Se viene la FLU, «una francachela elevada a la 100»
Por Pedro Perucca
Entrevistamos a Patricio Rago, alma máter de la librería de usados Aristipo, que hace unos meses se embarcó en otro proyecto delirante que cobrará vida este fin de semana: la Fiesta del Libro Usado (FLU), una celebración de la lectura de usados, que además contará con decenas de talleres, charlas y eventos artísticos.
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Las «francachelas» que propone la librería Aristipo cada par de meses se han transformado en uno de los eventos culturales más interesantes de la ciudad de Buenos Aires. Allí no sólo se puede revolver en la mesa de joyas literarias seleccionadas por el dueño de la librería, el enorme lector Patricio Rago, sino también disfrutar la mejor música, de unos vinos, unos choris (con una parrilla irreverente instalada sobre Scalabrini Ortiz) y del encuentro con escritores, escritoras, periodistas culturales y muchos otros personajes vinculados con el mundillo literario, a los que les importa más la literatura que la pose literaria. Ahora, las francachelas llegan a un nivel superlativo con esta increíble Fiesta del Libro Usado (FLU) que, con importantes apoyos institucionales, se llevará adelante durante el fin de semana del 5 y 6 de noviembre bajo las arcadas del predio Estación Federal, en Avenida Belisario Roldán 4415 (en los bosques de Palermo, al toque del Planetario). Allí habrá no sólo una gran feria de usados, ofrecidos por las 16 mejores librerías del rubro de la Ciudad, sino también charlas, talleres, música en vivo y DJs.
Para conocer algo más sobre esa imperdible fiesta cultural, hablamos con el mismísmo Patricio Rago (quien en su momento colaboró con Sonámbula con una sección de recomendaciones literarias de Aristipo), también autor de esa joya librófila que es Ejemplares únicos.
Ejemplares únicos: Una fiesta bibliófila de puertas abiertas
-Contanos un poco cómo se te ocurrió la idea de la FLU y qué alianzas fuiste entretejiendo a lo largo de los últimos meses para hacerla realidad.
-La FLU es una idea que tengo desde hace varios años. Siempre me pareció que los lectores de usados nos merecíamos una celebración, una buena Feria Del Libro pero del usado, con libros que no se consiguen en ningún lado, y a precios accesibles.
Además, vivimos en una ciudad con una tradición de librerías de usados como ninguna otra en el mundo. Yo me formé como lector en las librerías de calle Corrientes y en los puestos de Parque Centenario y Parque Rivadavia. Me parecía absurdo que nunca se hubiera hecho algo así.
Los últimos meses fueron bravos, porque hubo que hacer, primero, la búsqueda de librerías que compartieran una misma manera de vivir el oficio librero, con buena onda, pasión, saber y amor por los libros. A varios hubo que convencerlos del proyecto. Algunos se sumaban al toque pero otros no estaban tan convencidos. Imaginate, estás en tu librería, viene un pibe al que no conocés y te empieza a hablar de la FLU, una Fiesta del Libro Usado, de devolverle la épica al libro, etc, ¿vos le darías cabida? (se ríe) por suerte hubo gente que sí, no solo libreros sino escritores, actores, músicos y DJs que están apostando a lo que, esperamos, será la primera edición de muchas de este evento.
-La idea de que el acercamiento a la literatura no sea aburrido o meramente individual puede ser considerada como una de las premisas de Aristipo, como lo prueban las periódicas francachelas que venís organizando en la librería. ¿La FLU sería una especie de etapa superior de la concepción aristípica de la cultura?
-Jajaja. Me gusta eso. Yo diría que la FLU es una Francachela elevada a la 100, una fiesta lectora, un lugar de encuentro para celebrar ese acto mágico que es la lectura. Y para bailar, para reírse, para tirarse en el pasto a leer, para tomar solcito y charlar con amigos.
Todo lo que está bien en esta vida.
-¿Qué puede ofrecer como plus una feria de libros usados en relación con las diversas ferias de nuevos que conocemos? ¿Qué hay en el libro usado que lo vuelve especial?
-Mirá, una feria de usados te ofrece libros que no se consiguen en ningún lado. Y te los ofrece a precios accesibles. El libro usado, además, tiene una historia; las dedicatorias, los subrayados, los papeles que se encuentran dentro (boletos de tranvía, pasajes de avión, entradas de cine, fotos, cartas de amor, flores secas, recortes de diario, servilletas anotadas), todo esto le confiere una especie de aura, lo llena de misterio.
-Viendo la programación, nos encontramos con muchxs amigxs de la librería, con los que nos cruzamos en las francachelas… ¿Cómo fueron las reacciones cuando les contaste del proyecto FLU y los invitaste a sumarse al evento? ¿Hubo alguna «figurita difícil» que querías que estuviera y costó confirmar?
-La verdad que todos se coparon al toque con el proyecto. Son una masa. Se coparon y le metieron toda la garra. Les contaba la idea y todos me decían: “Ay, sí, me encanta, contá conmigo”.
Hay una figurita difícil que por ahora no está, pero que puede llegar a estar a último momento, fuera programa, una sorpresita para el sábado, je. Vamos a ver, a mí me encantan las sorpresas. Y las fiestas viste como son, nunca se sabe bien qué puede pasar.
(El cronograma completo de actividades, aquí)