Segunda parte de la entrevista al escritor cubano Erick Mota. Conversamos sobre la caída del sueño soviético, el prestigio literario de la ciencia ficción, las fusiones entre pensamiento científico y espiritualidad y las ficciones caribeñas que en la actualidad usan el imaginario cyberpunk.
// Por Marcelo Acevedo y Juan Mattio
Synco- Teniendo en cuenta que tanto la novela como los cuentos de La Habana Underguater tienen algunas críticas al sistema socialista y a los soviéticos en particular ¿fueron consideradas subversivas o contrarias a la ideología cubana? ¿Alguna vez tuviste problemas por esto?
Erick Mota- Mira, el poder es interesante. Te voy a contar primero cómo lo veo yo, que soy el creador, y después te voy a decir la aceptación que tuvo Habana Underguater entre las autoridades culturales cubanas, y como ha cambiado eso a lo largo del tiempo. En principio yo no me propuse hacer una crítica. No escribí una historia para criticar ni a la sociedad, no al socialismo, ni a los rusos. Creo que pretendía hacer algo más bien nostálgico. Quería hacer un cyberpunk, pero no encontraba la manera, porque todo ese neón que tenían todos aquellos maestros del cyberpunk norteamericano no me gustaba, porque en mi ciudad no había neón. Yo no puedo dejar de ver todo en términos de ciencia ficción y, mi vida real, mi vida diaria digamos, yo la veo en términos de ciencia ficción. Y los años 90 fueron un momento en el cual era muy difícil despegar de la realidad. Entonces se me ocurrió esa idea un tanto ucrónica: ¿qué habría pasado si el Período Especial1 hubiera sido exactamente igual de crudo, pero hubiera sido con los soviéticos? No me salió un homenaje a los soviéticos porque en aquel momento, cuando lo escribí, yo estaba un poco disgustado, no con los soviéticos, porque ellos no tenían la culpa, estaba enojado con el hecho de que me pasé toda la vida escuchando una especie de catecismo político, incluso discutiendo y peleando y enfrentándome a un tipo de catecismo político que en un momento cambió. Cambió radicalmente, a una velocidad enorme y para mal. Entonces de cierta forma estaba enojado con los teóricos soviéticos y con el sueño soviético que habían prometido. Nosotros tuvimos nuestro propio astronauta que voló en una Soyuz [nave espacial soviética], nosotros tuvimos cosmonautas que hicieron experimentos en gravedad cero gracias a nuestra universidad. Estamos pensando en términos de un desarrollo, de un sueño de futuro que en un momento desapareció. De hecho desapareció hasta la palabra: nosotros le llamábamos cosmonautas y ahora se dice astronauta, ahora hasta los rusos les dicen astronautas, ya no existe el cosmonauta. Esa pérdida de sueños me enojó mucho. Me enojé con alguien o con algo que todavía no me queda claro qué o quién es. Me enojé con ese sueño soviético, entonces no me salió un homenaje. Pero tampoco había un sentido de crítica. Creo que el homenaje que hice con Habana Underguater fue al Período Especial, a ese momento tan difícil. Y no se puede hacer un homenaje a un período tan duro para la sociedad sin hacer una crítica. Pero no es una novela anti-soviética o anti-socialista, aunque tal vez pueda leerse entre líneas un poco de resentimiento de mi parte hacia esa promesa de un futuro mejor que nunca llegó.
Pero lo que yo pensaba no es lo mismo que pensaba el Estado, el poder, o las autoridades culturales con las que tuve que lidiar. La primera vez que mandé Habana Underguater a los Premios Calendario, que es un concurso que pertenece a la UJC (Unión de Jóvenes Comunistas), no me dieron ni siquiera la mención porque dijeron que tenía “problemas políticos”. La frase “problemas políticos” era algo muy común en aquel momento, estamos hablando del año 2006 o 2007. En 2010 me cansé de ser rechazado por las autoridades culturales y publiqué a través de la editorial Atom Press una versión que contiene los cuentos y la novela de Habana Underguater. Pero de ese libro no pude hacer un lanzamiento en Cuba, entre otras cosas porque no tenía el dinero ni la autorización. Y el libro gustó. Creo que es el libro que no ha sido publicado en Cuba de manera oficial que más le gusta a la gente. “¿Y Habana Underguater cuando es que saldrá?”, me preguntaban. Y gustó también entre personas que eran verdaderamente críticas al gobierno, disidentes. Una vez me hicieron una entrevista en un blog muy crítico. Luego en un programa de televisión en el 2010 o 2011, donde hablaban en contra de la oposición, entre tantas cosas que ponían de los terroristas estaba la portada de Habana Underguater. Eso fue un lunes, y el jueves en un programa del Ministerio de Cultura, donde hablaban de la cultura oficial cubana, sale una entrevista a un teórico de la ciencia ficción que decía que uno de los ejemplos de la cultura cubana que se había sabido imponer dentro de internet era Habana Underguater, y mostraban la misma portada. O sea que el lunes hablaban mal de Habana Underguater y el jueves hablaban bien.
En 2015 yo revisé la novela y comenzamos un proyecto para publicarlo en Cuba. En ese momento ya no había necesidad de quitar nada ni de hacerle cambios porque las autoridades culturales cubanas habían tenido una transformación, habían dejado de lado la militancia política en exceso y la censura. No estoy diciendo que no se censure, pero al menos no se censura tanto. La situación es más flexible y entonces autorizaron publicar la versión cubana de Habana underguater, pero lamentablemente el proyecto no siguió por problemas de presupuesto y por problemas con el papel y el bloqueo. Así que todavía el sueño de que Habana Underguater salga en Cuba sigue pendiente, pero ya más por problemas económicos que de censura.
Synco -¿No te parece que todos los problemas que tuvo el libro, el hecho de que sólo se consiga en digital y en ediciones pirateadas de internet, hacen que todo lo que rodea a Habana Underguater sea un poco cyberpunk?
EM- ¡Claro que es cyberpunk! No tengo más remedio que escribir este género ¿te das cuenta? Habana Underguater no sólo es una historia cyberpunk, la propia historia del libro es cyberpunk. Y es más, voy a hacer una especie de confesión: yo fui el artífice de que se distribuyera digitalmente. Yo me hackeé a mí mismo. (risas) Es que la gente tenía que leerlo de alguna manera, entonces al final uno se da cuenta que está en el medio de un conflicto grande: yo soy un escritor y necesito ganar dinero, pero al mismo tiempo soy una persona que escribe en la soledad de una habitación para compartir eso que escribo con la gente, y la gente tiene que leerlo. No me sirve de nada que el libro esté en una librería a un precio que nadie puede pagar. Entonces, al final la gente de otros países lo va a comprar, pero la gente dentro de Cuba ni siquiera tiene la posibilidad de comprarlo. Al final la versión pirata ha llegado a internet, se puede descargar y eso en cierta forma es malo para los negocios. Pero yo hago como hacen los músicos: tú te puede descargar el disco gratis, pero si lo compras trae un extra, de igual forma esta versión de Habana underguater es la misma novela pero tiene capítulos extra, tiene un anexo sobre cultura afrocaribeña y tiene un glosario sobre la terminología y el armamento de la antigua Unión Soviética, porque me he dado cuenta que la novela la leen personas que no tienen idea ni siquiera de lo que era la KGB.
Synco- En Latinoamericana, la cultura cubana está muy asociada a la Casa de las América. Una institución que ha sido fundamental para toda una generación pero que, sin duda, tiene una forma de entender la literatura muy particular. ¿Qué pasa con la ciencia ficción en el sistema literario cubano? ¿Qué pasa con el prestigio?
EM- Pese a que una persona como Cortázar, que era un escritor de fantástico, tuvo una vida intensa y una excelente relación con Casa de Las Américas, y pese a que existe un concurso de cuento llamado Julio Cortázar, solamente una vez un relato fantástico ha ganado ese premio. Y en el premio Casa de Las Américas, sólo una vez ganó una historia de ciencia ficción, una historia post-apocalíptica2. En el mundo literario pasa exactamente lo mismo que en el mundo social: que hay ricos y pobres. Pero en el caso de la literatura hablamos de reputación. Existe lo que cada país considera que es su alta cultura. Por ejemplo, el policial es visto como una literatura menor en algunos ámbitos y en otros no. La cultura cubana es una cultura históricamente elitista, es un terreno de élite literaria. Acá hubo grandes escritores, incluso en tiempos del quinquenio gris3 las novelas fantásticas se publicaron como productos culturales serios. En los años 80 a los soviéticos les gustaba mucho la ciencia ficción, pero una ciencia ficción muy ligera. Yo siempre he dicho que el período de la ciencia ficción de los años 80 en Cuba tenía mucho que ver con la ciencia ficción que se hacía en los años 80 –y quito a los hermanos Strugatsky y a Stanislaw Lem de la ecuación-, pero el resto de la cf que se hacía era como un pulp político, muy ligera, como la cf pulp norteamericana, mal escrita, pero con un catecismo político metido ahí. Todos estos malos ejemplos ayudaron a que la cultura se mantuviera distanciada de la cf, al punto de que hoy tú te apareces con una historia fantástica o de ciencia ficción y es vista como algo de baja calidad literaria. De todas maneras, en este aspecto yo considero que la literatura es la literatura, y punto. Sin importar la temática o el escenario. Por eso yo estoy participando en el concurso Cortazar de cuentos y voy a participar en el Casa de Las Américas con algo de ciencia ficción, porque yo tengo que ser honesto. Yo no puedo escribir otra cosa que no sea ciencia ficción. Por lo menos en mi obra eso no va a ser una limitante. Pero existe el prejuicio, siempre existió. ¿Hay que esforzarse? ¿Hay que escribir mejor? Sí, por supuesto. Y pelear con las armas que tengamos. Pero no creo que la ciencia ficción necesite validarse. Sólo escribiendo mejor se llega. Al final es la obra literaria la que habla por uno.
Synco- ¿Qué lleva a un físico a escribir sobre espíritus y dioses en la web antes que ciencia ficción hard, más apegada a la rigurosidad científica?
EM- Mira, yo me crié en medio de una familia creyente. Eran católicos en su mayoría, creían en Dios, pero tenían miedo de ir a la iglesia porque vivíamos en un país socialista. Mi abuelo era místico, era rosacruz y espiritista. Mi abuela montaba muertos, espíritus. Entonces yo me crié viendo misas espirituales y despertándome a las 3 de la mañana por los gritos de mi abuela, que había visto la cara de fulano y días después llegaba un telegrama con información de que ese fulano había muerto. Mi educación fue un poco mágica. Yo quería ser cosmonauta, el sueño soviético del espacio me llegó y terminé siendo físico, lo que me dio una mentalidad particular, una forma de pensar que aún la mantengo, porque yo antes de escribir cualquier cosa me leo un libro de física. Sucede que cuando yo me gradúo de físico era un momento donde estaba complicado quedarse en la universidad trabajando, ejercer como físico era difícil porque todos los laboratorios ya tenían un tope y había un serio problema con la ubicación de los científicos. Pero yo empecé a estudiar en 1995 y me cogió el boom tecnológico, el Windows 95, los principios de internet. Aunque Cuba en aquel momento era mucho más restrictiva y yo tuve que aprender a robar el número de IP del decano para poder bajar animé, películas y libros de ciencia ficción, yo aprendí el mundo digital y el mundo de la informática siendo estudiante de física. Recuerdo que hackeabamos el servidor para poder jugar Starcraft contra la facultad de matemática por la madrugada. Fue una época muy interesante, mi momento de aprendizaje como físico estuvo muy ligado a lo tecnológico. Por lo tanto, se puede decir que yo fui un físico de la transición de la época analógica a los físicos de esta época digital. Entonces, pese a mis conocimientos y mi pasión por la física y la astronomía -porque también soy astrónomo aficionado y mi tesis la hice de astrofísica- la informática es algo que me apasiona por igual. Yo en aquella época decía que quería ser escritor, astrónomo y hacker, y cuando me gradué empecé a trabajar como informático, pasé por varios trabajos y al final terminé como informático en el ministerio de cultura, y es ahí, en ese momento cuando comienzo a escribir. Entonces fue algo natural. La ciencia ficción para mí era más las inteligencias artificiales, el hackeo, aquello en lo que se estaba transformado la sociedad, un mundo totalmente digital. Y el mundo mágico y místico era algo que ya venía conmigo. Tengo mi lado oscuro físico, pero en mi cyberpunk tengo muy poco de físico. Tengo más de mi lado espiritual, mi lado cultural, el antropólogo ese que llevo dentro y que sobrevivió a todos mis años de estudio de Física, y el guerrillero salvaje de la guerrilla digital, aunque después fui lo contrario a un hacker, formé parte del stablishment digital. Pero mantengo el espíritu hacker, el de la informática como novedad, como una nueva locomotora de estos tiempos. Me siento muy cómodo haciendo algo como Habana Underguater, independientemente de mi lado astrofísico que a veces no puede contenerse.
Synco- ¿Conocés otros escritores o escritoras que, como tu caso o el de Jorge Baradit4, mezclen ciencia ficción y tecnología con espiritualidad?
EM- Sí, en República Dominicana tuve la oportunidad de leer a Rita Indiana, que no sólo es escritora sino también DJ. Ella tiene una novela que se llama La mucama de Omicunlé, una historia de viajes en el tiempo que usa toda la cultura afrocubana, porque la parte africana que tiene es en Cuba. De hecho, los personajes son cubanos, pero está pagada en un Santo Domingo futuro destruido, con un mar Caribe color café por culpa de armas químicas, y la salvación para esa situación, muy al estilo 12 Monos o La Jetée5, es un viaje en el tiempo que se hace usando una espiritualidad. Cuando yo la leí dije “¡Wow!, sí, hay gente que sigue trabajando en esta línea”. También he leído a Nalo Hopkinson, a quien muchos consideran una escritora canadiense pero en realidad es una escritora de Jamaica. Cuando leí una novela suya que no fue traducida al español y se llama Brown girl in the ring me sentí muy conectado con ella, muy conectado con la espiritualidad y la cultura caribeña. Incluso recuerdo que cuando me la recomendó una investigadora norteamericana me dijo: “Se llama Brown girl in the ring, no sé bien por qué, creo que es una nana, una canción infantil caribeña”, y yo le digo “¿Brown girl in the ring? Sí, es una canción de los Boney M.”. Y ahí me doy cuenta que los Boney M. eran más escuchados en el circuito británico que en el circuito norteamericano, y como Cuba queda en el Caribe y las emisoras de Jamaica se escuchaban aquí, en Cuba se oía la música jamaiquina. La intertextualidad que hace ella con el título de la canción me funcionaba a mí que hablo en español y soy del Caribe. Y su idea de espiritualidad es diferente, pero sin embargo tiene la misma base. Ahí fue cuando yo comprendí que el Caribe es una zona pancultural, una zona en la que el idioma no es una limitante, y que muchas personas del Caribe tienen muchos más puntos en común con nosotros, de la América hispana, que con los británicos, los norteamericanos o los canadienses. Sin embargo, tienen que escribir usando esos circuitos y esperar a que alguien los traduzca, y a veces es raro porque ellos escriben en una jerga particular, por ejemplo, como pasa con Nalo Hopkinson, que cuando una novela de ella fue traducida al español de España los traductores tuvieron que acudir a una cubana6 para que hiciera una revisión de la jerga caribeña. Pero claro, esta mezcla de la espiritualidad con la tecnología existe, porque existe la tecnología y existe la espiritualidad. Pienso que tal vez es muy temprano para hablar de un movimiento, o ponerle un nombrecito que pegue, pero creo que es un buen comienzo.
Link para leer la primera parte de la entrevista
1-Período especial de crisis económica en Cuba que se inició a causa del colapso de la Unión Soviética de principios de los 90 y la intensificación del embargo norteamericano.
2-Plop (2002) del escritor argentino Rafael Pinedo.
3-Quinquenio gris es un término que inicialmente utiliza el intelectual cubano Ambrosio Fornet para referirse al contexto cultural entre los años 1971- 1975 de la Cultura Cubana, donde existió una desviación de la política cultural de la Revolución cubana que se rectificará en 1976 con la creación del Ministerio de Cultura y la designación Armando Hart Dávalos como Ministro.
4-Escritor chileno que suele mezclar el cyberpunk con el esoterismo y la espiritualidad, sobre todo en sus novelas Ygdrasil (2005) y Trinidad (2013).
5-La cubana en cuestión es Maielis González y la novela se titula Hija de Legbara (Apache, 2019)