La gente detrás de las ventanas

Por Marcelo Simonetti

Marcelo Simonetti comparte una reflexión sobre esos extraños seres que pueblan los grupos de WhatsApp o de Facebook de «vecinxs» de diversos barrios que viven pegadxs a sus respectivas ventanas, obsesionados por la inseguridad, controlando los movimientos de cada persona que atraviesa su campo visual, sospechando, indignados, pidiendo mano dura, intervención policial, linchamientos.

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Una vez me avisaron que en un grupo de Facebook había un “señor mayor” que estaba “escrachando” a los empleados del Banco Provincia de Ramos Mejía porque “se negaban” a cobrar impuestos.

Pedí entrar a ese grupo para molestar a ese señor. No solo para explicarle que desde que empezó la pandemia el Estado y nuestros empleadores no quieren que cobremos impuestos. Que no es nuestra labor. Para molestarlo.

Lo más interesante es que al entrar a ese grupo descubrí un mundo nuevo. Se llama “Vecinos en Alerta Ramos Mejía”. Lo administra un tal Daniel Brancamonte o Bracamonte” (el apellido me resulta tan rústico porque era el de un jugador de Boca), un señor que estaba “harto de la inseguridad” que ahora es candidato de Cambiemos. O Juntos Por El Cambio. O Juntos. Me perdí.

La cuestión es que, como les decía, descubrí un mundo nuevo. Se trata de gente que, entiendo, debe ser alimentada por una sonda o algo así. Porque viven atrás de sus ventanas. Gente que ahorra dinero para gastarlo en su hobby favorito: cámaras. Quieren cámaras.

Deben vivir atrás de la ventana y al costado un grupo de monitores, cada unx con decenas de cámaras de varias cuadras a la redonda.

Entonces ponen en el grupo cosas como: «Anoche a las tres de la mañana vi una camioneta gris chapa XM1743 qué pasó tres veces por la calle tal intersección tal. No se puede vivir más».

O: «Hace cuatro días que un hombre con el mismo pantalón y la misma remera pasa a las 14 por la vereda de enfrente de mi casa». Yo pienso que le debe resultar sospechoso que alguien salga del trabajo siempre a la misma hora y pase por el mismo lugar. Porque ésta gente no trabaja. No sabe cómo es esa rutina porque viven ahí, atrás de sus ventanas. ¡Y ojo que son muchísimos!

Estimo que harán caca en un balde ahí mismo, al lado.

De vez en cuando comentan algún robo real. Esas son las publicaciones más lindas. ¡Porque se enojan un montón! No saben cómo se indignan.

Se indignan porque, claro, cómo ellos viven ahí en las ventanas piensan que ese es el tipo de cosas que suceden del otro lado. En la vida, digamos. Allí hay gente que es robada. Del otro lado de la ventana, a la gente la asaltan. No sucede otra cosa. Le roban.

Entonces piden policía. Pena de muerte. Penas más duras. Que basta de corrupción. Que hay que matarlos a todos.

Hace poco el administrador Bracamonte, movido por su percepción de la vida vista como crimen perpetuo, organizó una marcha. Y todo el resto de los seres que viven en las ventanas festejaron la iniciativa. Después estaban todos muy tristes porque la convocatoria fue un fracaso. Era de esperar, claro, porque es difícil que esos seres que viven en las ventanas abandonen sus puestos. Nada es más importante que las ventanas.

A veces creo que no son personas. O mejor dicho, que no nacen como nosotros, después de que dos seres cogieron, a los nueve meses, de una mujer. Creo que ya vienen con las ventanas. Que nacen ahí, como las termitas, como la humedad. Que no conocen otra cosa más allá de esas ventanas para ver sospechosos y delitos contra la propiedad. Tampoco me imagino cómo se reproducen. Porque no creo que miren las ventanas de a dos. Y no creo que ninguno de esos seres abandone en algún momento su ventana para ir a coger a otra ventana. Sería una pérdida de tiempo. Pueden pasar muchas cosas peligrosas en la calle durante ese lapso.

Quizás se trate de organismos que debiéramos considerar como extensiones de las ventanas. De esas cosas desde donde se puede ver el mundo. Una especie de organismos unicelulares que se auto reproducen y se extienden por el territorio.

Son dudas que tengo. De lo que no tengo dudas es de que gracias a ese señor mayor encontré en “Vecinos en Alerta Ramos Mejía” un fascinante mundo nuevo que nunca antes había imaginado y que, por lo que se, hasta el momento no ha sido documentado por el Discovery Channel o La Aventura Del Hombre.