Don´t look up: hacia la extinción

// Por Lucía Vazquez

Lectura rápida de Don´t look up, la nueva película de Netflix en la que, finalmente, Estados Unidos no salva al planeta Tierra del desastre

.

En época de “fiestas”, fines de año, cierres de ciclo y tras dos años de vivir lo que muchxs consideran un apocalipsis, Netflix estrenó Don´t look up, la última película del ganador del Oscar Adam McKay (Anchorman: The legend of Ron Burgundy, The big short, Vice). Con un elenco soñado, encabezado por Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence, el film de dos horas veinticinco minutos se ocupa de contar con bastante detalle los seis meses previos al fin del planeta Tierra y la extinción de todas las especies conocidas, incluida la humana. Lo que sigue es una lectura rápida y seguramente algo cursi de esta supuesta comedia.

Es gracioso

Janie Orlean (Meryl Streep) es la presidenta de Estados Unidos, pertenece a un partido que la película se ocupa de no nombrar nunca. Su hijo, Jason Orlean (Johan Hill), es el jefe de Gabinete y Peter Isherwell (Mark Rylance) es el mayor donante de campaña, además de ser la tercera persona más rica de la historia de la humanidad y fundador y CEO de la empresa de tecnología “Bash”. La Doctora Kate (Jennifer Lawerence) descubre un cometa, al que nombrarán por ella “Dibiasky”, y el Doctor Randall Mindy (Leonardo DiCaprio) calcula que en seis meses y catorce días impactará contra la Tierra causando un evento de extinción similar o superior al que acabó con los dinosaurios. Tras el angustiante descubrimiento se contactan con la Nasa y llegan hasta Clayton «Teddy» Oglethorpe (Rob Morgan), jefe de la Oficina de Coordinación de Defensa Planetaria. Lxs tres llegan a la Casa Blanca con las terribles noticias y, para sorpresa de nadie que haya prestado atención al título, tanto la presidenta como el jefe de Gabinete prácticamente se les ríen en la cara y les dicen que van a esperar y ver, que reciben diariamente demasiadas advertencias de fin de mundo, además de que están ocupadxs con las próximas elecciones y el escándalo sexual que rodea a su candidato. No importa que sean científicxs, tampoco pertenecen a las universidades más prestigiosas. Lxs tres doctorxs vuelven de Washington con la desesperación in crescendo.

Recurren a los medios, a riesgo de violar la confidencialidad de la información. La prensa les cree y los manda a la televisión, al magazine más popular conducido por Brie Evantee (Cate Blanchett) y Jack Bremmer (Tyler Perry). La noticia más importante en ese momento es la separación de Riley Bina (Ariana Grande) y DJ Chello (Scott Mescudi). Luego de la reconciliación en vivo de la parejita, entran Mindy y Dibiasky al estudio para, entre cuasi ataques de pánico e histeria, ser minimizadxs por lxs presentadores. Todo termina con Kate colapsando en vivo y gritando el cada vez más cercano y temido “todxs vamos a morir”. Lo que sigue son memes, campañas de desprestigio en redes y el abandono de los periodistas. La voz de lxs científicxs, sobre todo la de la Kate, se va silenciando ante el ruido mediático. No importa la ciencia cuando los datos de audiencia y clics no acompañan. La mujer queda como “la loca que grita” y el Mindy permanece, en un lugar más que incómodo, gracias a ser un hombre blanco heterosexual. Los algoritmos hacen lo suyo.

Esta primera parte propone el ritmo de toda la película, de comedia liviana, con planos rápidos y juegos visuales para el impacto cómico. Pero la angustia crece en lx espectadorx que acaba de festejar Navidad con miedo por el aumento desmedido de los contagios de Covid en el país y la situación global que parece todo el tiempo descontrolarse por una pandemia que lejos está de haber terminado. Si está en Argentina, lx espectadorx además probablemente esté preocupadx por Chubut, por la Ley de humedales que no sale más, por el verano incipiente que promete nuevos incendios que acabarán con una enorme parte de la valiosa flora y fauna local. La desestimación de los discursos científicos (por ejemplo, en los movimientos antivacunas o incluso con los negacionistas de la misma pandemia) y la indiferencia ante el cambio climático y fenómenos naturales que pueden, y lo hacen, causar daños irreversibles en la vida en la Tierra es parte de la idiosincrasia humana contemporánea. Si la película parecía de ciencia ficción rápidamente se tiñe de un realismo abrumador.

Porque es verdad

No voy a contar toda la película, claramente. Lo importante es que el movimiento “no miren arriba” no se hace esperar luego de que Orlean y su jefe de Gabinete ofrezcan una “disculpa presidencial” a lxs científicxs, porque al final tenían razón. De la misión estatal para destruir al cometa y que no impacte a en la Tierra se pasa rápidamente a una para preservarlo y que llegue sano y salvo con todos sus componentes para producir tecnología. Es que cobra protagonismo el sector privado cuando el creador de Bash y su equipo de científicxs descubren la platita que podrían ahorrarse si el cometa llega efectivamente a la Tierra. Sin tanta sutileza pero sin ser grosera, la película se encarga de representar a la mayoría de los agentes sociales reales de nuestro tiempo incluidos el Elon Musk o el Jeff Bezzos correspondientes. Con la premisa falsa de que el cometa generará trabajo (así como supuestamente lo haría la megaminería en Chubut) la publicidad oficial convence a la mayoría. Las masas que no van a mirar hacia arriba sino hasta el último momento, cuando a días del impacto el cometa sea evidente, son las que sostienen la misión de “rescate” que pone en riesgo al planeta entero. Es que el movimiento “look up” atenta contra las libertades individuales, los derechos, y otros latiguillos de las Derechas que, finalmente, llevan a la humanidad hasta el límite de la extinción.

No voy a contar cómo termina, claro, pero no decepciona. La película es fiel a sí misma y a la forma de contar y lo que está contando, hasta el final.

Difícil calcular el impacto que puede tener entre lxs espectadores, que serán muchxs dados la llegada de Netflix y el impresionante cast, justamente porque es una “comedia” de circulación masiva, con un tono relativamente liviano, chistes un poco tontos y gags. Parece que en Twitter andan quejándose de que es un “panfleto progre”. La paradoja de la masividad, que la propia película representa a la perfección, no es evitable en este tipo de productos culturales. El film está bien hecho, bien escrito, bien actuado. Es respetuoso de su idea y, creo, del canal de circulación que eligió. No hacer este tipo de películas, no destinar algunos de los inmorales millones de la industria del cine a, al menos, intentarlo, siempre es una opción. Utilizar los medios de difusión para denunciar lo que los mismos proponen a diario es una de las estrategias que pueden elegirse. Tampoco hay tantas, vamos a decir. Es tan enorme la crisis que cualquier intento vale. Es de público conocimiento que Leonardo DiCaprio es activista ambiental y en una entrevista se mostró orgulloso de representar a un científico, de “darle voz”. No es menor legitimar el discurso de la ciencia en estos momentos. No es lo mismo intentarlo que no.

Sí, son épocas de angustia, de miedo, y algunxs dirán que es fácil jugar con eso, pero en ese sentido, la película –sin abandonar el tono de comedia– se toma en serio y propone al espectadxr un digno nivel de conmoción y reflexión. Mi sobrino está en la edad de la fascinación con los dinosaurios. Me cuenta, con la liviandad con la que me ha contado que un perro corrió a una paloma, que hace millones de años toda una forma de vida rica y diversa se extinguió y todo lo que existía como lo hacía no existe más. No se angustia, no visiblemente, porque es algo que pasó, y que básicamente es lo que hace posible que charlemos de los dinosaurios y juguemos a que pelean con Transformers. La negación de los discursos científicos nos está llevando a la extinción, es así. Si la mirada infantil se nos actualizara un poco y los años de vida nos permitieran hacer una mínima extrapolación, me gustaría creer que lo que ocurre en Don´t look up alguna vez será posible de evitar. Que los dinosaurios quedarán para jugar y las películas para reír no nos harán llorar.

Be the first to comment

Leave a Reply

Tu dirección de correo no será publicada.


*