Movilización por Bolivia en Buenos Aires: Voces contra el golpe de Estado

Texto: Pedro Perucca. Entrevistas: Fabrizio Dalla Valeria. Fotos: Mauricio Centurión
Desde Sonámbula participamos de la primera concentración contra el golpe de Estado derechista a Evo Morales y dialogamos con algunas de las personas y colectivos presentes para compartir una primera pincelada de la diversidad de voces que a miles de kilómetros del Alto de la Paz, comienzan a movilizarse a favor del pueblo boliviano.
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Aunque hace semanas que veníamos siguiendo con preocupación las noticias sobre la ofensiva derechista en Bolivia, a todxs nos sorprendió la velocidad con la que se sucedieron los hechos que desembocarían en la renuncia del presidente más exitoso de América latina. Nos dejaron durar muy poco la alegría por la libertad de Lula. El domingo las noticias en redes sociales se sucedían a alta velocidad. Que Evo había convocado a nuevas elecciones. Que había decidido reemplazar a todos los miembros del Supremo Tribunal de Justicia. Que la COB había cambiado de posición y se había sumado al coro de los que pedían que el líder del MAS se vaya del Palacio Quemado. Que habían saqueado la casa de Evo. Que había otras casas de funcionarios del gobierno quemadas y familiares secuestrados. Que los militares estaban “sugiriendo” que sería mejor que renuncie. Que había renunciado. No puede ser. Pongan Telesur que está hablando en vivo. Ahora está hablando Linera, que también se va, después de acompañar a Evo durante más de 13 años. Y mientras pasaba el tiempo, las noticias empeoraban. Brutales represalias contra masistas, ataque contra campesinos cocaleros, rumores de que el presidente estaría en vuelo hacia Argentina, la captura del tuit de Camacho confirmando que había un pedido de captura en su contra, que Evo se había refugiado en el Chapare, que corría peligro su vida.
Y todo así. Hasta que, primero por WhatsApp y luego por Facebook, comenzó a circular una escueta convocatoria sin firma para concentrar a las 19 en el Obelisco y repudiar el golpe de Estado fogoneado por la derecha racista boliviana, por la siempre presente política imperialista estadounidense para la región (que Evo recordó en su despedida televisada), por sectores eclesiásticos evangélicos y católicos, por una fuerza policial autoacuartelada y por un ejército prescindente que dejó que la violencia golpista campeara a sus anchas. Ahí había que estar, defendiendo al que, con todas sus contradicciones, sin dudas fue el mejor presidente del país que llegó más lejos que el resto de los integrantes de ese “ciclo progresita” que recorrió América latina desde el primer triunfo de Hugo Chávez en Venezuela.

Aunque la tragedia en el país hermano nos llenara de angustia, en el camino hacia el Obelisco esto no se manifestaba en ningún cambio en la vida en la megalópolis. Como tampoco se notan en la cotidianeidad los impactos de la heroica lucha que estudiantes y trabajadores chilenos vienen sosteniendo hace más de tres semanas contra el “exitoso modelo neoliberal” del presidente Sebastián Piñera. Por fin se divisan unas banderas tricolor de Bolivia en la plazoleta a la derecha del Obelisco (mirando desde el bajo). Unas 200 o 300 personas. Ni el luego evidente clima de alegría más que de luto, ni la ausencia de whipalas, ni la sobrerepresentación de blancxs de pilcha cara alcanzaron para advertirme sobre la triste realidad: era un grupo de bolivianos festejando el golpe. Hizo falta ver, cuando ya estaba entre esa gente horrible, un cartel que decía “Evo asesino” para darme cuenta del error. Antes de irme, discutí con algunxs de lxs presentes, que sin dudas negaban que Bolivia hubiera mejorado durante los mandatos de Evo y decían que los medios presentaban todo al revés ya que la única violencia existente era la del MAS. En la plazoleta de la izquierda todavía éramos muy pocxs. Mientras esperábamos que siguiera sumándose gente, una compañera me cuenta que había visto que una periodista de Crónica TV estaba indignada con los manifestantes del otro lado. Siempre firme junto al pueblo (boliviano, en este caso).
Al fin este lado comenzó a poblarse. Banderas de Poder Popular, de La Poderosa, de Venceremos Abriendo Caminos, de Democracia Socialista y algunas otras. Cae cada vez más gente, se canta, se insulta. Se manifiesta la esperanza de que a Camacho le pase como a los nazis y en algún momento podamos ir a buscarlo, a donde vaya. Llega un megáfono, las banderas se juntan y compañeros y compañeras bolivianos toman la palabra. La tristeza, la preocupación, la bronca y la esperanza se ponen en palabras.

Un compañero toma el megáfono: “En 60 días va a haber una elección, llamo a concientizar a todos, a militar por esta Patria Grande, por nuestra patria, porque todos somos un complemento, Argentina es un complemento, Bolivia es un complemento, y así toda el Abya Yala. Ellos vienen por nuestra agua, por nuestro litio, por nuestro gas y no lo vamos a permitir. Todavía tenemos la oportunidad de recuperar el poder en Bolivia, no vamos a permitir que vuelva ni Mesa ni Camacho. ¡Esos oligarcas no van a volver! ¡Bolivia se defiende, carajo! ¡Vamos movilizarnos! Por nuestros hijos, por nuestras hijas. No vamos a callarnos. ¡El pueblo no calla más! Evo, tu gente, tu pueblo que vive en el exterior está presente también. ¡No estás sólo!”

Con aerosoles, crayones y témperas empiezan a pintarse pancartas de apoyo a Evo, al pueblo boliviano, expresiones de solidaridad internacional y de condena a la derecha.
Hablamos con Lenis, de Jallalla Juventud, que cuenta: “Han manipulado la comunidad confrontando desde el odio, lo que han buscado es una división entre hermanas y hermanos. Es muy difícil hablar en estos momentos, porque en nombre de la democracia están secuestrando compañeros militantes, hermanas indígenas, quemarles la casa, humillarlos con orina, pintarlos con tinta roja como un símbolo de sangre de los que le pueda llegar a pasar, todo para provocar la renuncia del gobierno. Esto es parte de los que nos ha pasado 500 años atrás en la colonización, de esa manera “nos conquistaron” y es esa manera de quienes ahora nos hablan de “democracia”, cuando hubo una elección que ganó Evo que no quisieron aceptar para luego inventar un fraude, hay una imposición de estos sectores que pretenden ser gobierno sin haber sido elegidos”.

Uno de los principales protagonistas de la lucha que llevó a Evo Morales al poder fueron los pueblos indígenas quienes, más allá de sus tensiones e incluso enfrentamientos con el gobierno institucionalizado del MAS, hoy son sin dudas las víctimas favoritas del racismo desaforado de la derecha golpista. Como también lo han sido del en la Argentina de Mauricio Macri y su ministra de Seguridad Patricia Bullrich.
Carlos Catrilero, mapuche e integrante de la Coordinadora de Comunicación Audiovisual Indigena Argentina, explica su presencia en la concentración: “Nos venimos a solidarizar con el pueblo Plurinacional de Bolivia, entendiendo también que en Argentina también somos pueblos Plurinacionales; donde vivimos los pueblos indígenas, los afrodescendientes y los migrantes. En Argentina sabemos bien lo que es la oligarquía, son quienes están actualmente en el gobierno y vinieron a destruir todas nuestras conquistas. Tenemos que unirnos. Hoy el pueblo Plurinacional de Chile, el pueblo plurinacional de Bolivia y los pueblos de los países Latinoamericanos están saliendo a la calle a luchar y la oligarquía lo sabe. Es por eso que la oligarquía al servicio del imperialismo yankee, pero nosotros tenemos que saber que acá en Argentina también es necesario que se reconozca el Estado Plurinacional porque de esa forma vamos a tener mayor injerencia y mayor institucionalización para salir a bancar a los gobiernos populares de la región; unidad en la diversidad. ¡Marichiweu!”.

Las voces son diversas, las luchas se entrelazan, los oficios se fortalecen. Y la resistencia internacional e internacionalista es tan indispensable como lo es la evidencia de planes continentales de la nueva etapa de ofensiva neoliberal. Y la migración es un fenómeno al que, no casualmente, también combaten los fascismos y microfascismos del mundo. Centenares de miles de bolivianos y bolivianas viven y trabajan en nuestro país, mal que le pese a Pichetto.
Desde el Bloque de Trabajadores y Trabajadores Migrantes / Simbiosis Cultural abordan las problemáticas políticas, sociales y legales vinculadas con la migración. Hablamos con Carla, una integrante del colectivo de nacionalidad boliviana, quien afirma: “Más allá de las diferencias que se puedan encontrar con los gobiernos progresistas y la complejidad de sus políticas, vemos que la urgencia es manifestarnos contra el golpe. Jamás estaremos de acuerdo con que vengan a intentar hablar de democracia de la mano de la oligarquía cruceña que conforma la “Media Luna” en Bolivia como Luis Fernandez Camacho, quién además representa a sectores religiosos que son parte de las instituciones que históricamente nos han doblegado, se han apropiado no solamente de nuestro cuerpo sino también de nuestra forma de vida”.

“Apoyamos a todas nuestras compañeras, compañeros y compañeres militantes de Bolivia de organizaciones de base, organizaciones sociales que somos los que siempre le vamos a poner el cuerpo en las calles más allá de la cúpula de gobierno que exista”, concluye Carla. Y vuelve a seguir poniendo el cuerpo en esta pequeña pero contundente manifestación de solidaridad internacionalista contra el avance de las derechas en el continente.
El lunes se sucederán ya noticias contradictorias y confusas que hablan inicios de una resistencia popular contra el golpe, de una fuerte represión militar, de enfrentamientos en El Alto, del exilio de Evo a México. En el mediodía argentino, una multitudinaria marcha con gran presencia de partidos políticos, organizaciones sociales, gremiales y estudiantiles recorrerá la ciudad multiplicando el grito que comenzó a sonar en la noche del domingo: ¡No al golpe contra Evo Morales! ¡No al avance de la derecha fascista! ¡Viva el heroico pueblo boliviano”