Luke Cage, los héroes afroamericanos y la lucha por los derechos civiles

Por Pedro Perucca

Luke Cage es una novedad para la TV pero también una etapa más de una larga historia de lucha por la visibilización y los derechos afroamericanos, también impulsada desde las coloridas páginas del comic. Una breve historia de los superhéroes negros y algunos comentarios sobre la serie más política de Netflix.

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En 1963 el guionista Stan Lee y el ilustrador Jack Kirby dieron vida a un equipo fantástico con futuro: los X-Men. Mediante una operación de desplazamiento tradujeron el conflicto racial (como se decía entonces) a la cuestión mutante. Los discriminados por distintos ahora eran los portadores del gen X, pero las estrategias de lucha resultaron inmediatamente identificables: el profesor Xavier era el reverendo Martin Luther King, mientras que Magneto representaba al aguerrido Malcom X. Pocos años después ambos líderes fueron asesinados democráticamente, pero sus estrategias de lucha continuaron enfrentándose en el comic.

La radicalización negra no hizo más que avanzar en esos años. En octubre de 1966 nacieron las Panteras Negras, pero unos meses antes ya había aparecido el primer superhéroe negro en un comic. Pantera Negra (hoy presente en Civil War), el príncipe T’challa de Wakanda, es el primero, pero es africano. Hubo que esperar para que apareciera un héroe “afroamericano”. En 1969 nació el Halcón (aliado recurrente de Capitán América) en las tiras de Los 4 fantásticos, pero se mantuvo largo tiempo como personaje secundario.

evolucionLa llegada de la década del setenta trajo consigo el fenómeno cinematográfico conocido como Blaxpoitation, un subgénero clase B con protagonistas negros hipersexualizados y de pocas pulgas, capaces de hablar slang. El prototipo fue el Shaft de Richard Roundtree (que luego encontró una reversión mediocre en los 2000, con Samuel Jakcson) y para el género femenino el ícono fue Pam Grier (luego rescatada por Tarantino para Jackie Brown). La Misty Knight de Luke Cage se inspira explícitamente en ella.

En 1972 por fin DC incorporó por primera vez un héroe afroamericano: el Linterna verde muleto John Stewart. Pero ya estaban dadas todas las condiciones de posibilidad para que por fin un superhéroe negro tuviera su propio título. Así nació en 1972 Luke Cage, héroe de alquiler, escrito por Archie Goodwin, Steve Englehart y Len Wein y dibujado por John Romita Sr. Oportunismo de blancos, sí (apenas Bill Graham, el entintador, era negro), pero destinado a crecer.

Para que aparezca una superheroína negra aún hubo que esperar algunos años. Ororo Munroe, más conocida por su nombre de guerra de Tormenta, apareció en 1975 en las páginas de Giant Size X-Men Nº 1.

Saliendo de la jaula

Ya la división heroica afro estaba instalada. En los noventa incluso nació Milestone comics, sello explícitamente dedicado a visibilizar y realzar personajes negros. Allí o en otras editoriales crecieron Icon, Spawn, Blade, War Machine, Bishop, Ciborg, Steel. Y siguen las firmas en tinta negra.

Mientras tanto Luke Cage evolucionaba, cambiaba de look y seguía resistiendo. En el héroe cuyo nombre original era Carl Lucas había algo indestructible, más allá de su piel a prueba de balas. El impacto del personaje fue más allá del ghetto, hasta transformarse en contraseña cultural. Nicolas Cage, reconocido amante de los cómics, piensa en él para rebautizarse y para despegar su carrera actoral del famoso apellido que comparte con su tío Francis Ford Coppola.

Así que la idea de Netflix de revivir a uno de los más icónicos superhéroes negros de Marvel claramente cierra por el lado de la tradición, pero también por el de la actualidad estadounidense, especialmente si se toma en cuenta que la población carcelaria registra una impresionante sobrerrepresentación afro y latina o que cerca de 150 afroamericanos han sido asesinados por la policía en lo que va de 2016, con el 97% de los casos sin condena contra los homicidas de azul.

Por algo el Luke personificado sólidamente por Mike Colter usa constantemente buzos con capucha (hoodies) que refieren al caso Trayvon Martin, joven negro asesinado en 2012 precisamente por usarlos. Colter antes del estreno comentó, agudamente: “¿Qué más quisiera en este momento un afroamericano en Estados Unidos que ser a prueba de balas?”.

luke-3Así que Cheo Hodari Coker, el productor ejecutivo y “showrunner” de la serie estrenada en octubre, de sólido background como periodista en la escena hiphopera, optó por una lectura moderna y política del héroe, aprovechando para mechar constantemente elementos de la tradición y la cultura afroamericanas, en especial del barrio de Harlem.

Coker dice que entiende a la serie como una mezcla de western con blaxpoitation y que una gran inspiración fue la historieta God Loves, Man Kills, en la que un Magneto sobreviviente de un campo de nazis discute con Xavier la razón por la que los mutantes deberían poner la otra mejilla cuando los están cazando. Asimilación versus resistencia basada en el fortalecimiento de la propia identidad.

Desde los títulos mismos de la serie se menciona a Malcom X. Y las referencias serán tan múltiples como cerradas al universo cultural afroamericano. Ghetto Brothers o Wu Tang Clan (Method Man incluso tiene un pequeño personaje) son banda constante. Las referencias literarias a Langston Hughes, Ralph Ellison, Donald Goines o Chester Himes pueden obligar a un googleo a alguien que no esté imbuído de ese marco de referencias.

Por eso ha cosechado críticas por izquierda y por derecha. Las primeras le cuestionan una lectura más envejecida que clásica de la lucha por los derechos civiles y la identidad y hasta un embellecimiento del rol de la policía. Por el otro lado, todo un sector del público blanco la cuestiona por «racista», por casi no presentar personajes caucásicos (los pocos que hay son malos) y no apuntar a la integración. «Imaginate cómo me sentía yo viendo Friends«, contesta irónicamente un joven negro ante el planteo en un foro.

Más allá de del interesante subtexto político y las puntas para debatir sobre violencia barrial, abuso policial, cárceles privadas, black power u otros tópicos de actualidad y de que técnicamente es un producto impecable (ambientación, música, fotografía, actuaciones), lo cierto es que Luke Cage no acaba de ser una serie tan sólida como las oscuras Daredevil o Jessica Jones (sus próximos compañeros del team up The defenders, junto al inminente Iron fist).

Se resiente de algunos altibajos en la acción y flojedades de la trama, pero el problema principal probablemente tenga que ver con la contrafigura. Dicen que no puede haber un buen superhéroe sin un buen villano y en Luke Cage a falta de uno hay dos, que para peor cambian a mitad del río, frustrando las más que interesantes promesas del primero sin lograr construir sólidamente al segundo.

En cualquier caso, un producto más que digno y con una personalidad clara y disruptiva.

Black power y ¡sweet Christmas!

Pedro Perucca – @PedroP71