Entrevista a Sergio Rotman: «La música nunca es un empleo»

Entrevista y foto de portada: Marcelo Simonetti

Marcelo Simonetti entrevistó a Sergio Rotman, en la previa de uno de sus sets como DJ. Una charla distendida sobre los infinitos proyectos, solistas o en banda del músico, la agonía del rock, el odio al tango y el método necesario para sostener tantos proyectos en paralelo.

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Una semana antes de la entrevistar a Sergio Rotman fui hasta Strummer para ver el debut de uno de sus tantos proyectos: “Terciopelo Underground”. Según el propio Sergio, “es una banda de covers de Velvet Underground y no una banda tributo, porque no se puede escuchar en vivo temas de la banda en otro lado ya que todos sus miembros están muertos y el que está vivo vota al Partido Republicano”. Los músicos son todos de la familia musical de Rotman y el show tiene la atmósfera distendida de un grupo de amigos haciendo una travesura. Pero lo que me interesa destacar es anterior al show. Llegué temprano para comer algo, mientras de fondo sonaba música contemporánea a la que iba a sonar en el show y Sergio daba vueltas charlando con los pocos conocidos que llegamos primero. Cada tanto se levantaba de golpe hasta la consola, cuando notaba que algún tema se repetía o empezaba a sonar uno que no le gustaba. Incluso minutos antes del show, ya con el lugar repleto, sale del camarín pasando entre la gente y corrige el camino de la lista de temas de la previa.

Ese gesto melómano y obsesivo en él se sostiene a lo largo de los años. Recuerdo que una vez nos encontramos en el Ópera viendo a Morrissey con Mimí, en un evento que luego continuó comiendo una pizza mientras sergio tiraba data de los shows del mancuniano que vio alrededor del planeta, otra vez vimos juntos a Peter Hook en Niceto bailando desaforado como un adolescente y hace un año nos cruzamos cuando llegaba sobre la hora para el show del cantante de los Smiths y después de reconocerme saltó el vallado con su histórica compañera para ahorrarse la fila y que nos ubiquemos bien adelante a esperar el inicio del show.

La música atraviesa la vida de Rotman. Respira y piensa música. La cita para la entrevista es en Sheldon Bar. Para variar, Sergio está ahí asiduamente como DJ apabullando a los presentes con su vasta colección de música favorita. Llega apurado como siempre, saluda a medio mundo y aprovechamos para charlar mientras arma las bandejas y empieza a pasar música, mientras sigue charlando con los asiduos. Como en la música, hace todo al mismo tiempo.

-En el último año vi en vivo seis de las ocho bandas en las que estás: Siempreterno, Sedantes, Cienfuegos, la solista, Dub Clash Orchestra y Terciopelo Underground. Me faltaron Mimí Maura y Fabulosos Cadillacs. ¿Hay un hilo conductor de todo eso?

-Es mi cabeza. Mi espíritu, mi cabeza. El hilo conductor soy yo. Es lo que a mí me gusta, es lo que escucho y lo que quiero transmitir.

-Vi a Cienfuegos, como ejemplo, en Showcenter de Haedo en el 96. En La Trastienda cuando presentaron Hacia el Cosmos. Era gratis día de semana. Ambos recintos estaban por la mitad. Pasaron 20 años de eso y 12 de la separación y volvieron con dos Groove agotados mucho antes de la fecha. ¿Qué pasó en el medio? ¿Por qué pasa eso?

-Porque hay una combinación de dos cosas. Una es que me encanta pensar que hay una nostalgia de una época que nunca sucedió, de tiempos que nunca pasaron. La otra cosa es que todo lo que sucedió después con todas las bandas del rock’n’roll establecido fue tan patético que es imposible entusiasmarse. Entonces te aferrás a cualquier banda que haya sido decente en tu época.

-Hace dos o tres años viendo al Siempreterno en Niceto, soltaste antes de tocar un tema de Cienfuegos que era esa era “una banda maldita para un público maldito”. Un público punk o post punk, pero con un librito en el bolsillo de atrás del pantalón. Entre las referencias literarias de Cienfuegos se contaban Jim Thompson y Louis Ferdinand Cèline. ¿Seguís teniendo hoy ese contacto asiduo con la literatura?

-No, así no desde hace muchísimos años. Leí mucho, como para superar la media de la gente. A mediados de los noventa empecé a producir obra personal dejé un poco para encontrar mi propio camino, pero mis influencias ya estaban metidas hasta el culo. Igual yo creo que la única persona que leí de los clásicos que todo el mundo leyó, el único por el cual pondría la cabeza adelante de un tren para pararlo es Antonin Artaud. Los demás… Hoy estaba leyendo de vuelta Kierkegaard. Me pareció un libro de autoayuda. Hay mucha filosofía que, visto el desastre del siglo XXI, se convirtió en libro de autoayuda. Están escritos para otro mundo, no tienen relación alguna con el mundo de hoy. Entonces es muy importante volver a generar cosas. Yo no veo a nadie que escriba nada interesante, aunque seguramente lo hay.

-Cienfuegos tiene tres discos, El Siempreterno tres discos, Los Sedantes dos discos y un ep. La música es un ciclo más de la vida y lo demás adornos?

-Tiene bastante de lógica que una banda de rock’n’roll produzca tres discos y punto. En lo que yo siento es el esquema donde uno puede mostrar una obra completa teniendo en cuenta los parámetros del rock’n’roll, de cuarenta minutos por disco, la dinámica de formar una banda y que te tome tres o cuatro años para hacerla sonar, diez años para lograr que sea conocida. Pero también en mi caso hay casualidad y también me aburro.

-Hay una opinión compartida en el mundillo de los shows musicales que asegura que en determinados momentos existe una experiencia de comunión entre músicos y público, que sucede sin explicación. Que ambos van a buscarla cada noche y que a veces se da y a veces no y nadie puede manejarlo. ¿Pasa?

-Sí y no. El rock’n’roll está escrito por gente que no tocó ni estuvo nunca arriba de un escenario, lo cual es una experiencia extraña. Es muy difícil poder proyectar lo que el músico pretende si no sos músico previamente. Es como la gente que escribe de fútbol y nunca jugó a la pelota. Puede lograr un conocimiento, pero no un conocimiento final. No les creas mucho. El rock’n’roll tuvo en su concepción como contracultura la premisa de romper los parámetros de la relación artista-público. Pero no lo logró. El artista siguió siendo el artista. El estudio del rock’n’roll va a poder ser efectivo dentro de diez, quince años. Todavía estamos en su decadencia, su caída. No está muerto, está en una decadencia muy concreta, como todas las músicas, como el minué, como el jazz, que regía en los años 20, 30, 40, 50 o hasta los 60, en que llega el rock’n’roll. Nadie pensaba que el jazz se iba a terminar y mirá: hoy son clubes de diez personas. Entonces estamos en un proceso, pero nosotros tenemos una cosa que nadie tiene: guitarras eléctricas.

-¿Escuchas tus discos? Por ejemplo, ¿a Rotman le diste un tiempo y después te lo pusiste a escuchar?

-Lo escucho poco. Hay grupos que definitivamente no puedo escuchar, como Cadillacs. Sí escucho mucho Mimí Maura. Es el proyecto mío por el que más orgullo siento. Y éste último disco tiene características diferentes. No escucho mucho El Siempreterno, no escucho mucho Cienfuegos. A éste último le di un par de escuchadas más pero es difícil para el creador de la obra porque no la hace para escucharla, sino para que los demás la escuchen. Es una diferencia importante. Eso me pasa a mí. Porque hay otros músicos que no. Prince se escuchaba solo a sí mismo decían.

-Se van a Puerto Rico de vuelta. También solés viajar a otros lados, tenés ocho bandas más o menos en actividad y pasás música en bares y eventos. Esa hiperactividad donde la música siempre está presente ¿es el caos que uno se imagina desde afuera o está perfectamente administrada?

-Si no está perfectamente administrada no se puede hacer. En el caso de una persona como yo que no tiene una discográfica ni un manager, lo único que tiene que hacer es ser estricto en su disciplina pero sin que esa disciplina te convierta en un pintor de paredes o en un taxista. La música nunca es un empleo. Cuando un músico te habla de laburar es otra cosa lo que hace. Entonces lo que yo mantengo para poder hacer todo esto es ser hiper ordenado. Yo sé cada cosa que toco, cada canción, todo lo sé. Me cuido también. Si tengo que tocar al día siguiente el día anterior no salgo. Tengo una relación extraña con el rigor que le meto a lo que hago. Vos que me viste muchas veces, pocas me viste bamboleándome en el escenario. Puedo no tener talento, pero vomitar arriba del escenario me pasó pocas veces. Y ya no me pasa más.

-Generalmente la gente queda enganchada con las bandas de su adolescencia más allá de que después agreguen o no otras. ¿A vos te pasó? ¿Por qué sucede eso?

-Claro que pasa, es la memoria emocional, afectiva. Pero eso no es suficiente. Si a vos algo realmente te gusta, tenés que trabajarlo porque en definitiva es un placer que te das a vos mismo. Si te quedas solamente con las bandas de un momento de tu vida, sos pequeño y pobre. Es como comer todo el tiempo la misma comida. Ahí está la diferencia. Uno tiene que estar atento a cosas nuevas, más allá de que lo que te pegue sea lo que escuchaste a los 21 años.

-¿La música salva, es una mentira hermosa, o ambas cosas?

-Ninguna de las dos cosas. La música es arte. Y hace todo lo que el arte hace te puede salvar en algún aspecto y hundirte para siempre en otro. Para mí haber escuchado Damaged de Black Flag a los 18 años no me hizo bien. Me hizo mucho daño y me llenó de odio pero también me sirvió para otras cosas.

-Cioran decía que sólo se suicidan los optimistas. Los pesimistas, los que desconfiamos por principio, los escépticos, ¿disfrutamos más de los momentos buenos?

-Y, nos quedamos a sufrir el martirio (Risas)… Depende de cada uno y el momento. La vida es una caja de sorpresas y nunca podes saber. El único chiste que existe es que no sabemos qué nos va a pasar. El resto es un asco, por lo que llevo constatado hasta ahora. Es muy difícil ser feliz en estos tiempos. No estoy tan seguro de que se suicidan los optimistas. Los que se suicidan son los valientes. Pero no es la primera vez que discrepo con Cioran…

-¿El tango acierta o se equivoca respecto al pasado y el presente?

-El tango es uno de los estilos musicales más retrógrados y banales que he escuchado. Si bien algunas cosas me gustan, como el Sexteto Mayor o Piazzolla, que me parece fundamental, lo que yo recuerdo como tango, a diferencia de mis compadres y compañeros de generación, es que siempre me pareció el enemigo el tango. Siempre. En su concepto artístico, en la forma en que definió la cultura. Yo siempre voy a ser rockero. Y los rockeros estamos en contra del tango y de la salsa, no se olviden. Muerte a los tangueros y a los cocolos, aguante el rock’n’roll (Más risas).

-Sé que en febrero volvés a Niceto con el disco solista y en abril está la vuelta de Cienfuegos. ¿Que más?

-Vamos a hacer el show éste, que es un poco el final de la presentación del disco. Luego me gustaría tocar éste disco en lugares chicos, clubes chicos, llegar al conurbano. Mimí Maura va a parar y a Cienfuegos le queda un show. Arreglamos tres shows. Íbamos a hacerlo en septiembre pero lo pasamos para abril porque estaba todo muy picante con las elecciones.

-Bueno Sergio, gracias por la onda de siempre y por encontrar un momento para ésta charla. Nos estamos viendo en Niceto, entonces.

-Gracias a vos.

(Las fotos del cuerpo de la nota son de Albi Álvarez)