Series sobre violencia de género: Un fenómeno anti-feminista

Por Leticia Bianca @tododoble

Leticia Bianca analizó trece series de los últimos dos años en las que aparecen mujeres presuntamente empoderadas, productos televisivos que afirman plantarse contra los abusos, la violencia de género y los femicidios. Pero, lejos de considerarlas como motores de algunas de las históricas demandas feministas, alerta sobre el peligro mimético que conllevan y, sobre todo, contra la posible «maniobra» que implican como lavada de cara para una industria cada vez más desprestigiada por las denuncias contra famosos abusadores.

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En los últimos dos años más de una decena de productos audiovisuales basaron su trama en situaciones de violencia de género, lo que evidencia que se trata de un tema recurrente en la cartera de las productoras y las plataformas a nivel mundial. De manera casi sincronizada y desde países tan disímiles en su agenda política como Suecia, Reino Unido, España o Chile llegan voces de creadores que muestran tanto el punto de vista de las víctimas de abuso (I may destroy you, BBC, 2020), como la organización criminal de los abusadores (La Jauría, Movistar, 2020) o al impacto político que tienen en el entramado social (The Loudest Voice, Showtime, 2019) los crímenes de violación, abuso sexual, abuso de poder masculino o asesinato femicida. Pero: ¿qué hay detrás de este aparente boom?

El peligro del efecto mimético

Ya es conocida la polémica en torno al aumento de tasa de suicidio de jóvenes adolescentes en Estados Unidos tras la emisión de “Por 13 razones”, la serie producida por Netflix en la que una joven se suicida tras un sufrir abuso sexual.

A la vez, análisis ya clásicos de la teoría de la comunicación explicitan que, si la violencia es retratada en medios de forma demasiado realista o se utiliza el humor en su tratamiento, se genera un efecto imitación entre la población. En palabras de la profesora española Milagros Pérez Oliva: “Para aquellas personas en las que se ha instalado ya la idea de matar, saber que se ha producido otro crimen le puede llevar a pensar que su caso no es tan anormal, ni su propósito tan abyecto, pues a otros les ocurre lo mismo y reaccionan igual”.

Cabe entonces preguntarse si los guionistas, productores y directores de estas series tuvieron asesoramiento profesional para que sus guiones no produzcan en los espectadores un aumento de violencia hacia las mujeres o si podría repetirse lo que sucedió con “Por 13 razones”, pero con violaciones o femicidios.

El purplewashing y Hollywood

El concepto “PurpleWashing” remite a la utilización del feminismo como herramienta de blanqueo o “lavada de cara” para prácticas que no son necesariamente positivas para el colectivo que el feminismo procura defender. En ese sentido, esta avalancha de series sobre abuso y violaciones a mujeres podría analizarse como una estrategia del establishment televisivo para “pasar de página” tras una escalada de denuncias de trabajadoras del cine y la televisión contra grandes figuras masculinas de la industria. Así, la abultada producción de ficciones aparentemente feministas, en tanto enarbolan la bandera de la denuncia al presentar abusos o violaciones como temática, también pueden funcionar como parte de una maniobra para revitalizar a un Hollywood cada vez más desprestigiado a raíz los mediáticos casos de Harvey Weinstein, Kevin Spacey o el presentador de noticias de la NBC acusado también por el #MeToo, Matt Lauer (en el que se inspira The Morning Show, Apple TV, 2020).

 En busca de un verdadero empoderamiento en la ficción sobre mujeres

“No hago películas ambientadas en la actualidad porque los personajes femeninos casi siempre son violados», dijo hace dos años la actriz inglesa Keira Knightley a la revista Variety. Sus declaraciones pueden ser consideradas como un termómetro prematuro de esta ola de ficciones sobre violaciones y abusos a mujeres, pero también sirven para evaluar el rol de ellas en los imaginarios contemporáneos. Que una serie sea sobre una mujer víctima de violación o abuso no quiere decir necesariamente que se manifieste allí un empoderamiento femenino y casi podría representar todo lo contrario, ya que al posicionarla en términos argumentales como víctima, el rol dramático de la mujer queda entonces subordinado al del personaje masculino que abusa de ella.

En ese sentido, es significativo precisar que en los últimos años las productoras de contenido buscan desesperadamente guiones que tengan “personajes femeninos empoderados”, pero a la vez cabría cuestionar en qué consiste de verdad ese tan buscado empoderamiento. Para eso es de utilidad esclarecedora el famoso «Test de Bechdel», creado por la guionista Alison Bechdel en 1980 como método efectivo para evaluar la brecha de género en las obras de ficción audiovisual. El test consta de apenas tres criterios y sigue siendo muy eficiente, ya que explicita que para que una película no sea considerada desequilibrada en términos de género tienen que cumplirse en ella las siguientes reglas: 1) Aparecen al menos dos personajes mujeres con nombre propio 2) las cuales hablan entre ellas, 3) sobre algo que no sea un hombre.

Huelga decir que en ninguna de las series producidas en estos dos años con un argumento en torno a la violencia contra las mujeres el tema de conversación entre sus protagonistas puede ser otro que el referido al binomio abusada-abusador, por lo que, paradójicamente, los personajes femeninos nunca pueden salir del tópico del cine más tradicional de dos-mujeres-hablando-sobre-un-hombre, aunque en este caso él represente al “malo” de la historia, y no pasan el test. Queda claro entonces que más que empoderar a las mujeres, este tipo de ficciones continúa reproduciendo una estructura patriarcal de dominación simbólica, en el que las mujeres siguen sin ser dueñas de su propio destino, pues apenas sirven para sobrevivir a los estragos del abuso y, en el mejor de los casos, lo más interesante que puede sucederles, en función de este imaginario, es que su abusador sea encarcelado.

Con todo, es evidente entonces que estas series no deben ser consideradas expresiones inocentes de una “nueva ola feminista” en los medios audiovisuales sino herramientas de doble filo para un colectivo que, si bien es cada vez más fuerte y combativo, sigue teniendo que luchar a diario para hacer respetar y cumplir sus derechos. Desde la ficción, constructora permanente de mundos posibles, urge la creación de un universo simbólico en el que las mujeres puedan desplegar su potencial creativo sin miedo, censura o violencia y donde puedan ser, de verdad, poderosas.

 

Series analizadas:

2020:

  1. 2020- Asquerosamente rico – Netflix – US
  2. 2020-The morning show – AppleTV-US
  3. 2020-Unbelievable – Netflix – US
  4. 2020-I may destroy you – BBC- UK
  5. 2020-La jauría- Movistar – Chile
  6. 2020- Mentiras – Atresmedia – España

2019:

  1. 2019- Examen de conciencia – Netflix – España
  2. 2019- Bikram: Yogui, Guru, depredador- Netflix – US
  3. 2019- El caso Alcàsser – Netflix – España
  4. 2019- Heder– Bigster- Suecia
  5. 2019-Delhi Crime – Netflix- India
  6. 2019- The Loudest Voice – Showtime- US
  7. 2019- Force of Habit- Tuffi Films– Finlandia