«Creo que de ésta vamos a salir mejores todes»

Por Marcelo Simonetti
Marcelo Simonetti entrevistó para Sonámbula a Federico Ghazarossian, héroe del bajo de bandas históricas como Don Cornelio y Los visitantes, que hoy forma parte de Acorazado Potemkin y Orquesta Los crayones. Las estrategias ante la epidemia, los nuevos proyectos, los amigos del mundo musical y mucho más.
.
Me subí al tren de Los Visitantes cuando salió Espiritango en 1994. Escuchaba Don Cornelio pero era muy chico para ir a verlo y Salud Universal me entró después. Entre ese año y el siguiente dos de las tres bandas que seguía eran Reincidentes y la banda donde estaba Federico Ghazagossian. Las caras del público de Reincidentes eran una pequeña porción del público de Visitantes. Con esos, nos veíamos seguido. Y era un gran ambiente de comunión. Más allá del histrionismo de Palo, a mí siempre me pareció que Los Visitantes podían cambiar de músicos y ser Los Visitantes, pero el que no se podía ir era Fede. Con el correr de los discos y el cambio de rumbo dejé de seguirlos como hacía a Prix D’ami, en Cemento, en el Roxy o donde tocaran.
Un par de décadas más tarde me reencontré con la misma imagen de Fede arriba del escenario, con esa solidez de columna vertebral que transmite. Y lo lindo es que Fede toca el bajo en Acorazado Potemkin junto a Lulo Esain y a Juan Pablo Fernández, que cantaba en la otra banda que seguía en los noventa. Si arriba del escenario Fede transmite esa sensación de muralla impenetrable con el bajo, abajo es pura sensibilidad, honestidad y afecto.
Siendo, como es, un personaje fundamental en la historia de nuestra música popular y de la contracultura a lo largo de más de 30 años, con presencia en bandas de gran vuelo artístico y personalidad, le propuse éste recorrido por pasado, presente y futuro para Sonámbula.
-¿Cómo te trata la cuarentena? Emocionalmente y también como músico. No salir a tocar debe ser un problema económico y también debe hacerte ruido.
-En lo personal bien. Es una situación extraña porque además quedó varado en casa un amigo músico que vive en el valle medio de Río Negro. Así que nos pusimos a tocar todos los días, primero sacando sus temas, después hicimos algunos covers y terminamos componiendo unas canciones/videos y nos pusimos un nombre: 23. Por otro lado, me puse a estudiar un poco más de música con el contrabajo y cosas relacionadas en mejorar , expandir el mundo de los agudos y el sonido. Ecribí un par de canciones y limpié como nunca mi casa. En cuanto a la parte económica, sí, ¡un desastre! Y el vivo se extraña mucho, porque para mi siempre es como una pista de despegue.
-¿Fueron difíciles los 80 o hay un mito alrededor de eso? ¿Con tu familia fue complicado? ¿Te acordás de algo de Don Cornelio o era un caos? ¿Era más lindo, más emotivo, ser músico en esa época que ahora?
-En este país siempre fue difícil ser músico. Y además veo que hoy, si sos joven, cuesta mucho más. En los 80 era parecido, aunque a Cornelio le fue muy bien. Sacamos el primer disco y fue un hit, lo pasaban en todos lados… Esto fue muy nuevo para mí que tenía 20 o 21 años. Mi familia me apoyó siempre y de Cornelio tengo hermosos recuerdos porque estábamos en un momento de mucha unión, de ir contra todo pase lo que pase. Ahí me empecé a enamorar de la cocina musical, de la creación en conjunto, de la fuerza de un grupo de personas que genera algo nuevo. La música no tiene un tiempo como el que pensamos, siempre se renueva en cada canción o letra, en sus armonías y sus vueltas rítmicas. Con el tiempo siento que es algo que no se gasta nunca y que siempre te dispara algo nuevo. Es como un alimento para mí, no tiene tiempo…
-¿Escuchás música como antes o ya no? ¿Ves bandas?
-Sí escucho música como siempre y trato de agrandar cada vez más la discoteca de mi cabeza, con diferentes ritmos y estilos. De todo. Veo bandas. Cuando tocamos con Potemkin veo a todos con los que compartimos escenario y también voy a ver cosas puntuales que me gustan.
-¿Aquello que escuchábamos cuando éramos pibes, ¿sigue sonando o es una nostalgia afectiva nomás y cuando elegimos qué escuchar no aparece?
-Todo lo que escuché suena o aparece en algún momento en la cabeza, en el cuerpo. Hay como un registro musical en el cuerpo. Y cuando elijo algo nuevo, obviamente sale una cantidad de información, derivada de todo lo ya escuchado, de haber laburado el instrumento, etc. Eso que escuchabas de pibe capaz que ya no lo escuchas tanto como antes, pero cada tanto te das una vuelta por ahí.
-¿Es fácil hacer amigos en la música o pesan más las formalidades y las mezquindades?
-Yo tengo amigos de todo tipo. Obvio me relaciono más con musiques porque toco hace mas de 30 años y tengo también muy lindos amigos ahí.
En la música, como en cualquier ámbito, te podés cruzar con todo tipo de personalidades y ahí elegís.
-¿La música es un arte colectivo o individual?
-Para mí es un arte colectivo, es lo que más disfruto. Porque salís de tu punto de vista y llegás a otro mucho más rico y con sabor a nuevo. Creo mucho en eso de que cada uno pone algo propio y se arma una torta nueva y riquísima. Para que suceda esto también tiene que haber personas abiertas y generosas. ¡Amo el arte colectivo!
-¿Cuando componés, sabes lo que querés o las melodías aparecen solas?
-Pasa de todo. A veces aparecen melodías y en otras te rompés la cabeza durante días hasta que lograr cerrarla o te salen las palabras justas instantáneamente. Es como que siempre se manejan formas diferentes y eso me divierte.
-Pasaste por varias bandas y momentos históricos ¿Son más los momentos donde te preguntaste “que hago acá” o los momentos donde sentiste que estabas en el lugar correcto?
-¡Muchas veces me pregunte eso! Cuando grabamos el primer disco de Cornelio, me parecía que estaba en una nave espacial. Lo mismo cuando subimos al primer Obras, abriendo un show de Fito Páez. Antes de subir esta toda la gente coreando su nombre y me hice esa pregunta, pero también pensé después que es parte de lo que tengo que hacer.
-¿El tango llegó un día o estuvo siempre?
-Siempre estuvo el tango. Desde muy chico en mi casa se escuchaba, se cantaban tangos. Después en la adolescencia lo corté completamente, capaz que por eso de alejarte de lo que te pasaron tus viejos. ¡Pero a los 21 volví con todo a escuchar tango!
-¿Cuántos proyectos llevas adelante en éste momento? Yo conozco tres, el último es el que creo que nació durante el aislamiento.
-Actualmente estoy en 2 proyectos: En Acorazado Potemkin, en Orquesta Los crayones y en Ezequiel Uhart y Los Monotributistas. Lo de 23 esta recién empezando y tenemos el problema de la distancia. Pero tenemos muchas ganas de tocar, así que capaz que algún día me vaya para el Valle.
-Apenas un par de meses antes de la pandemia habían presentado Piel con Acorazado. Hace un mes el disco de Los Crayones. Era un momento donde se venía mucho laburo y gira que quedó congelado. ¿Cómo te sentís con los dos discos, que están todavía frescos?
-¡Muy contento! Creo que con Piel dimos un lindo giro de tuerca, trabajando mucho los espacios y el silencio. También tiene la impronta de eso que se hace rápido. Teníamos poco tiempo y tuvimos que exprimirnos de una manera urgente… y me encantó el resutado. Y el disco de Los crayones, también tiene un poco esa impronta de velocidad.
-¿Escuchas tus discos?
-Muy poco. O sea, cuando trabajás las canciones y ensayás, las tocás en vivo, las grabás… ¡Están siempre como sonando en tu cuerpo! Te queda esa sensación.
-¿Hiciste todo lo que querías o tenés cuentas pendientes en la música?
-Tengo infinitas cuentas pendientes, por suerte. Con otros estilos de música, ritmos, composición. ¡Ésto no acaba mas! ¡Es una tierra muy fértil la música!
-¿Tenés idea de lo que viene o para el músico esto es una pausa que parece eterna?
-No tengo idea y ojalá que esto termine pronto. Por otro lado, como te dije antes, me gusta tomar esto como una pausa para pensarse, sentirse, armarse, amarse y volver a volar. ¡Creo que vamos a salir mejores todes!
Aunque a veces nos cueste, es parte de a vida que nos toco vivir. Claro que la situación me llama la atención y no la esperaba, pero entonces hay que buscarle la vuelta para que nos sirva a cada uno y después a todes.
Foto Nora Lezano