
En esta nueva entrega de Los Nuevos Apócrifos. Guía de ciencias extrañas y creencias ocultistas, John Sladek se ocupa de recorrer la larga historia de trucos que hasta algunxs niñxs utilizaron engañar a los investigadores y hacerles creer en la percepción extrasensorial. Naipes especiales, dados, telepatía, juegos de zalón e investigaciones militares poco serias en este capítulo. Hace algunas semanas comenzamos a reeditar esta joya originalmente aparecida en español en la revista argentina de ciencia ficción El Péndulo y esperamos completar el libro en 24 entregas.
Traducción: Carlos Gardini. Dibujos: Alfredo Grondona White. Transcripción: Pedro Perucca
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OTRAS ONDAS CEREBRALES
El doctor S. G. Soal, un matemático, es la contrapartida británica del doctor Rhine. Así como Rhine tenía a su Linzmayer, Soal tenía otra estrella favorita, Basil Shackleton. De acuerdo con Arthur Koestler (1), Soal era original mente escéptico con respecto a la ESP; puso a prueba a 160 sujetos, incluido Shackleton, sin llegar a ningún resultado interesante. Esto debe verse como la misma clase de «escepticismo» con que un Edison trataría de descalificar la luz eléctrica. Nadie trata de descalificar una teoría tan compleja como la ESP con cinco años de investigación exhaustiva.
La conversión de Soal se produjo en 1939, según dice, cuando alguien lo persuadió de mirar no sólo los aciertos sobre los naipesobjetivo, sino los aciertos sobre el naipe siguiente. En esta situación:

hay un solo acierto sobre el objetivo, pero tres aciertos sobre el naipe siguiente. lo cual podría indicar un grado de precognición. Soal estudió los registros de los resultados medios de Shackleton en busca de estos «aciertos + 1» y caramba, el número era elevado. Que el test no estuviera diseñado para buscar esos resultados no fue un obstáculo para sus conclusiones triunfales. Esto es como construir un cohete espacial y cuando falla y se hunde en el mar, llamarlo submarino.
A partir de entonces Soal fue un creyente, y sus condiciones experimentales sufrieron un lento deterioro con los años. Empezó por ampliar su red de intereses, buscando aciertos +2, +3 y aciertos sobre naipes anteriores (aciertos -1, -2 y -3). Desde luego esto multiplicaba las probabilidades de encontrar aciertos significativos.
La idea puede ilustrarse comparando conjuntos de números azarosos, tomados de tablas deliberadamente confeccionadas para presentar una distribución caótica y casual. Yo tomé dos conjuntos de 400 números azarosos de una tabla de este tipo (2), los dividí en diez «series» de cuarenta números cada una, y comparé cada serie buscando aciertos -2, -1, directos, + 1 y + 2. Según las pautas de algunos parapsicólogos, las probabilidades en contra de esto son 100.000: 1. En realidad son 2.000: 1. ¿Puede ser mera coincidencia? Sí.
Los experimentos de Soal con Shackleton se realizaron en condiciones muy estrictas. El agente (A) y el sujeto (S) estaban en cuartos contiguos, cada cual observado por un experimentador (EA y ES). A estaba sentado a una mesa frente a EA. Entre ellos había un tabique con un agujero. EA tomaba un número de una secuencia azarosa preparada por Soal y lo mostraba en el agujero. Los números iban de 1 a 5. A previamente había puesto ante él cinco naipes con figuras de animales, ocultas a la vista de EA. Cuando el número aparecía en el agujero. A volvía la carta de la posición indicada y empezaba a «transmitir». En el otro cuarto, cuya puerta estaba entornada. S anotaba lo que «recibía», mientras ES lo observaba. Después de cincuenta pruebas, los cinco naipes de A se volvían y la posición era consignada por EA en presencia de testigos. Luego las tablas de números azarosos, el registro de EA y el registro de S eran encarpetados y despachados al profesor C. D. Broad de Cambridge.
Estas condiciones parecen suficientes para impedir engaños, pero Hansel ha mostrado tres modos en que aun este test podía falsificarse, G. R. Price, un asociado de investigación médica, ha mostrado otras seis maneras. (3)
Soal experimentó así con Shackleton y otros sujetos, pero sus controles a menudo eran menos estrictos que los mencionados. Durante una serie de experimentos, un agente miró por el agujero del tabique y vio a Soal, que estaba actuando como EA escribiendo en la hoja preparada de números azarosos. Más tarde Soal declaró que simplemente estaba ordenando algunos números, pero existe la posibilidad de que estuvieran ayudando a alguien a obtener mejores resultados. Fuera como fuese, un experimento descuidado no puede utilizarse como evidencia científica de ESP. En 1939 la posibilidad de fraude en las investigaciones de Soal era una nube en el horizonte, no mayor que una mano (de cartas ESP). Pero en 1955 había crecido transformándose en un cielo encapotado.
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CHIQUILLADAS
De 1955 a 1957, Soal usó sus naipes con animales con dos niños galeses de trece años. Él y su asociado Bowden ponderaban mucho los experimentos y los describieron detalladamente en un libro. (4)
Un niño demostró pasmosos poderes para adivinar los naipes vistos por su primo en condiciones diversas, incluso cuando estaban detrás de biombos o con un campo de distancia entre ambos. Logró 21 aciertos sobre 25 naipes; las probabilidades de lograr un resultado tan alto son de 2 x 1012 contra 1. A los niños se les ofrecían pequeñas sumas de dinero por los resultados altos.
En un momento Soal los sorprendió utilizando un código de toses, crujidos de silla y moqueos, increíblemente, los experimentos no cesaron. Después de una reprimenda y una demora de cuatro meses, la serie continuó. Como lo expresaron Soal y Bowden, «¿Por qué armar un escándalo indebido por una mera travesura infantil?».
Cuando los experimentos se reiniciaron, los resultados fueron nuevamente altos. Los críticos y escépticos presenciaron muchas demostraciones y confesaron que no podían detectar la utilización de ningún código. Los niños tenían buenos resultados en todas las condiciones, excepto cuando no podían oírse entre sí.
Soal daba por sentado que era más probable· encontrar ESP entre la población rural, más «primitiva», y los niños. Una esperanza favorita de los parapsicólogos es que la ESP sea una característica «perdida», más común en los niños, Jos primitivos y los animales.

Hansel señaló que los niños y los animales tienen otra habilidad especial que han perdido los adultos: la captación aguda de sonidos de alta frecuencia. Realizó una «demostración de ESP» por su cuenta, reproduciendo las condiciones de Soal con otros sujetos de Gales. Dos niñas, de ocho y nueve años, estaban a unos quince metros de distancia en un campo. Un biombo impedía que la sujeto viera a la agente; ambas eran observadas por testigos críticos que no detectaron ningún código. El resultado fue 16 sobre 25. Una segunda prueba, con un niño, dio 23 sobre 25.
Luego Hansel explicó el truco. Tenía un silbato para perros de alta frecuencia, del tipo «silencioso», en el bolsillo, y podía hacerlo sonar apretando un bulbo de goma.
Acordé con la agente que en cada ensayo yo emitirla sonidos con el silbato hasta que ella me indicara que parase haciendo un pequeño movimiento con el pie, cuando hubiera oído el número requerido de sonidos de acuerdo con un código preestablecido. El (sujeto) también oía el silbato. (5)
Sin embargo, ninguno de los adultos presentes los oyó. Los sonidos de alta frecuencia (que pueden ser producidos por un silbato para perros, e incluso por un niño silbando entre dientes) no son captados por muchas personas de más de cuarenta años. Soal y Bowen ya tenían setenta en esa época. Parece seguro que los niños, oriundos de una zona de ovinos, habían visto usar silbatos silenciosos en el adiestramiento de los perros ovejeros.
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CREYENTES FERVOROSOS
Una lista de personas pro ESP hoy incluiría los nombres de muchos eruditos y científicos eminentes, incluyendo a Arthur Koestler, sir Cyril Burt y H. J. Eysenck. Koestler y Burt (6) piensan que la ESP puede estar relacionada de un modo fundamental con la naturaleza de la materia y el tiempo. Si un electrón parece capaz de estar en dos lugares al mismo tiempo, razonan, lo mismo podría ocurrir con un pensamiento.
Pero si los pensamientos son capaces de dar saltos cuánticos de un lugar a otro (y de un tiempo a otro), todas nuestras nociones de causa y efecto deben ser erróneas. Y en tal caso, la ciencia convencional debe desecharse, y por supuesto las investigaciones sobre ESP, que son ciencia convencional, deben desecharse también. Lo cual nos dejaría sin fundamentos para creer en el ESP. Es una paradoja interesante.
Koestler promueve la ESP enumerando nombres importantes (todos los pasados presidentes de la SPR, con todos los títulos junto a sus nombres), tal como las fábricas de cigarrillos publicitaban que fumar era saludable con testimonios de celebridades del deporte. También cita a Eysenck. cuando dice que o bien la ESP existe o bien hay una «Conspiración gigantesca» en la que están involucradas decenas de universidades y científicos respetados. Eysenck mismo es un psicólogo respetado, pero eso no le ha impedido hacer esa declaración más bien tonta.
El criterio de «esto o lo otro» no viene al caso. Lo cierto es que se han realizado toda clase de experimentos insatisfactorios con ESP, dirigidos por hombres de la mayor reputación. Hay por lo menos siete posibilidades que Eysenck no ha mencionado, experimentos en los cuales:
1. Las condiciones permiten la transmisión inconsciente de pistas del agente al sujeto.
2. El sujeto puede hacer trampa.
3. El agente puede hacer trampa.
4. Los resultados no son azarosos porque la información-objetivo tampoco es azarosa (es decir, está deliberada o accidentalmente codificada).
5. Las estadísticas «buenas» han sido seleccionadas entre tandas promedio (la Tierra también es plana, en ciertas partes).
6. Las condiciones permitían que los errores de anotación elevaran los resultados.
7. Todas las condiciones eran escrupulosamente correctas, y no hubo indicios de ESP.
Nótese que ninguna de estas posibilidades implica la menor conspiración, ni siquiera un complot de dos personas (como parece haber sido el caso de los niños galeses de Soal).
Koestler deja el tema de los tediosos experimentos con naipes y cuenta un experimento de la década de 1880, realizado por dos hombres respetados que intentaron transmitir 246 dibujos a «sujetos dotados». (7) He rastreado las seis transmisiones exitosas que rastreó Koestler (véase la figura 15-1). Se dijo que diez más también habían sido exitosas. También hubo «éxitos parciales», pero eran difíciles de verificar con cualquier criterio.

En cuanto a los dibujos de la figura 15-1. no tengo la más peregrina idea de cómo llegaron a transmitirse. Lo raro en ellos es el tipo de errores cometidos por el sujeto, pues se trata de los errores típicos de alguien que ha memorizado apresuradamente un conjunto de dibujos y los reprodujo más tarde. Si la ESP fuera un proceso cognitivo, cabría esperar errores cognitivos (por ejemplo, la copa transformada en taza); si fuera una especie de fotocopiado mental, cabría esperar aproximaciones imprecisas o temblequeantes a las formas originales. Pero la que se encarga de estilizar las figuras, invertir las partes poco importantes y transformar las elipses en círculos es la memoria:
En cambio, la Figura 15-2 (tomada de Mente a mente, de René Warcollier) (8) muestra errores de tipo cognitivo y brinda un argumento mucho más convincente a favor de la transmisión telepática de figuras. Warcollier también muestra las transmisiones donde sólo se reciben partes de figuras, donde hay partes confusas y donde se reproduce la forma de la figura pero no se transmite el verdadero objeto. Si esos hechos se hubieran realizado en condiciones experimentales controladas, constituirían una evidencia poderosa a favor de la ESP. Lamentablemente, como la transmisión de imágenes de Upton Sinclair (9) la mayor parte de los dibujos de Warcollier se realizaron en condiciones de salón, y por lo tanto sólo tienen una importancia anecdótica.
Retomando el tema de la grandeza. Koestler comenta una demostración dirigida por Gilbert Murray (doctor en leyes, doctor en letras, Orden del Mérito), no sólo el más destacado estudioso de los clásicos de su época sino que (…) redactó el Acta de la Liga de las Naciones. y recibió honores de las sociedades cultas de todo el mundo. (10)
El profesor Murray salía del cuarto mientras alguien elegía un tema y lo anotaba. El tema era generalmente una cita, una escena literaria o un dato de actualidad. Murray anotaba lo que había recibido. y ambas notas se cotejaban. Como todos los «agentes» eran sus amigos íntimos y su hija, no debería asombrarnos que muchas respuestas fueran correctas. De hecho, el sesenta por ciento constituía una «evidencia», según la opinión de ellos. Un ejemplo de respuesta atinada es el tema «hundimiento del Lusitania». Conviene señalar que estos experimentos se iniciaron en 1916, un año después de este acontecimiento histórico. Es un tema tan difícil de captar como el pensamiento «la batalla de Waterloo» en 1816. Hansel, como de costumbre, tiene la última palabra.
Si el éxito de Murray se debía a la telepatía, no habría tenido dificultad en convencer a los escépticos utilizando la demostración en vez de la discusión y la persuasión; pero (…) no hizo ningún intento de exhibir sus habilidades en condiciones experimenta les razonables. (11)
¿Es posible que, en definitiva, el profesor Murray sólo estuviera practicando un juego de salón?
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LA ESP HOY
Koestler menciona un experimento en el Maimonides Medical Center, Nueva York, en la década del 60, la tentativa de los doctores Krippner, Ullman y asociados de inducir sueños telepáticos en los sujetos, utilizando lecturas de electroencefalogramas para saber cuándo estaban soñando. No menciona resultados valiosos.
En 1963 la Fuerza Aérea de EE.UU. usó una computadora para dirigir un experimento del tipo Rhine-Soal, pero en condiciones más estrictas. La computadora VERITAC generaba números azarosos (del 0 al 9) para ser utilizados como objetivos. Estos eran exhibidos de a uno por vez en una consola del cuarto del agente. El agente no podía hacer más que mirar cada número, concentrarse y tener esperanzas de transmitirlo. En otro cuarto, el sujeto indicaba la respuesta apretando un botón. Automáticamente se registraba la respuesta, se la comparaba con el número-objetivo, se computaba el resultado hasta el momento, y se mostraba el próximo número al agente. VERITAC y los números azarosos que generaba eran chequeados.
Basándose en la teoría de que los creyentes podrían obtener mejores resultados que los escépticos, los experimentados dividieron a los sujetos según ese criterio. Se Los sometió a tests de clarividencia (nadie en el cuarto del agente), precognición (captar el dígito siguiente) y ESP general. Después de 55.000 pruebas, ningún grupo había producido un resultado que fuera significativamente superior o inferior al promedio y la diferencia entre los resultados de ambos grupos también fue poco significativa.
El doctor Helmut Schmidt, el físico que sucedió al doctor Rhine como director del Instituto de Parapsicología de la Universidad Duke, ha diseñado dos sagaces artefactos para investigar poderes paranormales, ambos con mecanismos para generar secuencias azarosas. Uno tiene la función de sondear la precognición. Parece una caja con cuatro luces y cuatro botones. Las luces fluctúan al azar y el juego consiste en adivinar cuál será la próxima en encenderse y apretar el botón correspondiente.
Dentro de la caja hay un sofisticado generador de secuencias numéricas azarosas que usa desintegración radiactiva de estroncio 90 y rápidas conexiones electrónicas para distribuir parejamente los impulsos entre las cuatro luces. Los botones están diseñados de tal modo que sólo funcionan cuando sus respectivas luces están apagadas, para impedir un engaño obvio. El número de ensayos y aciertos es registrado automáticamente.
Schmidt confrontó el mecanismo azaroso de la caja con las secuencias azarosas generadas por una computadora y también hizo la prueba de apretar continuamente un botón. Ambos métodos sólo produjeron el previsible resultado medio de un acierto cada cuatro pruebas.

En un experimento (63.066·pruebas) el número de aciertos superó en 652 al atribuible al azar. Las probabilidades de obtener un resultado tan alto son de 200 millones contra 1. En un segundo experimento, los sujetos podían elegir entre «acertar» o «errar» deliberadamente. Esta vez el resultado fue aún mejor, con probabilidades de 10.000 millones contra una.
Creo que éste es el primer indicio convincente de precognición. Incuestionablemente, el aparato de Schmidt emite información azarosa. Es casi seguro que ninguno de los sujetos sabía cómo funcionaba el aparato, de modo que parece improbable que pudieran influir en él por medios normales. Puede existir una pequeña posibilidad de que uno de ellos hubiera alterado el registro de «aciertos», pero también esto parece improbable. Si así fuera, o si los dos tests representaban una simple variación estadística, los futuros tests desde luego pondrán las cosas en orden. De lo contrario, veo sólo dos posibilidades:
1. Que algunas personas sean capaces de detectar patrones complejos en datos aparentemente azarosos, o
2. Que algunas personas sean capaces de ver el futuro, al menos un 0.00000025 de segundo, y cuando menos una vez cada 175 ensayos.
La otra máquina de Schmidt realiza un test sin dados para investigar la PK. Al sujeto se le muestra un círculo de luces, también operado por desintegración radiactiva. La luz salta de una lámpara a la siguiente, un paso por vez. El paso puede seguir la dirección del reloj o la contraria; esto se determina al azar. Se pide al sujeto que «obligue’ a la luz a moverse hacia un lado o el otro (la dirección elegida es constante para todos los ensayos).
Al principio experimentó con 18 personas y descubrió que casi todos los resultados eran inferiores al promedio; la luz se movía con más frecuencia en la dirección contraria a la elegida. En otro test, 15 personas realizaron 32.768 pruebas y un 50.9 por ciento fueron negativas. Las probabilidades de que un resultado sea tan bajo son 900: 1.
Schmidt luego confrontó a un sujeto de resultados altos con un sujeto de resulta dos bajos, comparando sus respuestas a 6.400 ensayos. El primero obtuvo un 52.5 por ciento de respuestas correctas (probabilidades en contra 16.000:1) y el segundo un 47.75 de respuestas correctas (probabilidades en contra 3.000:1). Schmidt señala que las probabilidades de una diferencia tan grande en los resultados son de 10 millones contra 1, pero esta estadística me parece peculiar. Debería señalarse que en conjunto, los dos resultados muestran 12.800 ensayos y 6.416 aciertos y que las probabilidades contra un resultado tan alto son 13: 1. Uno tiene que ser especialmente cuidadoso al usar estadísticas de este tipo. y al tratar de relacionarlas con La realidad. Por ejemplo, las probabilidades en contra de que un norteamericano tenga un número de seguridad social cuyos dígitos sean todos iguales, como 777-77-7777, son 1.000 millones:1, y sin embargo varios norteamericanos deben tenerlos.
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LA GRAN IDEA
Transmisión del pensamiento, conocimiento del futuro y control del mundo físico mediante el pensamiento son por cierto habilidades deseables. En la actualidad, sin embargo, son sólo ideas metafísicas. Cuarenta años de investigación de ESP hasta ahora no han dado evidencias concluyentes de que existan, y menos aún de describir sus propiedades. Los experimentos de Schmidt hasta ahora sólo han indicado que existe alguna relación entre los actos humanos deliberados y los acontecimientos en un nivel subatómico a poca distancia en el futuro. Es una idea interesante, pero su verificación, y su significación deben confiarse a nuevas investigaciones.
La hipótesis de la ESP exige un agnosticismo saludable. Es tan porfiado el escéptico que la considera imposible como el creyente que insiste en tenerla. Si en definitiva resulta existir, violando leyes fundamentales de la física, tanto peor para esas leyes. Si, por el contrario, no se demuestra nada en los próximos cuarenta años, eso no desalentará la larga marcha de la investigación de la ESP en su… ¿qué? ¿Camino a la comprensión? ¿O circulo de noria?
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Parte 1.1 Parte 1.2 Parte 1.3 Parte 2.1 Parte 2.2 Parte 2.3 Parte 3.1 Parte 3.2 Parte 3.3 Parte 4.1 Parte 4.2 Parte 4.4
Fuente: “Los Nuevos Apócrifos” (R) John Sladek. En El Péndulo Nro 6. Segunda Época, de enero de 1982, Se puede acceder a la versión original en PDF en este link.

Notas Bibliográficas
1 Arthur Koestler, The Roots of Coincidence (Londres, Hutchinson. 1972). págs. 38-41.
2 M. G. Kendall & B. Babington Smith, Tracts for Computers Nº XXIV (Cambridge University Press, 1960).
3 G. R. Price, “Science and the Supernatural”, Science 122, no. 3165, 26/8/1965.
4 S. G. Soal & H . T. Bowden, The Mind Readers (landres, Fa ber, 1959).
5 Hansel, pag. 148.
6 Koestler, Roots, 50-81; Sir Cyril Burt, »Psychology and Parapsychology», en Science and ESP, pags. 76-141.
7 M. Guthrie & J. Birchall, Journal of the Society for Psychical Research, vol. 2. pags. 24- 42 y vol. 3. pags. 424-52 .
8 René Warcollier, Mind to Mind (Nueva York, Collier Books. 1963), pag. 64.
9 Upton Sinclair, Mental Radio (Pasadena, Upton Sinclair, 1930).
10 Koestler, Roots. pag. 3 5.
11 Hansel, pag. 37
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