
Entrevista Pedro Perucca
Desde Synco festejamos la 21° edición del Festival Buenos Aires Rojo Sangre, que comenzó el pasado jueves 3 y se extiende hasta el domingo 13. Para conocer más sobre las novedades de esta obligada cita cinéfila con las producciones de género, este año en formato virtual por la pandemia, charlamos con la escritora y editora de ciencia ficción Laura Ponce, que debuta en el BARS como jurado de la competencia iberoamericana.
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Desde este jueves 3 de diciembre y hasta el próximo domingo 13 se lleva adelante la 21° edición del Festival Buenos Aires Rojo Sangre (BARS, para los amigos). La primera edición de este encuentro cinéfilo que celebra, alimenta y defiende el cine de género se organizó en el año 2000 en la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA. Desde entonces, el BARS no ha parado de crecer, en cantidad y calidad, de la mano de una consolidación del cine de terror, la ciencia ficción y la fantasía de producción argentina y latinoamericana.
Este año, en el marco de la epidemia de coronavirus que golpea al país y al mundo hace más de nueve meses, el encuentro se realizará completamente por vía virtual, con la posibilidad de ver las películas en tres plataformas online (largos y cortos se van subiendo escalonadamente y quedan a disposición de los espectadores durante 72 horas), encuentros virtuales de fans, “fogones” donde se contarán historias de terror, entrevistas y mesas debate, Polémica en el BARS, podcasts y muchas otras opciones para posibilitar la interacción de los fans del festival, más allá de la virtualidad. También se definirá por la votación del público el mejor cortometraje, el mejor largometraje y el mejor largo de la “Competencia Bizarra”. Aquí la programación completa: BARS 21.
Para conocer algo más de esta edición 2020, entrevistamos a Laura Ponce, escritora de ciencia ficción y editora del género con Ayarmanot, quien también es integrante de Proyecto Synco, que este año fue invitada por primera vez a integrar el panel de jurados de la Competencia Iberoamericana de Largometrajes (junto a Sol Moreno y César del Álamo).
-Ya 21 años de BARS. ¿Desde cuándo lo seguís y cómo fueron tus primeros contactos con el festival?
-Lo sigo desde hace un par de años, sobre todo porque Flavio Greco Paglia, el que hace los posters del BARS hace varias ediciones, es un artista amigo de la casa, hizo varias tapas de revista Próxima y nos conocemos hace unos años. Así que empecé a seguir el festival por él. En alguna ocasión incluso los libros de Ayarmanot estuvieron en venta en el cine de calle Lavalle donde se proyectaban las películas, en esa otra época donde podíamos ir al cine.
-¿Cuáles te parece que son algunas claves para explicar no sólo la pervivencia sino el crecimiento de esta iniciativa? Desde Synco creemos que, más allá de lo divertidas o aterradoras que puedan ser estas producciones de género, siempre llevan consigo grandes potencialidades políticas. Aunque no sean explícitas, e incluso más allá de la calidad de la película en sí, portan una importante capacidad para poner en juego los temores y esperanzas de una determinada época. ¿Algo de esto te parece que incide en la consolidación del festival?

-En cuanto a la potencialidad política, estoy completamente de acuerdo. Hay distintos factores que hacen a la continuidad del festival que tienen que ver con esta necesidad de seguir produciendo, en sus distintos formatos, narrativas de ficción fantástica. Y en el terror y en el bizarro y en algunas formas de la ciencia ficción, sobre todo las que estas ediciones independientes pueden producir, creo que hay un potencial político para discutir los miedos sociales. Y creo que eso también se ve en las películas latinoamericanas, en obras de otros países que llegan para competir en el festival. Entonces creo que no se trata sólo de algo que nos pase como sociedad, en lo que hace a la generación de productos culturales en Argentina, sino de algo que pasa en toda la región, que puede ser distinto al cine español. El cine de terror español, que tiene muy buenas películas, tiene otros temas, me da la sensación. Y podemos pensar que El laberinto del fauno, que está dirigido por Guillermo Del Toro, implica otra mirada y otra lectura del terror y otros elementos en relación con lo que realmente asusta que los que maneja Latinoamérica. Menciono a El laberinto del fauno porque al ser una película de terror o fantástica ambientada en la Guerra Civil española, tiene un gran contenido político. Además por la forma en que se trabaja ese fantástico. Me parece una película extraordinaria.
-En un año de terror como 2020 pensar en un cierre con cine de género resulta más que apropiado. Más allá del evidente impacto en cuanto al formato del festival de este año, ¿te parece que la pandemia ya tiene algún reflejo en las temáticas de este año o ese impacto recién se verá el año que viene? Porque el tema de la peste y el aislamiento ya aparece en un par de los cortos que pude ver.
-Te diría que dos de las películas argentinas que compiten en la categoría de largometraje iberoamericano fueron realizadas íntegramente durante la cuarentena, durante el encierro, una toda filmada a distancia y la otra con el tema del encierro propiamente dicho. O sea, fijate si hay potencialidad política en lo que proponen discutir estas producciones, en relación con todo lo que nos pasó en este año.
-Entendemos que como jurado de la sección de producciones iberoamericanas no podés adelantar favoritismos, pero te pedimos una opinión general sobre la situación de las producciones que te tocó ver como jurado.
-En la categoría de las películas que tengo que ver como jurado hay nueve películas, cuatro argentinas y cinco extranjeras (Chile, México, Brasil y dos de España) y la verdad es que todas son muy interesantes. Recomiendo mucho prestarle atención a los cruces o diálogos con obras literarias y otras formas de narrativa, como los juegos de rol y, por supuesto, ver todo lo que nos llega desde Latinoamérica, porque es una oportunidad única para verlo.