Hernán Menard, de Malayunta Orquestita: “Lo que hacemos está cercano al decadentismo”
Por Marcelo Simonetti
Antes de la presentación de su cuarto disco, Marcelo Simonetti entrevistó a Hernán Menard, cantante de Malayunta Orquestita, una banda platense que se autodefine como un «cabaret arrabalero» y ofrece «mixturas que van desde el postpunk, a la milonga y la canción de entre guerras con cierto cinismo descarnado».
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Hace años que Malayunta batalla en sótanos y tugurios destilando un crossover de melancolía porteña y de otras tierras, mechando cosecha propia y personalísimas versiones de Joy Division, The Cure, Nick Cave, Spinetta y otros. Cada vez que los he visto entré con ganas y salí borracho, nublado de pasión y melancolía. Ahora que están a punto de sacar su nuevo disco, es un buen momento para dialogar con su cantante Hernán Menard. También integran la banda Marcelo Veiga (batería), Alejandro «Racu» Pérez (bajo), Diego Peralta (guitarra), Daiana Antonini (acordeón y teclado), Martín Murphy (percusión y chapa), Maxi Mazzeo (trompeta) y Fernanda Ortega (violinista invitada).
-Hace unos días leía una nota en un diario que hablaba del gótico rioplatense y todas sus aristas y aparecen vos y la banda. ¿Te sentís cómodo con esa definición?
-Son términos que por separado me gustan, me atraen. Se podría decir que al juntarlos no habría problemas. Igual si preguntas mi opinión depende mucho de a que nos refiramos con «gótico». Tiene muchas significaciones sedimentadas… A mi me gusta más pensar lo que escribo y lo que hacemos como algo mas cercano al decadentismo, con los discursos de las orillas, de los márgenes. Me gustan mucho los poetizadores de las orillas, de los límites como Nicolás Olivari, Carlos de la Púa, Cadícamo mismo. Malayunta, creo que tiene mas ese perfil. El festejo del fracaso, el brindis del final, ponerle el pecho a las causas perdidas, el perdedor por naturaleza… Eso más que lo gótico clásico. Igual entiendo que nos pongan en ese lugar de gótico rioplatense y no, no me molesta.
-¿La inspiración viene sola o hay que ir a buscarla?
-No se. En mi caso hay una mezcla de ambas cosas. A mí se me despiertan u ocurren cosas desde lugares muy disimiles. Una peli, una frase de la verdulera, una foto, etcétera. Y luego me dedico a pulirlas, trabajarlas, mostrarlas, conversarlas y tocarlas bastante hasta que logran el carácter que se busca. A veces las obras fracasan y ahí hay que dejarlas. La inspiración no es para mí una «posesión», como creían o creen los románticos… Las ideas aparecen desde lugares muy distintos
-Para escribir hay que leer. ¿Para hacer música hay que escuchar música? ¿Ibas o vas a shows?
-Sí, yo escucho mucha música grabada y en vivo, aunque no voy a todos lados ni a ver de todo. Últimamente no salgo mucho. Pero el modo de nutrir el mundito musical de cada uno es con música.
-¿Sumas música con los años o escuchás eso que escuchábamos cuando teníamos 18 y no entra más nada?
-Tengo mis discos clásicos y artistas fundamentales y fundacionales a los que vuelvo una y mil veces. Pero considero que son «clásicos». Escucho también cosas nuevas que se van sumando, al menos temporalmente a la colección de preferidos. Lo distinto es que si conoces algo nuevo ahora lo podés explorar en una semana con las distintas plataformas.
Sigo escuchando y me siguen gustando discos que me formaron, pero ya no tan seguido. También volví a escuchar la música que escuchaba en mi casa cuándo era chico -folclore, boleros, tango, chanson o música ciudadana- pero desde la perspectiva de alguien que escucha punk y postpunk, que se formó como escuchador de música en ese universo.
-La frase “Somos los mismos de siempre” como estandarte cultural, artístico, social o individual ¿es positivo o es símbolo de pobreza?
-A mí la quietud me aburre. No creo que sea una cocarda ese tipo de coherencia. Creo en lo plural de nuestra existencia en lo performático del crecimiento, sea en lo que sea. La quietud, para mí, tiene que ver con cierta romantización de algún lugar de comodidad. No poner en crisis ciertas prácticas hace que nos quedemos cómodos en algún nicho. Me gusta el cambio. La mutación en sentido artístico es un acto de libertad si se quiere ir contra todo lo hecho anteriormente, o por lo menos intentar ir en su búsqueda.
-¿La melancolía es porque todo tiempo pasado fue mejor o viene de aquello que queríamos que pase y sabemos que no va a suceder?
-Me parece que lo melancólico esta ligado a una carencia. En la edad media se creía que la melancolía inquietaba y desmoralizaba. Hay un grabado de Durero que muestra a un estudiante rodeado de sus instrumentos pero mirando melancólicamente por una ventana. A mi la melancolía no me paraliza, pero me hace patente que existimos de a cachos.
-¿Un tema está terminado cuando se compone, cuando se graba, o sigue teniendo vida propia mientras haya ganas de tocarlo y se toque?
-Me parece que las canciones son siempre distintas mientras las tocás. Las canciones tienen varios estados o momentos, la grabación es solo uno de ellos. Una canción es un evento, algo que pasa, algo que nos pasa.
-Están presentando un disco nuevo a la brevedad. ¿Que podes contar de eso?
-Sí, en abril presentamos La Fragilidad de los Inviernos, nuestro cuarto disco, grabado a lo largo del 2019. Es un disco un poco corrido del universo arrabalero que venimos armando con los discos anteriores, me parece que menos orillero. Tiene aires mas rocker y tex mex. Un disco de despedidas de cosas que se van a la mierda, como pequeñas explosiones de lo cotidiano. Es un disco invernal pero luminoso, que festeja la primavera. Le encontramos un tono mas distorsionado si se quiere, mas eléctrico.
-Gracias Hernán, nos vemos en abril entonces.
El 18 de abril Malayunta Orquestita presenta su disco La fragilidad de los inviernos en Guajira Bar, de la ciudad de La Plata.