Fernando Sandro: «En el BARS, el cine de género es también una bandera política»
Entrevista: Pedro Perucca
Para celebrar el inicio de la 21° edición del festival BARS, entrevistamos al periodista Fernando Sandro, que será jurado de la competencia nacional. Si bien este año el festival será totalmente online los organizadores apuestan a generar múltiples espacios de encuentro y debate para los fans. En cualquier caso, nada más coherente para cerrar este año de terror que una zambullida sangrienta en el cine de género.
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Este jueves 3 de noviembre comenzó la 21° edición del festival Buenos Aires Rojo Sangre (BARS, para los amigos), que desde su origen se convirtió en un pilar fundamental para el desarrollo del cine de género (terror, ciencia ficción, fantasía, etc.) en nuestro país. La de este 2020 es una edición particular, marcada por una epidemia que mantiene a los cines cerrados hace casi nueve meses, pero los organizadores parecen haber encontrado numerosas alternativas para que el histórico encuentro nerd no pierda la mística. Se podrá acceder a todas las películas y actividades de este año de forma gratuita (los films quedarán por tres días en las plataformas de exhibición) y habrá cantidad de espacios participativos como mesas de debate, entrevistas online, podcasts, fogones y todo lo que quieren lxs nerds. Aquí la programación completa: BARS 21.
Para festejar y difundir uno de los eventos cinematográficos más importantes del calendario, desde Sonámbula entrevistamos a Fernando Sandro, periodista y crítico especializado en cine de género, programador del Ciclo de la Luna: Cine de Culto y Clase B y colaborador de revistas de palo como Cine Fantástico y Bizarro (CFyB), que este año será jurado de la competencia nacional BARS Contar, que agrupa a las películas de género que hayan logrado estreno comercial (lo que ya es toda una novedad que habla del crecimiento del sector).
-Ya 21 años de BARS. ¿Desde cuándo lo seguís y cómo fueron tus primeros contactos con el festival?
-Soy de los pioneros del BARS, lo sigo desde la primera edición, que se hizo en el año 2000 en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Los encontré de casualidad en esa Internet primitiva que navegábamos desde locutorios. En ese limbo, donde todos estábamos buscando cosas nuevas de terror mientras descubríamos Internet, me encontré con el BARS y me acerqué a ver qué onda. En esa edición, si mal no recuerdo, se pudo ver a muchos de los que después iban a crecer de la mano del festival, como la gente de Farsa, Ernesto Aguilar y muchos otros. Así que lo sigo desde la primera edición y no recuerdo haber faltado a ninguna.
Llegó como en un momento justo para aunar a toda una generación, que podríamos llamar “la generación del VHS”. Argentina y creo que Latinoamérica en general venía de un período muy oscuro para el cine en general y particularmente para lo que es el cine de género. En cuanto a cine de género hay algunas producciones muy sueltas en los 80, sobre todo terror, gemas, perlitas, y en los noventa prácticamente nada, algunas cosas que salieron directo a VHS, pero muy poco.
Y el BARS apareció, allá por el 2000, expresando la necesidad de un cambio generacional. Había un montón de gente que estaba filmando en sus casas o con grupos de amigos, que necesitaba de un lugar donde difundir lo que hacían y que deje de ser circular en una especie de mercado negro que había, donde esas películas se difundían a través del videoclub Mondo Macabro, que Axel Kutchevatsky tenía con otros socios sobre Avenida Corrientes, que fue un lugar emblema donde se podían conseguir películas como Plaga Zombie, que a fines de los 90 fue de las primeras películas de esta nueva generación de cine de género que no se estrenaba en salas. Y ahí nos aunábamos varios nerds a intercambiar películas y a charlar. Era un punto de encuentro.
Y el BARS llegó en ese momento. Y su crecimiento se fue dando muy de la mano con el crecimiento del cine de género, muy de la mano. Y hay nuevas camadas de estudiantes de cine, con nuevas escuelas de cine que también van de la mano con el crecimiento del BARS, que se inclinan más por el cine de género, este cine pochoclero con el que crecieron y tienen ganas de reflejar lo que vieron de chicos con los recursos que tenían entonces, con lo que salía. Medio como lo que pasa en la película Super 8, de J. J. Abrahams. Ahí había toda una necesidad y el BARS reflejó eso y esta generación de nuevos estudiantes que salían con esas ganas de hacer no tanto cine indie para el Bafici sino un cine de género más para entretenimiento. Lo que se conoce como cine de género, donde entretenimiento no es necesariamente vacío. Y el BARS fue creciendo y se fue profesionalizando.
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-¿Cuáles te parece que son algunas claves para explicar no sólo la pervivencia sino el crecimiento de esta iniciativa? En Sonámbula creemos que, más allá de lo divertidas o aterradoras que puedan ser estas producciones de género, siempre llevan consigo grandes potencialidades políticas. Aunque no sean explícitas, e incluso más allá de la calidad de la película en sí, portan una importante capacidad para poner en juego los temores y esperanzas de una determinada época. ¿Algo de esto te parece que incide en la consolidación del festival?
-Definitivamente sí. Lo que pasa con el cine de género en general, que comienza siendo entretenimiento y se va consolidando como un material ideológico, con dimensión política, porque como todas las personas somos actores políticos el cine también es un actor político. Esta falsa idea que tiene la gente, por ahí los que menos conocen y más desprecian al cine de género que cree que es nada más para un entretenimiento vacío y para el pochoclo y nada más. Y no. Gente como George Romero, Carpenter, Tod Browning con Freaks, hasta Ingmar Berman tiene cosas de cine de terror… Puedo nombrar muchísimos grandes directores que son consagrados, con mucha bajada de línea política también, que se han dedicado o han puesto sus pies en el cine de género. Y el BARS también influyó en esa consolidación, en que el cine de género sea también una bandera política. Bandera política no necesariamente partidaria, siempre hay que dividir lo político de lo partidario, aunque sí hay políticas que son más partidarias. Pero ya sólo esta bandería de defender lo independiente, de defender la producción local (aunque es un festival internacional) y a los directores jóvenes que participan en las competencias de cortos, siempre se banca mucho a los directores que se la juegan con lo que tienen, que tienen ganas de filmar aunque no tengan los mejores recursos. Esa es una bandera que siempre defendió el BARS, así que definitivamente es algo que va muy de la mano.
Tampoco creo que sea casualidad que tanto el BARS como el cine de género se hayan consolidado y hayan pegado un gran salto de cantidad y calidad durante un período en el que el cine en general floreció en nuestro país. A partir del 2004/5 el BARS pega un gran salto que va de la mano de las primeras grandes películas de cine de género argentino actual, de esta nueva generación. Tiene que ver con todo un movimiento político que floreció en todo, como movimiento artístico, como un reflejo también de la apuesta al fomento cultural.
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-En un año de terror como 2020 pensar en un cierre con cine de género resulta más que apropiado. Más allá del evidente impacto en cuanto al formato del festival de este año, ¿te parece que la pandemia ya tiene algún reflejo en las temáticas de este año o ese impacto recién se verá el año que viene? Porque el tema de la peste y el aislamiento ya aparece en un par de los cortos que pude ver.
-El primer gran impacto que vemos es esta edición totalmente online. La pandemia plantea un desafío en general para el cine, un desafío a futuro. ¿Esto ayudará a que se instalen definitivamente las plataformas streaming, que puedan convivir con las salas de cine? Estamos en una etapa medio bisagra, como fue en su momento la aparición de la televisión y la aparición del VHS. Y esta pandemia que llevó a hacer todos los festivales online, donde la prohibición de las salas de cine llevó a que se instalaran mucho los estrenos online, la programación de los jueves de estreno de Cine.Ar… Esto llevó como a un nuevo desafío. Creo que lo primero que se ve afectado es esto.
Y puede ser que este año haya bajado un poco la producción. Esto no se ve tanto todavía en el BARS, porque la pandemia y la necesidad de guardarnos hizo que muchas producciones, en Argentina y en todo el mundo, hayan quedado como guardadas y que recién en estos últimos meses se retomaron muchas filmaciones. Acá también el INCAA tuvo que bajar mucho lo que es el fomento, por una necesidad presupuestaria en general del país. Y todo eso puede ser que haya afectado. Pero no sé si se ve tanto en esta edición y esperemos que no se note tanto en las futuras. Pero yo creo que ahora se va a volver a dar un crecimiento en todo lo que es el trabajo del arte. Así que mantengo las esperanzas con eso. Igualmente ya antes de la pandemia veníamos de un período, con las dos anteriores gestiones del INCAA, a partir del 2016, que fueron bastante turbias y poco colaborativas con lo que es el cine en general argentino y con el cine de género en particular. Se apoyó a grandes producciones, al cine que más convoca, al cine de Suar, de Franchella y Telefé. Y todo eso siempre termina perjudicando al cine más chico, a los documentales y al cine de género, más libre, con ganas de desarrollarse creativamente.
Temáticamente, es seguro que la situación de epidemia sirva mucho de inspiración para el cine de género de acá en adelante. Creo que 2020 va a ser inspiración para muchas películas. Más allá de los cortos que mencionás (que pueden responder más rápido a las coyunturas), la lógica de producción más extensa de los largos hizo que todavía no se viera tan claramente. Pero sí es llamativo que dentro de la competencia BARS Contar hay una película que se llama Tóxico, que fue la primera película de los jueves de estreno de Cine.Ar, a las pocas semanas de que empezara la cuarentena, y fue toda una casualidad porque se hizo durante 2018/2019 y trata sobre una pareja sobreviviendo una cuarentena. Es una película argentina con Jazmín Stuart y trata de muchas cosas que después terminamos viviendo: el aislamiento, la interacción social que empieza siendo pacífica y después se vuelve más virulenta… Es una película en la que nos podemos ver reflejados y es una curiosidad total verla en este contexto.
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-Otros BARS ofrecieron, además de las películas, mesas y debates, un espacio para el encuentro personal de los fans del fantástico, el terror y la CF, para el cosplay y demás. Este año la epidemia obliga a un funcionamiento distinto, pero se busca no perder la mística ¿Qué expectativas tenés para el festival de este año?
-Bueno, creo que el BARS le encontró la vuelta a poder plantear algo distinto en el desarrollo de las tres plataformas online. Vamos a tener entrevistas, se va a entrevistar al dios Lloyd Kaufman, cofundador de Troma Entertainment, además de proyectar su última película. Así que estamos todos con muchas expectativas. Por el lado de las entrevistas también hay varios directores pensados, así que se sigue manteniendo esta idea de que aunque no viajen sean invitados y se le pueda hacer una entrevista online con participación de la gente. Así que muy bien con eso. Y también, si bien no se puede hacer cosplay y todo eso, se desarrollaron los “fogones” donde se van a estar contando cuentos de terror. Habrá talleres, está el BARS a la Medianoche donde se van a estar pasando películas de culto con impresiones de gente muy emblemática del BARS, está la Polémica en el BARS, que me parece genial, donde se va a discutir sobre cine de género en estilo BARS. Así que creo que le encontraron la vuelta para que aunque el festival sea online poder darle una vueltita para decir que es una edición especial, con un gustito particular y con cosas que las otras ediciones no tenía, aprovechando las posibilidades que tiene el mundo online.
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-Entendemos que como jurado de la sección de producciones nacionales no podés adelantar favoritismos, pero te pedimos una opinión general sobre la situación de las producciones de género en nuestro país en la actualidad y si creés que hay algunos cambios respecto de años anteriores, si hay una mayor vitalidad, nuevas temáticas, etc., cuestión respecto de la que estás al tanto por tu rol en la CFyB. También si te parece que la dinámica argentina es comparable con algunas tendencias latinoamericanas, si es que venís siguiendo también esos desarrollos.
-Creo que en los últimos tiempos, ya podemos hablar de algo muy consolidado, con un salto grande en 2010, se consolidó mucho el cine de género acá. Y ya se lo está dejando de considerar géneros menores porque tenemos grandes directores. Creo que también la creación de esta nueva competencia de la que son jurado, la competencia BARS Contar, no es casual porque se da como una necesidad porque hay mucho cine de género nacional que logra estrenar en sala, cosa que antes no se daba tanto. Y es un notición. El tema de la pandemia por supuesto que afectó eso, lo mismo que estas gestiones turbias a partir del 2016 en el INCAA y la crisis económica de esos años también afectaron mucho al sector. Sin adelantar favoritismos, este año todas las películas que están en la categoría BARS Contar, que son todas de cine nacional, son todas de una calidad muy buena. Realmente los tres jurados (Matías Orta, Ayi Tursi y yo), tenemos una labor muy complicada porque son todas películas muy buenas. Y las películas que están en las otras competencias, tanto de cine argentino como latinoamericano, están muy bien. Por ahí está Historia de lo oculto, de Cristian Ponce, que en el reciente festival de cine de Mar del Plata la rompió, Germán Baudino se llevó el premio a Mejor Actor. No del género, mejor actor en general, lo que habla de un gran crecimiento del cine de género.
Y sí, el cine argentino es uno de los más fuertes a nivel lationamericano y eso también se nota en lo que es el cine de género. Junto con México, que también tiene una apuesta muy fuerte. En Brasil está creciendo en el último tiempo, con una mano muy particular para el cine de género. Ese crecimiento del cine de género de la región también se vio mucho en las últimas ediciones del BARS. Y esperemos que podamos atravesar esta crisis económica de los últimos años y se pueda hablar de un resurgir como el que hubo en 2010 y vayamos hacia años de mucha vitalidad y esperanza. Creo que cuando salgamos de esta pandemia hay mucha esperanza de que vuelva a ser un gran período.
-¿Podés darnos algunas recomendaciones dentro de la multiplicidad de películas, podcasts, invitados, mesas y actividades de este año?
-Bueno, mi corazoncito siempre está con el cine argentino, por eso me enorgulleció que me hayan convocado como jurado para esta categoría que habla bien de los estrenos de cine nacional. Así que todas mis recomendaciones son para el cine argentino. No se pierdan Historia de lo oculto, de Cristinan Ponce, porque es un peliculón, señores, un peliculón. Y en general todo lo que encuentren de cine argentino. Presten atención también a las competencias de cortos porque siempre hay material muy interesante como para guiñar el ojo y recordar los nombres, que después los vamos a ir viendo en ediciones posteriores con sus primeros largos. Es gente a la que siempre hay que prestarle atención. En el BARS pasa mucho eso de que los vemos crecer como pichones a través de los cortos y después ya los vamos viendo consagrarse con grandes largometrajes. No puedo decir uno en particular, pero si se perdieron durante el año los estrenos en Cine.Ar aprovechen y miren todas las películas de la competencia BARS Contar, porque hay muchas cosas para tener en cuenta, muchísimas películas muy pero muy buenas. También en lo que es cine argentino una película que no está en la competencia Contar, que es Al tercer día, que va a tener su estreno mundial en la competencia internacional. Es de Daniel de la Vega, que es como un emblema del BARS, todas sus películas pasaron por allí y lo vimos crecer desde sus primeras películas habladas en inglés, hasta convertirse en esta hiper referencia de cine de género argentino que es hoy en día. Esa es otra gran apuesta y otra película que no hay que perderse este año.
Y fuera de las películas, no se pierdan la Polémica en el BARS, una idea que me parece genial, los fogones, la entrevista a Lloyd Kaufman. Estén ahí, participen y apoyen al BARS, que es una manera de apoyar al cine independiente argentino, de apoyar a los que tienen ganas de hacer algo distinto, por fuera de la gran industria, con más libertad creativa. Apoyen al cine de género nacional y latinoamericano. No todo el cine de género es Michael Bay reventando cosas por el aire. Hay un cine de género que realmente tiene muchas cosas para contar y muchas ideas políticas y sociales. Pasen también por la tienda del BARS, cómprense algo y colaboren, que el festival siempre necesita ayuda.