Fernando Krichmar: «A esos tipos la soberanía cultural les importa una mierda»
Entrevista por Pedro Perucca
Desde Sonámbula dialogamos con el documentalista Fernando Krichmar sobre la lucha que hace meses está llevando adelante el colectivo «Unidxs por la cultura» para exigir que el Parlamento termine de aprobar el proyecto de ley en defensa de las asignaciones específicas para distintos institutos culturales, bibliotecas y medios alternativos que, de no ser prorrogado, se cancelaría en 2023. El Senado tiene en sus manos la sanción de un proyecto clave para la defensa de la cultura nacional.
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El pasado martes 11 de octubre se realizó una multitudinaria asamblea virtual convocada por la coordinadora “Unidxs por la cultura” para discutir junto a asociaciones, grupos y artistas individuales cómo seguir la lucha para evitar el llamado “apagón cultural”. A más de cuatro meses de que la Cámara de Diputados le diera media sanción al proyecto de ley que prorroga por 50 años las asignaciones específicas para el desarrollo de los institutos de Cine, Música y Teatro, así como también para bibliotecas populares y medios comunitarios. Pero desde entonces el tratamiento en el Senado se viene demorando sin ningún tipo de justificación clara.
De esta asamblea virtual participaron más de 100 representantes de diferentes espacios del cine, el teatro, la música, las bibliotecas populares y los medios comunitarios de todo el país. Además de representaciones del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), hubo participación de Jujuy, Tucumán, Misiones, Mendoza, Chubut, Córdoba, Río Negro, Neuquen, Formosa, Santiago del Estero y Santa Fe, acordándose “profundizar” las acciones de lucha para que se sancione la ley, ya que se trata de una pelea que “se va a ganar en la calle”. En este sentido, se remarcó la importancia de combinar las acciones callejeras con actividades en redes, medios y difusión en los mismos espectáculos artísticos de los participantes del colectivo.
“La pelea contra el apagón cultural es por el derecho de todo el pueblo a producir arte y también una defensa de los puestos de trabajo (por ejemplo, solo en el cine son más 700.000 trabajadores implicados en estas actividades). Por lo cual también se intercambió sobre la necesidad de trabajar acciones fuertes, como proponer a los sindicatos del sector cultural un paro contra el apagón cultural”, se plantea en el más reciente comunicado de Unidxs por la cultura”.
Para profundizar en los reclamos y las perspectivas de esta lucha crucial para la cultura nacional, dialogamos con el documentalista Fernando Krichmar, director de películas como Diablo, familia y propiedad (2000) o la exitosísima Seré millones (codirigida con Mónica Simoncini y Omar Neri), además de integrante de la asociación Documentalistas Argentinos (Doca).
-¿Cómo y porqué comenzó a organizarse la coordinadora Unidxs por la cultura?
-Básicamente se comenzó a organizar en medio de la pandemia, cuando salimos del primer momento de estupor empezamos a convocar primero al colectivo de cineastas, a ADN, RDI y otras asociaciones de cine porque nosotros ya sabíamos que se había votado en diciembre de 2017, entre gallos y medianoche, una gran reforma impositiva que, entre otras cosas, planteaba la caducidad de las asignaciones específicas, de todas, pero en particular las de las cultura. Que básicamente son impuestos generalmente ligados a la actividad comercial cultural, las entradas de cine, la publicidad en cable, algunas que son del juego, que van directamente a las cajas del Instituto Nacional de Cine, del Instituto Nacional de Teatro, el Instituto Nacional de la Música, la Comisión nacional de Bibliotecas Populares (Conabip, que abarca a más de 1200 bibliotecas) y los Fondos de Fomento Concursable para Medios de Comunicación Audiovisual (FOMECA), que son para fomentar los medios comunitarios no comerciales, tanto de televisión como de radio.
Nosotros ya sabíamos porque en el cine, donde tenés que planificar con mucho tiempo las cosas, es muy claro. Y unos abogados nos avisaron que se le había pasado hasta a Fernando “Pino” Solanas. Prácticamente la votó todo el mundo, menos los diputados de izquierda. Así que después de esta reforma de 2017 para 2022 teníamos encima una espada de Damocles, así que en 2020 empezamos a juntarnos. La primera movilización al INCAA la hicimos en diciembre del 20, recién con algunas pocas personas vacunadas pero ya con la idea de que había que ir ganando la calle. Después, paulatinamente, a medida que se iban dando cuenta los distintos afectados se fueron sumando compañeros de teatro, de música, de las bibliotecas populares, de los medios populares y por eso hoy le cambiamos el nombre y el grupo ya no es más “Unidxs por el cine” sino “Unidxs por la cultura”, una iniciativa que abarca decenas y decenas de asociaciones de todo el país. Cuando hacemos actividades ya son federales y se replican como mínimo en cinco o seis provincias. Creo que ahora esta movilización se va a hacer en Córdoba, Misiones, Neuquén, Santiago del Estero, Tucumán, La Pampa… Está bastante avanzada la organización.
-¿Cuál es el reclamo en relación con el proyecto de ley contra el “Apagón Cultural” y qué estuvieron haciendo desde el colectivo para que la iniciativa avance?
-El proyecto está aprobado por amplísima mayoría en Diputados (132 votos a favor, 5 en contra y 92 abstenciones) y además logramos que reculen algunos que no la iban a apoyar. Para eso hicimos una comisión de cabildeo, que integré. Fuimos despacho por despacho, no sólo de los oficialistas sino también de la contra, incluso tipos como Luciano Laspina (PRO), bastante fundamentalistas. Y les demostramos con números que la medida incluso perjudicaba la misma recaudación del Estado porque destruía cientos de miles de puestos de trabajo directos e indirectos derivados de la esfera cultural, que generan movimiento económico no sólo en su sector específico sino también en lo turístico, lo gastronómico y muchos otros rubros de la economía. Ahí fuimos con argumentos economicistas porque a esos tipos la soberanía cultural les importa una mierda.
-¿A qué te parece que responden las reticencias y demoras para aprobar este proyecto, que en sus intenciones culturales aparece como inobjetable?
-Las reticencias me parece que claramente tienen que ver con el cambio de política económica, por lo menos con la profundización de la idea fondomonetariasta. Obviamente en un país que sólo sirve para exportar materias primas, evidentemente la cultura se tiene que importar de las grandes plataformas y de otros lugares que creen que son los que deben pensar el mundo. Supongo que ese será el esquema del FMI para la Argentina. Supongo que tiene que ver con eso, porque antes de las vacaciones de invierno con el senador Oscar Parrilli que nos dijo que en la primera o segunda semana de agosto salía seguro el proyecto. Y por ahora lo vienen retaceando. Está bien que estuvo el atentado a Cristina que modificó un poco la lógica del Senado. Pero sí se reunieron para varias otras cosas, como lo de la Corte Suprema que es muy difícil que salga, porque de ahí tiene que ir a Diputados… Prefirieron hacer otras cosas. Pero esto, que necesita la sanción ya, no lo han hecho. Y sí, que es inobjetable, es inobjetable.
-¿Cómo sigue la lucha para exigir que se apruebe esta ley crucial?
-Bueno, este miércoles 19 desde el mediodía convocamos a una concentración en Plaza Congreso, en una jornada cultural que se extenderá hasta las 18, cuando se hará un acto y conferencia de prensa para explicar la grave situación que vivimos. Después, entre las 20 y las 22, se convoca a un “Proyectorazo por la soberanía cultural”, una acción visual a realizar en todo el país proyectando imágenes o piezas audiovisuales simples sobre paredes públicas de diferentes ciudades (con los hashtags #evitemoselapagoncultural, #laculturanocaduca, #soberaniacultural y #50años), como forma de visibilizar la problemática y exigirle al Senado el tratamiento urgente del proyecto.