Entrevista a Undibal Sosa: “La plastilina nos recuerda que en la vida siempre podremos comenzar de nuevo”
Por María Teresa Canelones Fernández
Entrevista a Undibal Sosa, artista venezolano que hace más de 30 años busca representar la cotidianidad en pequeñas escenas a través de la plastilina. «La plastilina es maleable, flexible, dúctil; como herramienta de creación permite transformar las realidades que vemos cotidianamente hasta el punto de que si algo no funciona a los primeros intentos puedes deshacer todo y comenzar de nuevo», remarca.
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Charlamos con Undibal Sosa, artista venezolano que hace más de 30 años busca representar la cotidianidad en pequeñas escenas a través de la plastilina. Este nativo del estado de Mérida confiesa que antes de moldear el material, moldea religiosamente su mente para encontrar nuevos horizontes en el divino arte de la libertad plástica. Su taller Yaraguá ampara el encuentro de las más variadas formas y colores, apreciadas en un universo de detalles que invitan a retornar a la infancia0 y a convertirse en un coleccionista de excéntricos, divertidos, sublimes y destacados personajes del deporte, el cine, la música y la literatura. Emplea en su trabajo técnicas como el esparcido, el puntillismo, la degradación, texturas, el relieve y el volumen. Sus referencias son: el escultor australiano Ron Mueck, el pintor ecuatoriano Oswaldo Guayasamín, el modelador colombiano Edgar Humberto Alvares y el artista integral venezolano Juan Félix Sánchez
–En cada acto de la vida, ¿Qué viene a significar para usted la elasticidad como un recurso creativo para moldear realidades humanas?
-La elasticidad se puede ver como una forma de ocupar el espacio, permitiendo que el material se estire hasta cierto punto sin romperse. Eso ocurre en cada fase de nosotros mismos y de nuestra forma de cómo llevar la vida: se transformará, unas veces se estirará y otras se encogerá según sean nuestras decisiones, y nuestra forma de interpretarla. La plastilina es maleable, flexible, dúctil; como herramienta de creación permite transformar las realidades que vemos cotidianamente hasta el punto de que si algo no funciona a los primeros intentos puedes deshacer todo y comenzar de nuevo.
Creo que se llega al éxito en la vida cuando aplicamos esto en el día a día, siempre hay la oportunidad para un nuevo comienzo, para sobrellevar todo lo que la vida nos ofrece, teniendo siempre la posibilidad de transformar incluso las situaciones que nos desagradan. A través de este “don”, puedo jugar a ser un dios, al hacer lo que me nace como artista plástico, trascendiendo realidades y dando un inicio nuevo a cada acontecer.
–¿Cómo representaría “la paz”? ¿Qué forma le daría, y con qué color la vestiría? (Se trata de borrar simbólicamente como artista, las imperfecciones de un mundo plagado de guerras, enfermedades, vicios y corrupción).
-La paz es estética, es belleza, como un orden. Es femenina, es la plenitud del alma. La representaría a través de líneas curvas en movimiento hacia todas direcciones, buscaría en sus tonos el color blanco, la transparencia en sus trazos. El movimiento atrae la vista del observador, hace que recorra la obra, y aun dentro de realidades crudas puede tener la certeza de que hay paz dentro de la tormenta.
-En este arte de las formas, ¿qué es lo que más disfruta elaborar, y por qué?
-En este momento disfruto al trabajar con personajes conocidos, particularmente formas humanas y rostros. Su grado de dificultad y detalle al lograr el parecido en cada uno de ellos es un reto inagotable. Como artista, el poder captar y lograr reproducir los rasgos que identifican a una persona tanto física como emocionalmente, es lo que más disfruto.
-Según su opinión, ¿qué aportes ha hecho esta expresión artística a Venezuela?
-El modelado en plastilina es aún un territorio por explorar en el país. Tanto en lo que respecta a su potencial como medio de expresión en sí mismo, como en su carácter de herramienta didáctica, tiene todavía un vasto potencial. En mi caso, yo combino la realización de mis piezas con la docencia en educación básica. También me he dedicado a la realización de talleres dirigidos a niños y adultos, aprovechando las cualidades del material y de la técnica, cualidades que hacen del modelado en plastilina un recurso didáctico particularmente idóneo. Muchas de mis piezas, que se encuentran actualmente tanto dentro como fuera de nuestras fronteras, reflejan diversos aspectos de nuestro país y de nuestra cultura.
-¿Qué territorios de la sensibilidad le quedan por explorar, desde el modelado en plastilina?
-Creo que en todos estos años he podido explorar todo el abanico emocional del ser humano, no sólo según mi apreciación sino también a través de los trabajos que me han sido solicitados como encargos. En este momento, mi búsqueda está basada en la indagación de nuevas técnicas y materiales, pero igualmente centrado en el estudio de la caracterización del ser humano.
-¿Cuál es su apreciación sobre la plastilina como recurso terapéutico y estimulador de la creatividad?
-La plastilina como recurso terapéutico es una herramienta formidable, que permite desarrollar la memoria visual y táctil, habilidades en las manos (motricidad fina), entrena la concentración, es relajante y estimula la imaginación.
-¿Su mejor historia como educador?
-Como educador tengo sin duda muchas anécdotas para compartir. Tal vez una de las más significativas es el caso de Andrés, un joven merideño que había nacido con retardo cerebral severo. Cuando lo conocí tenía 17 años, pero en su cuerpo de adolescente se alojaba la mente de un niño deseoso de expresarse. Andrés adoraba manipular la plastilina, pero su tendencia era acumularla hasta transformarla en bolas de color gris. Su madre llegó a mi taller buscando una alternativa para estimular la creatividad de su hijo. Durante 2 años desarrollé con Andrés un sistema de trabajo basado en estimular el uso de colores diversos, formas y figuras que progresivamente fueron cambiando de tamaño, pasando de las grandes masas a formatos menores, logrando miniaturizar, consiguiendo un nivel de detalle que en su caso hubieran podido parecer imposibles. Al culminar el taller, me obsequió una guacamaya realizada con pequeñas bolitas de plastilina multicolor que aún conservo.
-Desde los afectos, considerando que además se gana la vida con la plastilina, ¿cómo se relaciona con ella?, ¿cuál es su forma de mirarla y sentirla?
-La plastilina es mi forma de reencontrarme, mi manera de conectarme con lo trascendente, con ese mundo que está más allá de lo físico. Es mi forma de encontrarme con Dios, más que un medio para ganarme la vida. Más allá de las banalidades físicas siempre he interpuesto mi gusto y mi placer al conseguir y explotar en este trabajo infinito, antes de ver qué tanto me puede haber remunerado en términos económicos.
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Undival Sosa recibió la Orden Rivas Dávila en 1ra Clase como artista joven destacado. También fue merecedor de reconocimientos por la Alcaldía del Municipio Santos Marquina, a propósito del Día Mundial del Turismo, y por la Zona Educativa Numero 14, durante el XXII Encuentro Infantil de Experiencias Científicas de Mucuy, Baja Mérida.