William Faulkner: incursiones sobre el salvajismo de las palmeras
El oficio de la traducción está asociado a la traición. De eso acusa Onetti a Borges en su versión de Las palmeras salvajes de Faulkner. Kike Ferrari investiga y entra al debate.
Por Kike Ferrari
1–
Corría el año 95, yo estaba fascinado –y así sigo– por la prosa oscura y perfecta de Juan Carlos Onetti, cuando apareció Confesiones de un lector, una recopilación de artículos que escribió en sus últimos años para algunas revistas españolas. Varios de los artículos de aquel libro versaban sobre su gran amor, William Faulkner, y especialmente de las infamias que se habían hecho al traducir las obras del genio norteamericano (JCO dixit).
2-
Faulkner era todavía un misterio para mí, que tenía 23 años y sólo había podido leer algún cuento policial, Santuario y una obra marginal dentro de su producción, El oso, un librito de tapas rojas editado por Anagrama. Nunca había podido, en cambio, avanzar demasiado con El sonido y la furia, aunque lo había intentado varias veces. Enseguida solía tirar el libro a la mierda mientras me preguntaba si en lugar de Benji, el idiota no seríamos el escritor o el lector, ya que no entendía un carajo de lo que estaba pasando pese a ir, digamos, por la página 40.
3-
Pero volvamos a las traducciones. Nos contaba Onetti que, por ejemplo, Light in August (Dar a luz en agosto) fue traducida como Luz de agosto, que Intruder in the dust (El intruso en la riña) se llamó El intruso en el polvo o que en varias versiones en español de The rievers (Los ladrones) desaparecían los capítulos del prostíbulo de Miss Reba.
El último de los artículos del libro, «Incursiones en Faulkner», termina diciendo:
Recuerdo que en una traducción firmada por Borges de Palmeras salvajes, en la parte llamada “El viejo”, se dice al final que el penado alto, luego de escuchar las peripecias que el Missisipi le impuso a su compañero de prisión, resumió su opinión en una sola palabra: mujeres.
Muchas veces, cuando me cuentan alguno de esos pequeños disturbios aldeanos provocados por alguna dulce señora o señorita, me he limitado a comentar la anécdota o chisme repitiendo: “mujeres, dijo el penado alto.”
Pero hoy, al documentarme muy severamente para escribir este artículo, descubro que la totalidad del comentario del penado alto fue:
– Women shit.
Con perdón de Borges.
Para los que no leyeron Palmeras salvajes: háganlo. Sólo diremos acá que tiene una de las mejores líneas de la literatura del siglo pasado:
– Yes, he thought, between greif and nothing I will take grief. (Sí, pensó, entre el dolor y la nada, elijo el dolor.)
4-
Faulkner escribió la novela corta llamada Wild Palms en 1937, pero no quedó conforme con la misma tal y como estaba y decidió no publicarla. Al año siguiente creo la parte del penado alto -titulada “Old Man”, “El viejo”- y estructuró el libro con las dos historias, que se cuentan alternadamente sin rozarse salvo en los temas (el amor y el horror), y que fueron pensadas por el Gran Bill como un contrapunto que permitiera mantener la intensidad de la historia original.
El título del nuevo libro –con las dos nouvelles– iba a ser, según la voluntad de Faulkner, If I forget thee, Jerusalem (Si te olvido, Jerusalén) pero su editor, después de una ardua pelea, logró imponer Wild Palms como título general.
5-
Volvamos a la sentencia final del penado (preso; convicto, en las palabras de Faulkner) alto y las interpretaciones.
Tengo dos ediciones en español del libro, las dos de Sudamericana, las dos traducción de Borges: una del 96 (según la primera edición argentina, de junio del 73), la otra de 2005. En la primera, como señala Onetti, la frase es:
– Mujeres, dijo el penado alto.
En la segunda, curiosamente, se agrega la palabra mierda, lo que, supongo, dejaría mucho más conforme a mi bienamado Jotacarlos. Aunque, al margen de la mayor o menor literalidad, es claro que la traducción más correcta sería algo así como:
– Cosa de minas, dijo el convicto alto.
Pero el asunto no termina ahí. Resulta que en la primer edición norteamericana, de 1939, -pese a que a lo largo del texto hay otras palabras fuertes como prick o cunt, que no fueron censuradas- la línea final es:
– Women ——!, the tall convict said.
Por lo tanto, si asumimos que Borges trabajo sobre esta edición, es esperable y correcto que tradujera tan sólo Mujeres.
Este artículo es parte del libro Un mundo negro recién editado por Evaristo Cultural. La presentación será el viernes 1° de diciembre en espacio Nivangio junto a otros títulos de la colección.