Paisajes experimentales: En busca del (New) Weird criollo
Por Marcelo Acevedo
Marcelo Acevedo recomienda la selección de relatos que realizó Juan Mattio para la antología Paisajes experimentales, antología de nueva ficción extraña, recién editada por Indómita Luz, en la que reúne a lo mejor del weird o «ficción extraña» local: Yamila Bêgné, Kike Ferrari, Claudia Aboaf, Ever Román, Laura Ponce, Ricardo Romero, Dolores Reyes, Marcelo Carnero, Marina Yuszczuk, Leo Oyola y Betina González. «La búsqueda de Mattio con esta antología parecer ser la del encuentro con el cuento extraño argentino, pero lejos de la arrogancia que intentaría imponer una verdad o mostrar un único camino hacia el weird criollo, Juan traza un mapa posible e invita al lector a recorrer junto a él estos territorios sin cartografiar de la ficción extraña argentina en el siglo XXI».
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A comienzos del siglo XX un grupo de escritores con características -narrativas, estéticas, argumentales- similares, reunidos alrededor de la figura del influyente Howard Phillips Lovecraft, y publicados por revistas pulp como la mítica Weird Tales, comenzaban a definir una corriente literaria mutante, híbrida, difícil de clasificar. Robert Bloch, Clark Ashton Smith, W. H. Hodgson, Frank Belnap Long y el citado Lovecraft son algunos de los autores que conformaron ese grupo heterogéneo que no temía experimentar con el cruce de géneros: terror, ciencia ficción, policial, fantasía… lo mismo daba, no había limites mientras pudieran convertirlo en una herramienta que sirviera a sus propósitos narrativos.
A la literatura creada por estos autores se la llamó weird fiction o ficción extraña. ¿Por qué “extraña”? Bien, imaginemos un género capaz de enfrentar a los protagonistas con un enigmático “color” venido del espacio exterior -imposible de describir al no formar parte del espectro visible de los seres humanos- que hace que los cultivos crezcan de forma monstruosa pero al mismo tiempo acelera la entropía pudriéndolos rápidamente, un “color” que enloquece a las personas, deforma a los animales con extrañas mutaciones y torna violentos incluso a los mansos árboles; hablamos de un género que no duda en imaginar a villanos descriptos como “perros” extradimensionales e inmortales que habitan épocas remotas –la noche de los tiempos-, “sabuesos” que pueden ingresar a nuestra realidad a través de los espacios angulares del tejido dimensional, un espacio-tiempo al que sólo se puede acceder a través del estado de consciencia alterado que provoca una sustancia psicotrópica llamada Liao, o Droga Plutónica.1
Está claro que a una literatura que juega con estos imaginarios desbordantes, que se balancea entre los espacios limitantes de la ciencia ficción, el horror cósmico, el suspenso y la fantasía, no se la puede llamar de otra manera más que “extraña”.
“El verdadero cuento extraño incluye algo más que un misterioso asesinato, unos huesos ensangrentados o unos espectros agitando sus cadenas según las viejas normas”, escribe H. P. Lovecraft en su ensayo El horror sobrenatural en la literatura (1927). “Debe respirarse en ellos una definida atmósfera de ansiedad e inexplicable temor ante lo ignoto y el más allá; ha de insinuarse la presencia de fuerzas desconocidas, y sugerir, con pinceladas concretas, ese concepto abrumador para la mente humana: la maligna violación o derrota de las leyes inmutables de la naturaleza, las cuales representan nuestra única salvaguardia contra la invasión del caos y los demonios de los abismos exteriores.”
Para Lovecraft la atmósfera, la creación de un estado de ánimo determinado, es un elemento clave del cuento extraño, un género que no siempre se ajusta a un modelo teórico determinado. Un relato weird debe juzgarse no sólo por la mecánica del relato y las herramientas utilizadas por su autor, sino, sobre todo, por las emociones que pude generar en los lectores a través de pequeñas sugerencias sobrenaturales, oscuras, extrañas.
Sesenta años después del nacimiento del grupo de la Weird Tales florecería una nueva ola de ficción extraña, una especie de revitalización de la weird fiction clásica a través de jóvenes escritores –hoy consagrados- como Clive Barker (Los libros de sangre, Hellraiser) o M. John Harrison (El curso del corazón, Luz), y con continuidad en la actualidad en la pluma del inglés China Miéville (Buscando a Jake, La estación de la Calle Perdido) o el estadounidense Jeff Vandermeer (Aniquilación, Borne). Fue justamente Harrison quien habló por primera vez de un “new weird” en el prólogo de la novela El Azogue (2002) de China Miéville, para destacar una literatura que, a sabiendas, destruye las fronteras que separan a los géneros.
Jeff y Ann VanderMeer -compiladores de dos antologías fundamentales sobre weird y new weird2– manifiestan que se trata de un tipo de ficción especulativa urbana en la que los escenarios y la ambientación de la tradición del fantástico se alteran al utilizar modelos del mundo real, nuevos universos construidos a partir de espacios realistas y complejos que sirven de punto de partida para narrar historias que problematizan eso que llamamos realidad, exacerbando el extrañamiento, evocando al monstruo, quitándole relevancia a lo “natural”, haciendo verosímil la participación de la magia dentro de un contexto científico. Si la tercera ley de Clarke afirma que toda ciencia lo suficientemente avanzada es indistinguible de la magia, en el new weird ni siquiera es necesario que la ciencia sea “lo suficientemente avanzada” para ser indistinguible de la magia.
Toda esa irreverencia, sumada a la ausencia total de purismo y dogmas en las ideas del new weird, llamó la atención del escritor argentino Juan Mattio, y despertó su curiosidad sobre la posibilidad de un new weird vernáculo.
En busca de una ficción extraña local
La lectura de algunos cuentos y novelas de autorxs locales –La boca seca (2014) de Marcelo Carnero, Cometierra (2019) de Dolores Reyes, La habitación del presidente (2015) de Ricardo Romero, Los límites del control (2017) de Yamila Bêgné, o Todos nosotros (2019) de Kike Ferrari, solo por poner nombrar algunos-, llevó a Mattio a plantearse ciertas preguntas: ¿Existe relación alguna entre estxs autorxs y sus obras? ¿Es posible unificarlxs bajo intereses, interferencias e ideas en común? ¿Tiene sentido reunirlxs en una antología? Tras estas cuestiones, la hipótesis de un new weird criollo se hizo presente de forma ineludible.
Por eso, antes de imaginar una antología, era necesario confirmar esta hipótesis.
Finalmente la pregunta que quedaba por contestar giraba alrededor de la posible existencia de un new weird criollo. Pero para responderla era imperativo rastrear el precedente, porque para que haya un new weird antes tuvo que existir, de manera inevitable, un weird argentino.
En su búsqueda, Mattio descubrió ensayos elementales, como el escrito por Julio Cortazar en el año 1975 (Notas sobre el gótico en el Río de la Plata) donde asegura que: “Para desconcierto de la crítica, que no encuentra explicación satisfactoria, la literatura rioplatense cuenta con una serie de escritores cuya obra se basa en mayor o menor medida en lo fantástico, entendido en una acepción muy amplia que va de lo sobrenatural a lo misterioso, de lo terrorífico a lo insólito, y donde la presencia de lo específicamente ‘gótico’ es con frecuencia perceptible”.
También llegó a la conclusión de que los cuentos, las ideas, las lecturas y las intervenciones de Jorge Luis Borges fueron materia decisiva a la hora de legitimar y comprender al género fantástico en nuestro país. A diferencia de la literatura de género en lengua inglesa –que tuvo la obligación de recorrer un camino mucho más largo para dejar de ser considerada literatura barata y de evasión- la figura de Borges no solo le otorgó prestigio, sino que hizo posible “una legibilidad de ciertos segmentos de este imaginario mucho más rápido (sobre todo lo que se conoce como literatura fantástica), aunque muchos otros quedaron en los márgenes (en especial la ciencia ficción y el terror).”
Estas son algunas diferencias que la hipótesis sobre una nueva ficción extraña argentina debe tener en cuenta: si el new weird de Barker, Harrison, Mieville y Vandermeer es un “después-de Lovecraft”, los imaginarios fantásticos ligados a la ficción extraña de nuestro país son un “después-de Borges”; un escritor fundamental para la literatura en habla hispana pero también para la anglosajona: baste recordar que M. John Harrison, figura clave del new weird inglés, no duda en subrayar la enorme deuda que los escritores de ficción extraña tiene para con la literatura de Borges.
La búsqueda de Mattio con esta antología parecer ser la del encuentro con el cuento extraño argentino, pero lejos de la arrogancia que intentaría imponer una verdad o mostrar un único camino hacia el weird criollo, Juan traza un mapa posible e invita al lector a recorrer junto a él estos territorios sin cartografiar de la ficción extraña argentina en el siglo XXI. Porque a fin de cuentas, (new)weird es tan sólo una etiqueta que engloba ciertos imaginarios, pero la realidad es que no existe un único weird sino que hay muchos, tantos como escritores incursionan en sus territorios.
Lxs autorxs de esta antología reescriben y reinterpretan el new weird a su manera; algunxs de forma consciente, otrxs quizá sin buscarlo, pero en cada uno de los cuentos que componen esta antología surgen nuevas formas de entender la ficción extraña, y cada autor y autora propone, en última instancia, un weird particular, un imaginario extraño propio: Leonardo Oyola lo hace desde la apropiación y reinterpretación de un mito clásico del norte argentino con un trasfondo político; Yamila Bêgné ensaya una aproximación onírica y ucrónica a los imaginarios del weird; Ever Roman deforma los límites del subgénero apocalíptico/distópico al tiempo que desliza análisis teóricos del cyberpunk en clave de humor negro; Marina Yuszczuk trastoca lo cotidiano en siniestro e incómoda al lector sólo con manipular los recuerdos; Betina González le da vida a un Pinocho de barro para narrar un cuento de hadas urbano y oscuro, Kike Ferrari evoca el tiempo desarticulado en una ciudad rota plagada de eventos inexplicables, personas desaparecidas y lo raro en cada rincón… todxs y cada unx de lxs escritorxs que participan en este libro imprimen su particular estilo al cuento raro, con una narrativa única y siempre reconocible que asegura que no haya duplicaciones, que ningún cuento se parezca a otro.
Y aún a pesar de sus diferencias, todos estos cuentos pueden enmarcarse dentro de la ficción extraña, y por lo tanto tienen elementos en común que los aproximan al weird: atmosferas enrarecidas, situaciones incómodas, finales abiertos a interpretación que piden por un lector atento y activo, y, sobre todo, el acecho de lo espeluznante en cada relato, la amenaza latente de aquello que debería estar y no está, o de aquello que no debería estar pero sin embargo ahí está, amenazante solo por el hecho de existir o, aún más raro, por su ausencia.
Los cuentos de lxs autorxs reunidos en Paisajes Experimentales –una generación que creció con el cine de terror en VHS, los comics de Alan Moore y Neil Gaiman, la narrativa del videogame, la lectura desprejuiciada de Philip Dick, Octavia Butler y Stephen King- recorren, sin dejar de lado la tradición literaria argentina, los paradójicos caminos de la cultura pop, saltando de género en género en busca de una voz propia, utilizando el terror, la ciencia ficción, el policial o el fantástico con soltura y sin prejuicios, cuando no mezclándolos todos en una amalgama posmoderna, un conjunto de interferencias que crean “artefactos capaces de reunir los zombis de Romero, la prosa de LeGuin y las técnicas narrativas de Borges”.
Estas ideas e interferencias -las mismas que hacen del new weird una literatura diferente y quizá un poco paria- son un canto de sirena para aquellos lectores que recorren los géneros en búsqueda de novelas y cuentos con imaginarios desatados, sin moldes, que no temen jugar con el pulp y lo pop, pero que también apelan a lo tradicional; una literatura rara pero también clásica, actual pero con olor a vieja escuela.
Una nueva ficción extraña argentina.
–Cajas de humo / Yamila Bêgné
–Voy a necesitar que me lo expliquen desde el principio / Kike Ferrari
–El manual del ángulo de la bolsa azul / Claudia Aboaf
–Osobuco /Ever Roman
–El prisionero / Laura Ponce
-Big Rip / Ricardo Romero
–Mi pez / Dolores Reyes
–Huesos / Marcelo Carnero
–Alemania / Marina Yuszczuk
–El fantasma y la oscuridad / Leo Oyola
–Niño de barro / Betina Gonzalez
–Apéndice: Entrevista a M. John Harrison
Notas:
1-El color que cayó del cielo (H. P. Lovecraft, 1927), Los perros de Tíndalos (F. B. Long, 1929) respectivamente.
2-The New Weird (2007) y The Weird (2012), ambos compilados por Jeff y Ann VanderMeer.