«Las abuelas y abuelos sabios anunciaron estos acontecimientos»

Por Tomás Astelarra

La sexta publicación del dossier “Escrituras de #Cuarentena, una crítica política de la cultura y la lucha de clases”, una iniciativa conjunta de las revistas Sonámbula y La Luna con gatillo, es una entrevista a la amta o líder espiritual warpe Argentina Paz Quiroga del territorio de Cuyun, acerca de esta pandemia y la crisis civilizatoria, frente a la que surge la esperanza de un nuevo orden natural. A lo largo de esta semana iremos compartiendo artículos de ambas revistas con distintos acercamientos a la pandemia mundial desde la cultura.

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La conocí con motivo de una charla de “Pluriculturalidad para defender la Vida” en el Encuentro Tantanakuy en Traslasierra. Fui convocado poco antes por la familia Corazón de la Montaña para conocerla en un almuerzo ritual sobre el río de Luyaba. Mojaba los pies rodeada de jóvenes, centro de atención. Poco después se dispusieron un par de reposeras, mate y termo, debajo de un algarrobo (“el árbol”). Había leído algunos escritos míos y quería conocer mi pensamiento. Enseguida supe que estaba frente a una mujer de poder. Los encuentros se sucedieron en sus viajes a mis pagos, en la casa del viejo Mario, en las afueras de Merlo, a través de la redes. Supe que era una mujer de poder antes de conocer su historia, su raíz indígena bien presente siempre desde la infancia en medio de su militancia en la Federación de Uniones Vecinales de San Juan (donde fue como secretaria al congreso donde se eligió a Agustín Tosco en la CGT de los Argentinos), su amistad con Armando Tejada Gómez, sus difíciles momentos durante la dictadura y una enfermedad que la llevó a Buenos Aires, donde se encontró con otros hermanos indígenas del continente. “El Plan Condor nos unió a todos en la gran capital”, cuenta. Luego volvió a San Juan para reconstruir a su pueblo. Tocó las puertas de los vecindarios y periferias, subió a la montaña con su hija Illihue, allá encontró a las abuelas con sus telares y rituales, sus mates, panes y “el árbol”. Fundó la Comunidad Warpe del Territorio del Cuyun que recibió personería jurídica, formó parte de la comisión constituyente que elaboró el articulo 75 inciso 17 que reconoció a los pueblos originarios en la reforma del 94, del Consejo de Sabios de la Abya Ayala, del Consejo Plurinacional Indígena de la República Argentina que organizó la Marcha de los Pueblos en pleno bicentenario kirchnerista. Fue ahí donde se le plantó a Cristina para contarle la realidad de su pueblo. También les cantó las cuarenta a James Petras y tantes otres. Hoy en su lugar de nacimiento, Puyuta, San Juan, sostiene la Casita Warpe y el proyecto Educar para la Vida, mientras hace rituales como guía espiritual, amta, de su pueblo. Más allá de su extensa e intensa trayectoria de vida, o quizá precisamente por eso, para hablar de ella quizá solo haga falta decir que es una mujer de poder. Pero esas cosas se sienten, no se escriben.

La pandemia capitalista

“Soy mujer warpe, nací, me críe y habito este punto del territorio en el hemisferio sur, Puyuta, donde antes había mucha agua. Y donde hay mucha agua, hay mucha vida. Hasta que llegó la invasión, la colonia, la república, el desarrollo, el neoliberalismo y todas esas pandemias que ha sufrido nuestro territorio warpe sin fronteras en San Juan, Mendoza y San Luis. Soy de la cultura del agua, ese es el primer valor que recibimos de nuestra ñañas, nuestras abuelas. El primer valor y la primera ley, el respeto a la abuela agua, a la madre tierra, al padre sol, al abuelo viento y a todos los seres vivos que nos acompañan en este punto del territorio. Y cuando hablo de seres vivos hablo de toda la vida, no solo de los seres humanos, de nuestros mayores y de nuestros hermanos menores. La cultura warpe es la cultura del agua y tengo una gran felicidad de haber sido convocada por los jóvenes del movimiento en defensa del agua aquí en San Juan. Tengo una inmensa alegría en mi corazón, ya que llevo décadas, muchas lunas y muchos soles, décadas y décadas y décadas, transmitiendo el proyecto Educar para la Vida, donde hemos difundido estos valores de nuestra cosmovisión: el respeto a las siete u ocho leyes que nuestra abuelas y abuelos han conocido, han respetado, han defendido y han aplicado en todas la áreas de su vida. Por eso después de tantas décadas tengo una inmensa alegría de que los jóvenes de esta nueva generación vayan sintiendo el llamado de esta cultura del territorio: hijos de la cultura del agua”.

Desde su cuarentena en la casita Warpe, mimada por su hijo Jorge que le compra frutas, le hace asados y sopaipillas mientras ajusta el revoque de la construcción, cuenta como viene pasando la cuarentena: “Yo estoy bien, pasando este momento de encierro. En lo personal contenida, asistiendo y respondiendo en lo posible a los círculos comunitarios que me rodean. Hay, como en todos lados, preocupación, miedo y también ansiedad. Trato de poner luz, positiva mirada y expulsar la pandemia del miedo. A mi me sigue la duda: ¿este virus que paralizó al mundo es verdadero o es creado por los gringos o los chinos en esa pulseada de potencias capitalistas que dominan el mundo? En un momento que los Pueblos Indígenas en todo el planeta tierra se ponían de pie para luchar y defender los Territorios y por ende la Vida en ellos, aparece el virus. ¡Es para reflexionar! Siento y pienso que la reflexión debe dirigirse hacia allí. En América se movilizaron los Pueblos y millones salieron a la calle en Ecuador, Colombia, Chile, Argentina y otros paises. Ahora están todos guardaditos en casa y quietitos… ¿Y el colonialismo imperialista feneció?”

Su primera reacción, joven y rebelde como es a pesar de su edad, fue llamar a resistir la cuarentena, a mantener la reunión del 22 de marzo en defensa del agua a la que había sido convocada. Envió un comunicado donde decía: “No suspendamos ninguna actividad, realicemos las actividades. Porque esta pandemia creada en la lucha de los grandes estados, en esta lucha cibernética implantada desde los laboratorios, implantada desde el neoliberalismo, implantada desde las multinacionales capitalistas que gobiernan el mundo, que solamente están mandando un mensaje de no vida. Prohibido abrazarse, prohibido besarse, prohibido encontrarse. ¡Que casualidad! Que cuando todos los pueblos indígenas de la Casa Grande, el Planeta Tierra, se ponen de pie para poner en vigencia la Vida, aparece una pandemia que nos está prohibiendo la Vida. No suspendamos la Vida, nos encontremos, nos miremos a los ojos, nos tomemos de la mano, nos abracemos, nos cantemos y nos contemos qué estamos sintiendo, qué estamos pensando, qué estamos haciendo. Nos cantemos y nos contemos qué debemos hacer frente a esta pandemia inventada por los laboratorios y las grandes empresas del capitalismo en la época del imperialismo. Una guerra bacteriológica. Han fracasado con todas las guerras que han inventado, han fracasado con todas las armas que han inventado durante todos los tiempos para combatir la Vida y a los Pueblos, que han luchado por su liberación, por la defensa de los territorios. No le demos el gusto en este momento. Nos encontremos y recuperemos la vida. Hagamos el canto, hagamos la danza, hagamos el humito, hagamos lo que tenemos que hacer. Y si no podemos reunir 200 personas juntas, reunamos 10, 15, realicemos los encuentros en pequeños círculos, círculos que vayan siendo concéntricos para que después se unan en un circulo total por la Vida”.

¿Una esperanza?

Mas sosegada y contenida, siguiendo como muches la corriente de una sociedad que se para impávida ante la muerte por un virus, como si la muerte no fuera parte de la Vida (sobre todo parte esencial de este sistema-mundo capitalista que arrasa los territorios), ahora reconoce: “Los primeros días yo estaba muy rebelde y además estaba posicionándose con la idea de que no había que aquietarse, que no había que recibir el mandato del sistema. Pero frente a la situación global: ¿que puedo hacer yo frente a un Planeta Tierra que se quedó quietito. Eso me hace pensar de que va a ser un poco difícil salir de esta quietud en forma más o menos armónica, para ver que hacemos después, como organizarnos para seguir en la búsqueda de la Vida. De todas formas te diré que en relación al estado nacional, a su gobierno y fundamentalmente a su presidente, estoy de acuerdo con las decisiones de Alberto Fernández. El discurso que dio, donde anunció la continuidad de la cuarenta, lo vi y lo escuché, me pareció su tono importante, me parecieron las decisiones importantes, acertadas. Su tono y sus convicciones me dieron seguridad. Los anuncios y también las definiciones que hizo en relación a los nacionales, a esos nacionales que tantas veces se le dio subsidio y se le sigue dando. Me gusto la forma como los denominó, los calificó, porque esos son. Eso me dio seguridad y me dio esperanza, de que el tiempo que viene, este presidente y este gobierno, se puedan afianzar, salir airosos de está crisis y que se pueda realmente iniciar algunos cambios y algunas medidas en relación a la situación que tenemos nosotros aquí en este país. Algunas definiciones y algunas medidas de Alberto Fernández son todo lo opuesto a los doce años del kirchnerismo, donde se le abrió las puertas a todas las multinacionales del planeta, todas las multinacionales que ya habían destruido la vida en Europa y otros continentes, todas las multinacionales que los pueblos con su lucha desterraron de sus países, como el caso de Canadá. Yo estuve presente cuando hubo esa gran movilización para que la Barrick no se asiente y se vino para Argentina. La Barrick, Monsanto, Chevron, que empetroló Ecuador, y otras… Sin embargo acá se le abrieron las puertas y se le dieron todas las garantías para el desarrollo de sus políticas destructivas contaminantes y genocidas del Territorio y de toda la Vida que hay en él, no solo los humanos. Como es el caso acá de Cuyo, San Juan, donde fue destruida la única biósfera existente de nuestros hermanos mayores las vicuñas y los guanacos. Y fundamentalmente se anuló la ley de glaciares que tantos años nos costó lograrla. Eso permitió que se derrumbe el glaciar para poder transportar los camiones a través de la cordillera para el otro lado de Chile. Entonces, eso, que me dio seguridad y siento que también hay que poner fueguitos para que este presidente se fortalezca, y ese nuevo ser que se está dando en su conciencia, adentro de su cuerpo físico y de su mente y de su capacidad política. Siento que tal vez bastante tiene que ver su hijo en eso, su joven mujer, algunos asesores y algunos líderes que están en este momento en el equipo de gobierno, el caso del ministro de Desarrollo Social, al que conozco desde el año 95. Me dio seguridad, me dio esperanza, de que podamos en este nuevo tiempo, que se está anunciando en este otoño de transformación, de una nueva situación en nuestra Casa Grande, la Madre Tierra”.

¿Cual es el destino?

“Se ponen en juego los paradigmas existentes y entran en vigencia los nuevos. El estado en la sociedad burguesa, en todas las épocas, ha jugado su rol al servicio de las clases dominantes, manteniendo la estructura vigente y sin tocar sus bases. Es un  estado represor o es un estado de bienestar. Solo se hacen reformas en la superestructura, sin tocar la estructura. Las políticas para solucionar algunas cuestiones básicas de las necesidades del Pueblo no han impedido que se destruyan los Territorios y toda la Vida que hay en ellos. Todo lo contrario. Por lo tanto, la crisis demuestra que no hay ningún estado preparado para afrontar y dar solución a los problemas planteados. Demuestra también el fracaso total de las políticas neoliberales que han llevado al Planeta a la auto-destrucción. ¿Qué esperanza se puede tener que después de la crisis el estado capitalista debe seguir gobernando? ¿O se se nos da una oportunidad de ir organizando un nuevo orden de vida? La Casa Grande no puede seguir así. Se habla de “solidaridad”, un concepto bastante manoseado y que deberíamos repensar. En las Cosmovisiones indígenas no existe, no está en los idiomas maternos. ¡Soy uno parte del todo! Y como hijo de ella habito y comparto todo lo que ella nos brinda, por eso no se compra ni se vende. Y se desarrolla la Vida, comunitariamente. Los  Pueblos Indígenas hemos vividos millones de años bajo estos preceptos, o sea esos Valores. Dicen las Abuelas que hay ocho o nueve leyes que hay que conocer, respetar y defender para mantener la armonía y el equilibro. Es la sociedad occidental moderna y capitalista la que contaminó, destruyó y violó todas las leyes de la naturaleza. Así estamos. Esta crisis nos pone quietitos y con mucho tiempo para reflexionar, pensar y accionar. Se habla de un enemigo silencioso y desconocido. ¿Es verdad esto? ¿Y que hay de los informes que se han difundido de las investigaciones realizadas y del posible antídoto? Se han difundido nombres, apellidos y números de matrículas. ¿Es conspiración paranoica? ¿Y por qué no se apela al antídoto que tienen los cubanos y según parece ya están en China, Rusia, Italia y otros países? Hay muchas preguntas que debemos hacernos. Un microbio pequeñito y desconocido paralizo la vida en la sociedad humana, planeta Tierra, mares, aires, en todos los continentes. Pero el otoño vuelve, los pájaros siguen cantando, los colibríes y mariposas alegran los jardines, los animales igual. Taimenta (padre sol) ilumina cada día, la lluvia purificó la tierra y la atmósfera. Hay oxigeno en el aire. Las madres y padres conviven con sus hijos. Sin horarios, sin agenda, sin correr de un lado a otro. Sin despertar un bebé o niño para llevarlo a la guardería y luego mirarlo por una camarita…¿Sera tiempo de estar en silencio? Observar, sentir el latir del Corazón de la Madre Tierra y palpitar los cambios? ¿No será tiempo de soñar una nueva manera de organizarnos para la Vida? La vida presente da la respuesta. Todo indica que hay esperanza. Las abuelas y abuelos sabios que ya anunciaron estos acontecimientos, guardan los secretos y los saberes para volver a la Vida. ¡Takiyiwe!”