Fechas: Los lunes 7, 14, 21 y 28 de febrero.
Horario: De 18 a 20
Duración: Cuatro encuentros, ocho horas en total
Modalidad: Encuentros por plataforma tipo Zoom. El material se envía previamente en pdf.
Costo: $ 3000
Coordinan: Juan Mattio y Pedro Perucca.
Si el realismo capitalista puede definirse como la cancelación de futuros que no respondan a la lógica del capital, en este taller nos gustaría visitar una época y un país donde la palabra futuro fue un verdadero campo de batalla para distintas corrientes políticas y artísticas. Hoy, que casi no disponemos de prácticas sociales que nos permitan imaginar futuros que no sean distópicos (en términos tecnológicos, ambientales o políticos), creemos que revisar ficciones y teorías que orbitan alrededor de la Revolución Rusa nos puede servir para retomar a la literatura y la teoría como prácticas sociales de reflexión sobre el porvenir.
¿Qué tipo de ciencia ficción se produjo en los contornos de 1917 en Rusia? ¿Qué tipo de relación se imaginó entre vida cotidiana y arte? ¿Cómo se proyectaron las transformaciones corporales y la exploración espacial? ¿Qué proyectos futuristas estaban disponibles en esa danza política que fue la revolución?.
,1- Utopía en Rusia La intención de este primer encuentro será revisar de forma breve el contexto imaginario de los años previos a la Revolución Rusa. Partimos de la idea de que la palabra “futuro” fue un espacio en disputa para distintas corrientes que van desde el anarquismo del Conde Kropotkin al futurismo de Maiakovski, del utopismo de Chernyshevsky al socialismo de Lenin y los bolcheviques. El cosmismo ruso fue parte de esa gran constelación de imaginaciones y construyó una serie de proyecciones e imágenes donde la humanidad debía implementar el socialismo no solo en el espacio sino también en el tiempo.Texto sugerido: prólogo al libro Cosmismo ruso, de Boris Groys
2- Hacia la inmortalidad El cuerpo humano fue uno de los ejes del proyecto cosmista. Su plan para el “dominio del tiempo” funcionaba como una propuesta para la producción artificial de eternidad. Por eso la inmortalidad estaba entre sus preocupaciones principales y creían que debía ser el objetivo de un Estado Universal centralizado. Preocupaciones teóricas actuales como el posthumanismo de Rosi Braidotti o el Manifiesto Cyborg de Donna Haraway podrían pensarse en relación a las trasformaciones radicales en el cuerpo que imaginaron los cosmistas.Texto sugerido: La fiesta de la inmortalidad (1914), de Aleksandr Bogdanov Película sugerida: El hombre anfibio (1962), de Vladimir Chebotaryov y Gennadi Kazansky.
3- Hacia el cosmosLa exploración espacial, ahora asociada a la Guerra Fría y el período de posguerra, empezó en Rusia como una fantasía política que ubicaba al hombre como explorador del cosmos y necesitado de un plan interplanetario. Tanto en la ficción como en la teoría, el viaje espacial fue un espacio donde confluyeron meditaciones sobre tecnología y sobre otredades. El impulso prometeico del cosmismo ruso creyó en la necesidad de desarrollar un conocimiento científico que permitiera a la humanidad abandonar la Tierra. Hoy, cuando multimillonarios visitan el espacio exterior en viajes turísticos, pero también cuando ciertas corrientes como el aceleracionsimo o el xenofeminismo reivindican una alianza entre tecnología, teoría política y transformación social, puede verse la actualidad de ciertas hipótesis del cosmismo.Texto sugerido: El capitán de la astronave Polus (1960), de Valentina ZhuravlevaPelícula sugerida: Aelita (1924), de Yákov Protazánov.
4- Misticismo y tecnologíaSi el cosmismo ruso fue una de los imaginarios que orbitaron en la Revolución Rusa, con el correr de los años tanto la literatura como el cine fueron encontrando en la ciencia ficción un espacio para desarrollar preocupaciones filosóficas menos prácticas y más cercanas a tópicos existenciales. Tanto en la obra de Tarkovski como en la de Stanislaw Lem o los hermanos Boris y Arkadi Strugatsky se puede verificar este giro hacia el misticismo que toma como punto de partida el viaje espacial, la tecnología y el cuerpo humano.Texto: Picnic extraterrestre (1972), de Arkady y Boris StrugatsyPelícula sugerida: Solaris (1972), de Andrei Tarkovski.