Lo que ganamos en el fuego, un comentario sobre la última novela de Kike Ferrari

Por Pedro Perucca

Pedro Perucca recomienda El significado del fuego, la reciente novela de Kike Ferrari editada por Alfaguara, que continúa Que de lejos parecen moscas con una investigación en torno a la familia del siempre desagradable señor Machi, desaparecido hace una década. Un texto que subvierte las reglas del género negro y se construye en torno al vacío dejado por el personaje excluyente de su precuela sin perder potencia.

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El significado del fuego comienza casi exactamente dónde termina Que de lejos parecen moscas, el policial con el que hace cerca de diez años Kike Ferrari se instaló definitivamente en el escenario literario, a nivel local y también internacional, ya que con ella ganó el premio a la mejor ópera prima del género negro en el festival literario español la Semana Negra de Gijón. El texto, recién editado por Alfaguara propone un regreso al horrible mundillo de señor Machi con nuevas herramientas pero con un odio de clase inalterado.

Más allá de que en el tiempo literario, entre una y otra novela han pasado apenas unos minutos (los necesarios para que el siempre desagradable señor Machi, después de romper el jarrón donde guarda la merca, abandone definitivamente la escena huyendo del country en un BMW en el que intenta deshacerse de la brutal sorpresa con la que concluyen sus desventuras en la primera novela), está claro que en la experiencia vital y literaria de Kike la década que separa la publicación de ambos textos no ha pasado en vano.

Así, mientras la primera podía ubicarse más fácilmente en los parámetros del género negro más tradicional (en un frecuentemente reconocido homenaje a la obligatoria El cerco, de Juan Carlos Martini), en su continuación es evidente la complejización de las herramientas literarias. Ese alter ego del autor que es el escritor Fermín Forgeroni, ya aparecía como personaje secundario en Las moscas: era el novio de Luciana, la hija del señor Machi, al que este odia y desprecia, al punto de no registrar siquiera su nombre (¿Federico o Felipe?). Un personaje que ya entonces abre las metalecdturas prometiendo escribir “una novela en la que el señor Machi sería protagonista y en la que le sucedieran cosas terribles”.

En El significado del fuego el reencuentro casual de Fermín y Luciana en el circuito sadomaso porteño va a ser el punto de partida de la investigación que articula esta secuela, siguiendo el punto 9 del famoso «Decálogo del relato policial argentino» de Carlos Gamerro: “Los detectives privados son indefectiblemente ex-policías o ex-servicios. La investigación, por lo tanto, sólo puede llevarla a cabo un periodista o un particular”. En este caso, la pesquisa que impulsa Fermín con una excusa literaria será sobre el destino del señor Machi, desaparecido hace diez años, al que algunos creen muerto y otros fugado a un paraíso fiscal caribeño. La figura de Machi se va construyendo sobre múltiples versiones de quienes lo conocieron y lo recuerdan con más o menos cariño.

Es decir, se trata de un texto construido alrededor de una ausencia, lo que requiere otras herramientas, como lo reconoce explícitamente el propio ex yerno de Machi en una de las “bitácoras” que jalonan la novela: “En este punto los caminos de las dos novelas se separan y avanzan en líneas que se alejan. Porque aunque compartan personajes y algunos materiales, las herramientas para contar las dos historias son distintas. Porque haber sabido contar una no implica poder contar la otra. Porque las separan diez años pero también mucho más que eso. Porque donde allá había un personaje, acá hay una ausencia”. En otro momento, comparte sus dudas ante el desafío de montar un artefacto literario alrededor de “la historia de un personaje que fue ubicuo pero ahora no está en ningún lado. Un protagonista tácito”.

Además de las bitácoras, que reflexionan sobre procedimientos y herramientas literarias, sobre los caminos que podría tomar el texto que se está escribiendo, que estamos leyendo, también hay “Materiales”, que suman declaraciones policiales o protocolos de actuación para casos de desaparición de personas, multiplicando los cambios de registro en la lectura. Fermín también explica la incorporación de estos materiales, confesando que lo que le interesa es “conseguir una forma porosa”: “No quiero que sea pura ficción pero tampoco me interesa ser fiel a los hechos. Quisiera construir una novela de la ausencia con los materiales de la presencia. Un relato híbrido que borronee las fronteras entre géneros, romper un poco con la lógica cuento/novela, crónica/ficción, realismo/fantástico”. Bien por Fermín, bien por Kike.

Dándole la razón nuevamente al decálogo de Gamerro, en esta novela también “el propósito de la investigación policial es ocultar la verdad” y “la misión de la Justicia es encubrir a la policía”. Como puede esperar cualquiera que haya leído a Kike, la corrupción que rodea al señor Machi y a su familia conforma un retrato despiadado de una inescrupulosa clase dominante argentina de nauseabundos lazos con el Poder Judicial y las fuerzas de seguridad, con favores, encubrimientos y pases de facturas que someten el destino de cualquier investigación a este laberinto de intereses cruzados que nada tienen que ver con la verdad o la justicia.

En El significado del fuego, un artefacto literario de evidente sofisticación que todo el tiempo juega a deconstruir los tópicos más o menos standarizados de la novela negra, abriendo sentidos en lugar de cerrarlos, el odio de clase permanece saludablemente intacto. Y, como en su hermana originaria, el bestial sprint final logra resignificar todas las escenas previas de manera tan sorpresiva como coherente con las premisas del juego propuesto. No se la pierdan.

El significado del fuego se presenta este sábado 9 de abril a las 19 en Tano Cabrón (Jean Jaures 715), Paula Rodríguez y Nicolás Ferraro acompañando al autor.

 

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