Recordando a Fisher desde Egreso, de Matt Colquhoun
Por Emiliano Exposto
Emiliano Exposto recuerda el quinto aniversario de la muerte del excepcional teórico inglés Mark Fisher apoyándose en Egreso, el libro de Matt Colquhoun recientemente editado por Caja Negra que lo define como «el primero que considera el legado del escritor y crítico cultural Mark Fisher». A continuación una entrevista a Colquhoun, realizada hace apenas un mes por el Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social (IECCS).
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El 13 de Enero de 2017 se suicidó Mark Fisher. Lo extrañamos mucho. Como escribió Santi Roggerone en su libro Venir Después, Fisher es quizás el teórico crítico más influyente para muchos de nosotros en el gueto de la cultura política e intelectual de izquierdas. Un amigo generacional. Palabra rara «generación», esquiva como el marxismo gótico, popular y aceleracionista de Fisher. Una especie de hipertision. Me refiero a una sensibilidad ambigua, dispersa y contradictoria. El inconsciente tal vez de aquellos que vinimos después del 2001, entre el rechazo del progresismo k, las transformaciones laborales y subjetivas en el apocalipsis capitalista y la conmocion feminista. Una multiplicidad de afectos, imaginarios y memorias. Suelo sensible impreciso, reconocible por cierta pulsion de futuros después de la derrota del Futuro. Los deseos postcapitalistas como reverso de la impotencia. Contra la resignación y la nostalgia, la disputa de nuestros espectros.
Fisher apostaba por transmutar la depresión colectiva, combinando autoconciencia feminista, (in)conciencia de clase y experiencia psicodelica. El comunismo ácido. Recuerdo hace 5 años, cuando empezamos a pasarnos textos fisherianos en el colectivo El Loco Rodriguez. En K-punk resonaban varias de nuestras inquietudes y frustraciones: la militancia fallida, la música y la cultura popular, los consumos, el anhelo de cierto olvido activo de las subjetividades de los setenta, ochenta y noventa. Las rarezas. La politización de nuestros malestares. El delirio colectivo como energía de la amistad política. No hay parricidio ni redención. Hay ganas y confusión. En Fisher conviven varias preguntas que aun hoy nos interpelan: las tecnologías, los futuros, la salud mental, etcétera.
Hace varios días pienso en un fragmento donde sueña con una «terapia marxista» capaz de movilizar las fuerzas fragiles de nuestras heridas psíquicas; una reapropiación de la antipsiquiatria radical protagonizada por las vidas dañadas y trastornadas. Me pregunto que pensaría sobre los «nuevos activismos» en salud mental. No lo sé. Este libro de Colquhoun aporta vectores para revivir esa apuesta fisheriana por una revolución psíquica y social de magnitud casi inconcebible. Se trata de una conversación íntima con un fantasma que no dejaremos ir. Por la salud de nuestros muertos, intuimos que el duelo es imposible.
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Presentación editorial de Egreso
Este libro es el primero que considera el legado del escritor y crítico cultural Mark Fisher. Su punto de partida es el momento en que un grupo de sus alumnos de posgrado recibe la noticia de su suicidio. Afectado por el vacío de la pérdida, Matt Colquhoun, uno de esos estudiantes, logra hilvanar un texto elegíaco, híbrido, a medio camino entre la memoria coral y la investigación teórica.
¿Pero puede ser la muerte el punto de partida de algo? ¿De qué? El “espacio de duelo” abierto entre colegas, compañeros y amigos tras esa dolorosa jornada de 2017, la experiencia de un padecer colectivo y de un sentido de solidaridad renovado que se expresó en eventos conmemorativos, conversaciones después de hora en el campus universitario y noches de baile melancólico, se convierten en la incitación ideal para el abordaje de uno de los mayores interrogantes fisherianos: ¿qué tipo de lazos comunitarios podemos todavía cultivar bajo las formas atomizadas de existencia contemporánea? Esta cuestión, de una urgencia que se manifiesta hoy tanto en la alarmante propagación de subculturas neorreaccionarias como en la impotencia de la izquierda para producir sentidos comunes más allá de las reivindicaciones identitarias, es central para considerar las vías de escape de las estructuras sociales hegemónicas. Solo la vivencia de una comunidad permitirá sentar las bases de una renovada conciencia política.
Es siguiendo este espíritu que Colquhoun nos propone valorar el aporte de Fisher sin acudir a la figura canonizable del autor. Deja que hablen a través de él las fuerzas impersonales que siempre intentó evocar, acentuando su capacidad para tejer redes y pensar con otros. Al revivir sus días como “estudiante renegado” miembro de la Unidad de Investigaciones sobre Cultura Cibernética, sus años como agitador en la blogósfera, o la resonancia afectiva que impactó en personas como Simon Reynolds, Sadie Plant o Kodwo Eshun, este libro mapea los diferentes umbrales de canalización colectiva mediante los cuales Fisher intentó escapar del realismo capitalista. Las implicaciones del término “egreso”, una fórmula que aparece en sus últimos escritos para establecer un paralelismo entre el contacto con el más allá de los personajes de Lovecraft y una posible fuga del sistema, constituyen el entramado a partir del cual imaginar otros mundos posibles.
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Entrevista a Matt Colquhoun realizada el pasado 13 de diciembre por el Instituto de Estudios Culturales y Cambio Social de España, un espacio que «aúna en torno a sí la militancia, la investigación y la intervención política», con el objetivo principal de «revitalizar el pensamiento crítico y establecer nuevas coordenadas culturales que organicen el futuro de nuestra sociedad».