. Quizás una sola de sus letras contenga más versos que un disco entero de un artista promedio. Pero en el caso de éste disco, Nacho ha abarcado tantos sonidos propios de su país y también de la historia y presente del rock que los virajes hacen de su estima todo un reto. Pero una vez que logramos compenetrarnos, es imposible no vibrar y emocionarse, no hacerse preguntas con sus letras como puñaladas.

Es la segunda vez que entrevisto a Nacho. Pero ésta vez el poco tiempo del que dispongo para llegar a Groove, sede de su nuevo show en Buenos Aires, me hace olvidar las preguntas que había pensado hacerle, así que improvisamos juntos una charla informal con la calidez de siempre.

-Pasaron ya unos seis meses de la edición de Violetica y seguro que algunos más desde su creación. ¿Ya cambió el disco para vos o sigue siendo el mismo que cuando le diste forma?

-Cuando las canciones pasan a directo en las giras las vas reinterpretando. Las vas poniendo en un diálogo con canciones de tu antiguo repertorio, con otras que tienen muchos años. Y ahí es cuando vas teniendo un poco de conciencia. Cuando vas a grabarlas no tenés la perspectiva necesaria para leerlas. Y ahora estoy todavía en parte de ese proceso. Recién cuando pasan un par de años y estoy en otro disco es cuando puedo mirar hacia atrás y ver más claro. Todavía estoy inmerso en el álbum. Empezamos la gira en septiembre y es aún un work in progress.

-¿Quedó algún “hermano pequeño” por ahí (así llama Nacho a los eps con los que suele acompañar a los discos) o está todo puesto adentro de Violetica?

-Quedaron. Creo que quedaron 18 canciones en el disco, pero grabamos 22. Yo creo que alguna que otra la desecharé, pero el resto van a estar en un ep que quería publicar en éstos meses, pero la gira se alargó un poco. El disco costó un poco para entrar. La gira empezó siendo una gira de salas y acabó tomando forma. Es un disco más intenso y más complicado. Y también el 2018 fue un año donde han salido un montón de álbumes en España. Entonces había que darle tiempo y dejar al ep que siempre saco, ese “hermano pequeño”, para un poco después. Voy a sacar un adelanto dentro de poco y dejarlo para el otoño español. Contendrá canciones grabadas en las sesiones de Violetica. Hay una que quedó afuera pero no por criterios artísticos sino porque no hubo tiempo de mezclarla como yo quería. Pero era una canción que me apetecía que estuviera publicada. Con otras tengo dudas. Alguna quedará en un cajón guardada para siempre. Otras serán publicadas. Hay canciones que de alguna manera reflejan un poco más lo que hice después de grabar Violetica. Y alguna canción nueva que anticiparía, aunque no lo sé tampoco.

-¿Son un nexo los “hermanos pequeños”?

-Sí, yo lo veo un poco así. Un nexo entre el álbum que precede al ep y lo siguiente que voy a hacer. Y espero que para antes de fin de año esté publicado pero ahora ya tendremos un adelanto.

-¿Escribís siempre con esa intensidad o tenis momentos de bloqueo?

-Tengo muchos momentos de bloqueo. De hecho hubo un momento en que también frené el ep porque había una canción que no me convencía y quería reescribir, pero todavía no encontré el momento de hacerlo. Y la verdad es que me di cuenta que acababa de publicar Violetica, estamos en plena gira, y que necesitaba un poco de tiempo. Un día hablaba con Abraham después de un concierto y le decía: “Siento que estoy un poco bloqueado”. Y él me dijo: “Mira, acabas de sacar 18 canciones y ahora vas a sacar un ep más. No te preocupes”.

-Tenés en tu vida pública una relación muy intensa con la literatura y con el cine. Entiendo que la tuviste toda tu vida. ¿La seguís teniendo en privado o es un esfuerzo tuyo por mantenerla?

-Son dos lenguajes diferentes. Yo no me considero cinéfilo. Pero tengo la suerte de tener muchos amigos muy cinéfilos. Y además en el tiempo en que yo empezaba a publicar discos, en los 90, estaba el Festival de Gijón que sigue hoy en día y con buena salud, aunque tuvo unos años un poco de bajón. Fue una escuela para toda una generación porque hoy en día queda solamente una sala. Los multicines solo dan películas comerciales. Y el festival de cine es el pulmón con el que aprendimos muchos. Pero yo no me considero cinéfilo. La literatura es algo que sí, creo que tiene una influencia más directa. Una relación más directa con mis canciones, aunque no me gusta cargar tanto las tintas en ello. Creo que al final es la propia vida con sus momentos más prosaicos la que a veces te proporciona esa chispa que acaba siendo una canción. Una frase oída en la barra de un bar o en un supermercado puede ser tan poderosa como algo que leas. Pero sí, la literatura es un lenguaje que considero muy importante para mí. Me asumo como lector. En el cine simplemente me dejo aconsejar por algunos amigos y ya está.

-En el 2016 me dijiste que no te sentías con ganas de volver a tocar algunas canciones y hace unos días te escuché decir en una entrevista que lograste el reencuentro con algunas canciones cambiando algunas frases. A veces uno escribe y se encuentra con textos propios que no los siente como suyos. ¿Te sentís así con las canciones?

-Es extraño, sobre todo cuando escuchas las canciones porque vas a enfrentar una gira. Quizás la escuchas en un bar y solo te recuerda a algo. Pero si las escuchas para rescatarlas para la gira, tu vida cambió en esos 15 años. El mundo a tu alrededor cambió. Lógicamente no sientes lo mismo que cuando la escribías. Pero lo bueno de la música es que la fuerza de las canciones muchas veces no está tanto en la escritura, no está tanto en una letra, un texto y una partitura. Sino en lo que hace que se actualicen esos dos elementos, que es la interpretación. Y cuando tocas alguna canción antigua puedes tener la capacidad de actualizarla, resignificarla. Y a veces tienes que modificar algún verso. Yo era un poco reacio a ello pero creo que porque estamos en una época en que la autoría está tratada con excesivo celo. Miles de años antes de que exista la música grabada las canciones iban transmitiéndose de forma oral y cada intérprete incorporaba su propio ángel. Una misma canción era diferente en distintos lugares. Me gustaría que ocurra con la música actual. Hacer una canción de otro artista y modificar la letra es complicado. Hay mucha burocracia, permiso de modificación de obra, permiso del autor y la editorial si la tiene. Con las propias canciones si que puedes. Modificarlas un poco. No tanto como para que pierda su esencia pero si que recuerdo que escuchaba un concierto de Leonard Cohen de la época de los 70 y vi que cambiaba un par de líneas de una canción. No sé si era «Stranger Song» o cuál. Y dije: “Esto se puede hacer”. Es algo que lo aproveché para sentirme cómodo con algunas canciones que rescaté que hacía mucho tiempo que no tocaba y que estoy tocando.

-Las veces anteriores te centrabas más en el disco que presentabas, y ahora a pesar de que es un disco largo y tocas casi la mitad del disco en el show, paseás por casi todos tus discos con canciones que no solés tocar. ¿Es parte de esto que me contás?

-Sí, además cuando grabé Violetica, hablando también con Abraham, me decía: “En la gira no pensarás que toquemos el disco completo, no?” Y además me apetecía hacer una selección de canciones. Y ésto que te decía antes. Poner las canciones nuevas en contraste con otras escritas antes. Ésta vez quise hacer también canciones que hacía tiempo que no tocaba. “Morir o Matar” la toqué solamente un tiempo porque me parecía una canción dura y no me atrevía. O “La Pena o La Nada”, del disco con Bunbury. Creo que las había tocado solamente en aquellos cinco conciertos, cinco en México y uno en Barcelona. En realidad haber recuperado “La Pena o La Nada” se lo debo a Albert Plá. Hace poco sacó un ep de colaboraciones Enric Montefusco donde colaboro yo en una canción y Albert en otra. Buscaba artistas que tuvieran que ver con las raíces de cada lugar. Hicimos un par de conciertos de presentación de ese EP. Y cada uno de los colaboradores interpretaba una canción del otro. Albert Plá hizo una versión de “La Pena O La Nada” y la llevó muy a su estilo y quedé bastante impresionado por como lo había hecho y me apeteció volver a hacerla. Si no hubiera sido por él no lo hubiera hecho.

-Ayer estuviste en el canal de La Nación e hiciste un comentario sobre la situación del país que dijiste que era necesario hacer. Te dijeron que tocaras lo que vos querías, empezaste a tocar y te cortaron. ¿Sabías?

-Sí. Me di cuenta porque apagaron las luces (risas) . No esperaba que hubiera otra canción siquiera. Pero fue una cuestión de tiempos supongo.

-Bueno, eso que dijiste de que veías que la gente estaba pasándola muy mal, ¿es algo que notás o algo que te cuentan amigos? Porque también vos querías venir a tocar el año pasado y no se terminaba de dar.

-Claro. Si, bueno, es lo que veo. Y también lo que me contáis. No deja de ser una situación un poco análoga a la que vivimos en España. Me di cuenta ya cuando vine a hacer la promo (a mediados del 2018). Creo que me contaste tú del despido masivo en la Televisión pública y también en varias empresas privadas. El macrismo es parte del tsunami neoliberal que arrolló y causó mucho sufrimiento en España a las clases más populares. Es una discusión que yo tengo mucho con la oficina. Creo que hay un sector del público que no puede permitirse pagar ciertos precios de entradas, a pesar de que de por sí ya son muy ajustados. En España tenemos muchos festivales y mucha gente joven o que tiene empleos precarios no puede pagar 20 euros y prefiere esperar a ver a varios en un solo día. Aquí tuvimos que esperar con los conciertos porque nos decían que era un momento muy malo. Pensábamos venir en octubre, noviembre. Sí, con la gente que hablo me dice que la situación está muy jodida. Similar al sur de Europa. Sobre todo España, Grecia, Italia.

-Sí, te quería preguntar por la situación en el Estado Español. Más que nada tu lectura después de las elecciones recientes.

-Por desgracia España era uno de los países donde el fascismo no se había colado en las instituciones. De alguna manera el 15M (proceso de movilizaciones masivas en el Estado Español en 2011 iniciado un 15 de Marzo) sirvió de cortafuegos para que no ocurriera tan pronto como ocurrió en el resto de los países de Europa. Creo que, salvo en Portugal, hay partidos de ultraderecha en los parlamentos de toda Europa. Incluso los partidos tradicionales de la derecha asumen el ideario para no perder el núcleo duro. Esas flamas anti inmigración, racistas y anti feministas. Al final en España se han metido. No tanto como se esperaba, pero son 24 escaños los que ha logrado VOX. Y al final el voto útil hizo que la gente eligiera al PSOE, que es la opción conservadora que se dice de izquierda a pesar de que sus políticas económicas siguen siendo las mismas que pudo adoptar el PP. Y así es que se van alternando y el statu quo no ha cambiado de ninguna manera. En España está la particularidad de las elecciones vecinales. Ahí a veces te permite hacer mejor política que no sea de despachos como a nivel nacional. En Madrid se ha perdido la oportunidad. Hay que seguir buscando una vía de cambio y no conformarnos con que todo vuelva a la izquierda progre que termina en una hegemonía de gestos y no de cambios materiales y estructurales que son los que valen.

-En los medios locales hablaron de una declaración de artistas apoyando a “la izquierda” que en realidad era el PSOE. Cuando leí los nombres me acordé de tu canción “Actores Poco Memorables”. ¿Te sorprendió alguno?

-Sí, es un manifiesto que hubo de gente de la cultura que siempre ha estado en el mismo lugar. Almodóvar, Serrat, Sabina, Víctor Manuel. No era un apoyo directo al PSOE. Pero era un discurso diciendo “tienes que votar, tienes que votar”. Es como decir que va a llover. No significa nada. Pero es siempre el mismo recurso del régimen. Por el miedo a que la ultraderecha ganara pedían veladamente el voto al PSOE. No era un pedido explícito, era velado. Pero era a fin de cuentas un apoyo al PSOE de esta izquierda progre que siempre se vio protegida por ésta hegemonía cultural que se creó y que incluso la derecha ha sabido explotar mejor. La derecha histórica ha hecho hincapié en el liberalismo. De hecho, los suplementos culturales más interesantes en España son los que tienen editoriales a la derecha. Como el ABC que tiene un suplemento cultural muy bueno. Lo que pasa es que eso al final no es tan importante como el poder del Estado. Cuando el Estado se ve amenazado realmente porque se disiente y se amenazan un poco los pilares del Estado Español, que son la unidad de España, o se tiene un enemigo interno que antes era ETA y ahora es el soberanismo catalán, sacan su cara más represora. Por eso ahora tenemos músicos perseguidos judicialmente. Algunos exiliados, algunos con condenas. Y eso ha provocado una respuesta en músicos en un colectivo que se llama “No Callaremos”, que hicieron conciertos multitudinarios pero que no tuvieron eco en los medios generalistas. Hay resistencia pero no cuenta con el aparato mediático. Es difícil librar esa batalla pero lo estamos haciendo.

-Te hago la última, que ya queda poco para salir al escenario. ¿Escuchas música como siempre o con el correr de los años escuchas menos? ¿Música nueva, la de siempre o vieja que recién has descubierto? Hay muchos músicos que no van a conciertos, por ejemplo. ¿Vos vas? ¿Seguís yendo?

-No estoy tan al tanto de las novedades. Me dejo llevar por lo que me aconsejan o me llegan. Sigo yendo a conciertos. Es verdad que me tiro un poco hacia atrás. Investigo un poco. Todas esas bandas que te formaron en tu juventud, vas viendo de donde vienen y acabas yendo a escenas de folclores anteriores. Y esos son los discos que más compro. Pero estoy yendo a conciertos. El otro día fui a ver a Bob Dylan, que tampoco es un ejemplo de algo muy nuevo. Y voy a hacer un viaje para ver a Morricone en su último concierto, que es uno de mis grandes ídolos. Pero es verdad que se pierde un poco de esa ansia. Además estoy un poco perdido porque yo tuve esa cosa que a veces se tiene de resistirme a lo digital y escuchar vinilos y a veces cds. También le tengo cariño al cd, no deja de ser una generación que creció con el cd. Además tiene una buena gama de sonidos, mucho mejor que lo que pueda sonar un ordenador.

Lo que voy a hacer ahora cuando disponga de un poco de dinero luego de la gira es cambiar por fin el equipo de sonido, comprar un buen plato que ya está viejo y un equipo bueno que me permita escuchar y reactivarme un poco. Lo que sí veo es que me pierdo muchas cosas y me llevo solamente por lo que me dicen amigos o amigas más jóvenes: “¿No lo escuchaste todavía? Pues como no conoces esto?” No tengo familia, no tengo hijos. Mucha gente de mi generación cuando tiene una familia, con las responsabilidades que conlleva, les impide salir de noche. En España está habiendo muchos conciertos en “sesión vermouth”, cosa que no había en los 90. Puede ir la gente con sus hijos y dejar a los críos jugando mientras ven un concierto. Y tampoco tienes que trasnochar que luego tienes que trabajar. Yo no tengo familia así que puedo trasnochar.